VW CADDY GNC
Rentabilidad y sostenibilidad están detrás de esta versión Caddy TGI Bifuel que utiliza GNC para ofrecer bajas emisiones y unos costes de explotación reducidos, junto al atractivo de un chasis Maxi que proporciona habitabilidad y espacio para siete plazas
Las energías alternativas comienzan a aparecer en el territorio de los vehículos comerciales. Este Caddy propulsado por gas natural comprimido es una de las primeras opciones.
Ahora que los motores diésel caen en desgracia por su nociva contribución al medio ambiente, el combustible que se apunta como una solución viable y con mayor futuro de manera inmediata, sobre todo en vehículos de utilización profesional y por ello de uso intensivo, son las mecánicas que funcionan con gas natural. Un combustible del que existen reservas inagotables en la naturaleza y que además puede generarse mediante la transformación de los residuos urbanos.
Ante este panorama los fabricantes de vehículos industriales han dirigido el desarrollo de sus nuevas mecáni- cas hacia propulsores que funcionen con este combustible. Este es el caso de este VW Caddy TGI, un modelo bifuel que combina el GNC y la gasolina y cuenta con calificación Eco pues tiene un nivel de emisiones de tan solo 112 gr/km de CO2, lo que representa un 25 por ciento menos de dióxido de carbono y un 90 por ciento de óxidos de nitrógeno comparado con un diésel convencional.
Esto le otorga la misma consideración que muchos vehículos híbridos y le permite salvar las restricciones al tráfico que se establecen por motivos de contaminación, además de ciertas ventajas a la hora de aparcar en las ciudades.
En este modelo con tecnología Bluemotion, VW parte de una mecánica a gasolina, en este caso de un bloque de 1,4 litros, cuyo sistema de inyección se ha modificado para poder utilizar también Gas Natural Comprimido (GNC). Para ello cuenta con cuatro depósitos situados bajo la zona central del vehículo, sin que ello suponga una pérdida de espacio en el interior.
La capacidad de GNC es de 26 kg en el caso de las versiones cortas y de 37 kg en las variantes Maxi, con lo que se consigue una autonomía en torno a los 600 km con un consumo medio de 4,1 kg/100 km. La utilización bifuel se consigue con la presencia de un depósito de gasolina de 13 litros de capacidad, que sirve como solución de urgencia cuando no tengamos cerca suministro de GNC y estira el alcance hasta los 740 km.
Aunque técnicamente el arranque del motor se realiza con gasolina, de forma automática a los pocos segundos se produce el cambio a gas, al igual que sucede cuando agotamos la reserva de GNC y entra en servicio el depósito de gasolina.
Para el control de existencias, el conductor dispone de dos indicadores que muestran el nivel de ambos combustibles. Para ello se sustituye el marcador de la temperatura del motor de una versión normal por uno igual que señala el gas disponible, a la vez que el ordenador de a bordo informa de la autonomía con cada combustible.
Al volante de esta versión TGI la primera diferencia que encontramos con respecto a las variantes habituales con motor diésel TDI, es la respuesta de un propulsor bifuel que requiere mantenerlo a un régimen más elevado, algo por otro lado normal en los motores de explosión.
Es por encima de las 2.000 rpm cuando esta bancada pierde la pereza y nos empieza a ofrecer un empuje aceptable, ganando mucha soltura mientras ascendemos hasta la marca de los 3.000 giros.
Suave y silencioso, siempre que lo mantengamos en este margen nos permitirá subir un desarrollo para ganar velocidad, aunque si necesitamos reprís, vale más que recurramos al cambio manual de seis relaciones para quitar una marcha y recuperar el ritmo.
Aunque pueda parecer que en estas condiciones los consumos de carburante pueden dispararse, lo cierto es que no es así teniendo en cuenta que el precio del gas natural es muy inferior al del gasóleo.
Por lo demás las condiciones dinámicas que ofrece esta versión TGI son agradables en rodadura, con un tarado de suspensión que conjuga adecuadamente el confort con la estabilidad necesaria en zonas viradas. Tanto los frenos, que tienen un efecto enérgico y modulan la retención de manera progresiva, como una dirección, con volante regulable en altura y cuyo accionamiento eléctrico brinda un grado correcto de precisión, permiten una conducción relajada.
Un cuerpo maxi
Nuestra unidad de pruebas está basada en el bastidor largo (Maxi) con una longitud de 4.876 mm y dispone de asientos para trasladar hasta siete pasajeros y contar todavía con algo de espacio para equipaje.
Para el acceso contamos con dos puertas deslizantes a ambos lados, aunque el paso a los dos asientos de la tercera fila se realiza abatiendo exclusivamente la butaca del lado derecho, que es independiente, mientras que las otras dos plazas están unidas. Todos ellos pueden plegarse y retirarse del vehículo, pues van anclados mediante un sistema de uña y su tamaño y peso no es exagerado.
La habitabilidad del habitáculo no resulta nada agobiante por altura o por el espacio disponible para las piernas, a excepción de las últimas plazas que como es habitual en estas versiones tienen el suelo alto para acomodar personas adultas.
A nuestro juicio este VW Caddy TGI es una interesante solución para aquellos usuarios que utilizan el coche a diario y que viven en localidades donde disponen con cierta facilitad de estaciones de recarga de GNC. Esta cuestión es la que en estos momentos pone freno a este tipo de mecánicas bifuel, que tienen en la economía de uso y de mantenimiento sus mejores argumentos.
Cuenta con dos indicadores para marcar el nivel de ambos combustibles.