EN TU CABINA O EN LA MIA
Nuestro oficio está en proceso de cambio y para ello es necesario que la savia nueva vaya tomando responsabilidades. Pedro Rodríguez es un claro ejemplo de esa juventud del transporte que no se arruga ante este reto. Con él hemos compartido “laboro” en un
Hemos compartido “cabina” con Pedro Rodríguez, un joven autónomo zamorano y un buen profesional del camión que además está implicado en el asociacionismo.
Alo largo de los años hemos escuchado machaconamente el cántico de crear empresas de mayor volumen, de la agrupación de transportistas, de acabar con la atomización del sector… pero todas estas estrategias están dirigidas, al menos es lo que pienso, a eliminar al autónomo.
Todos los pasos se encaminan hacia ese proceloso fin para llegar al objetivo final que es quedar en manos de las grandes logísticas y operadores que “dictan” los precios y las condiciones del transporte.
De ahí vemos la eliminación de los módulos, la intransmisibilidad de las autorizaciones y otras medidas que BOE en mano pretenden convertir al autónomo en una rara especie en vías de extinción.
Son muchas las estrategias puestas en práctica para alcanzar este objetivo. Las cooperativas fantasma, los falsos autónomos, etc, que no son otra cosa que una nueva modalidad de esclavitud. En esta destrucción masiva también tienen su cuota de protagonismo las empresas buzón y otras modalidades fraudulentas venidas del Este.
Y llegados a este punto es el momento de ensalzar a esa célula madre del transporte que es el autónomo, generador de riqueza, impuestos y servicio de calidad.
Nuestro protagonista Pedro Rodríguez Fernández es un buen ejemplo de cómo se deben hacer las cosas en el territorio del autopatrono. Desde crío “mamó” el oficio de las sabias enseñanzas de su padre y casi con pantalón corto se puso a los mandos de un Pegaso Comet familiar.
Colgó los estudios para dedicarse al transporte y según nos comenta debe de tener en su haber la sanción más tempranera por conducir un camión, ya que fue multado a la increíble edad de doce años. Todo un récord para el “Guinness” de los “puntitos”.
Castellano recio
Nacido en la localidad zamorana de La Hiniesta, Pedro está casado y es padre de dos hijos. De trato afable y cordial nuestro protagonista es apreciado por donde quiera que vaya. De recias convicciones está adornado por un halo de carisma y liderazgo que le ha llevado a ostentar la presidencia de Asetramdiza (Asociación de Transportistas de Zamora) enmarcada en Conetrans.
Como responsable de la asociación también dirige el funcionamiento del Centro de Transportes de Zamora que cuenta con gasolinera, restaurante, hotel, parking vigilado, etc.
Su debut al volante del Comet
fue recogiendo leche en cántaras para una central láctea de la zona y al tiempo que realizaba la recogida también repartía pienso entre los ganaderos. El negocio familiar fue creciendo y del modesto Comet padre e hijo fueron mejorando sus sucesivas máquinas pasando por un Pegaso 170, un cuatro ejes 260 CV y otro “cuatro patas” Barreiros.
A medida que se acercaba el tiempo de jubilación de su padre, aquejado de problemas de salud, Pedro decidió en 1993 dar el salto hacia el futuro comprando su primer camión. “Lógicamente era un camión usado -nos explica- ya que la cosa no daba para más. Era un Tecno cuatro ejes de 340 CV que me dio un buen resultado”.
Al poco tiempo de empezar a buscarse la vida en el proceloso mundo del transporte, lejos del confort de la central lechera, contactó con Distribuciones Corona, empresa de comercialización zamorana y se puso a su servicio para aprovisionarla de las distintas bebidas que esta representaba en la capital castellana. “Por aquellas fechas me arreglaba con el cuatro ejes, pero enseguida se hizo necesario poner un tráiler al servicio de la empresa” apunta nuestro amigo.
También de segunda mano llegó un Renault Turboleader 385 del que no guarda un buen recuerdo. Ello no fue óbice para que siguiera fiel a la marca del rombo siendo reemplazado por una “cosechadora” y en los últimos tiempos por un precioso y coqueto Renault T530 pintado con la librea de una conocida y reputada marca de cervezas.
Un viaje al día
La tarea de nuestro protagonista es transportar los envases vacíos y retornar con los llenos.