QUINTA RUEDA
Llegados a estas alturas del año -11 de Diciembre- el ministerio de Hacienda todavía no ha dado marcha atrás con respecto a los módulos y aunque hay asociaciones de autónomos que afirman que finalmente lo hará, rozando las campanadas, cada vez queda menos tiempo para que lo que dicen que sucederá finalmente suceda.
Me cuentan que el ministro Cristóbal Montoro, a la vista de que la economía marcha “viento en popa a toda vela cual velero bergantín”, en algún momento se mostró partidario de no buscarse problemas innecesarios y de prorrogar un año más las actuales condiciones al grito de “ya veremos que hacemos en diciembre de 2018”, pero que sin embargo las patronales del transporte -aunque no todas- han remado a lo Oxford vs Cambridge para que los esos "malditos autónomos" no tuvieran más prórrogas.
A la vista de las fechas que se aproximan se hace difícil pensar que Montoro haga un “interruptus” para que todo siga igual un año más, principalmente porque todo apunta a que la estrategia dominante es la de ¡¡se acabó lo que se daba!!
Si es así lo de “próspero 2018” no va a tener sentido para muchos transportistas autónomos que el 1 de enero habrán dejado obligatoriamente de tributar en la Estimación Objetiva porque superan la facturación máxima permitida. Por eso mismo hay más de uno que con todo pagado dejó de trabajar en octubre.
El impacto que pueda tener una medida de este tipo es fácil de imaginar y al mismo tiempo muy difícil de medir en sus consecuencias, aunque desde luego paz social no va a traer cuando es precisamente “paz” lo que el transporte necesita.
Paz, tranquilidad y buenos alimentos, entendiendo por “alimentos” unos precios justos que permitan una rentabilidad razonable y unas condiciones dignas de trabajo y de cobro que no hagan de los transportistas “recolectores de algodón”.
Paz y peajes voluntarios. Porque esa es otra. Comienza el año con la puesta en marcha sin oposición gubernamental de la euroviñeta del norte y con el “autopistazo” que Fomento y las Comunidades Autónomas están diseñando a lo largo y ancho del país.
Menudo regalito que es el "peajazo" para las concesionarias de autopistas, esas de las puertas giratorias, que con el argumento de la seguridad vial, la congestión del tráfico y la sostenibilidad medioambiental van a engordar sus dividendos anuales con unos cuantos millones de euros pagados por un Estado -que somos todos- y por los transportistas de siempre. Y eso por los siglos de los siglos. Amén.
La pregunta es obvia. ¿Quién va a sostener esos nuevos costes? Parece evidente que no lo harán los cargadores y su "lobby" que a día de hoy andan enfrascados en el objetivo de reducir los costes logísticos, para lo cual necesitan que los transportistas rindan sus banderas y les otorguen el “aguinaldo” de las 44 toneladas sin necesidad de darle a la pandereta y la zambomba.
¿Quién entonces cargará con la factura de euroviñetas y peajes de distinto pelaje? Esas astillitas que irán surgiendo por aquí y por allá como lluvia menuda. Pues para mi está claro quienes pagarán la fiesta. Los transportistas primero y en segundo lugar quienes se dejen coger.
No se cómo terminará 2018 en lo que al transporte de mercancías por carretera se refiere, pero comenzar comienza “chungo”. Por no hablar del ROTT y de la flota mínima y de la imposibilidad de transmitir las autorizaciones cuando uno decide abandonar la actividad y jubilarse. Muy chungo.
Quienes tienen que pagar los nuevos peajes obligatorios y la euroviñeta del norte?