Así sorteó la cervecera Labatt la mala imagen que tenía el alcohol tras la Ley Seca.
Con el objetivo de corregir la imagen que desde la famosa Ley Seca tenían las bebidas alcohólicas en Norteamérica, el conde ruso Alexis de Sakhnoffsky diseñó para la cervecera canadiense Labatt los camiones de reparto White Streamliner, unidades únicas y
Los trece años que duró la Ley Seca en Estados Unidos, a pesar de las enormes fortunas ilegales que los Al Capone y compañía cosecharon con la “prohibición”, hicieron mella en el negocio de las bebidas alcohólicas y aunque en 1933 era derogada la famosa Enmienda XVIII que daba cobertura legal a la Ley Seca, las empresas productoras de cerveza no tenían muy buena imagen en Norteamérica.
Para corregir una situación que afectaba negativamente a sus ventas los responsables de Labatt Brewing Co., la mayor cervecera canadiense desde 1847 y una de las pocas compañías que consiguió sobrevivir a la Ley Seca, se les ocurrió la gran idea de tener unos camiones de reparto que fueran espectaculares, únicos y que no pasaran desapercibidos allá por donde circularan, de forma que fueran la “publicidad rodante” de la cerveza Labatt.
Pero para conseguir el ambicioso objetivo se necesitaba un diseñador fuera de lo común como era el conde Alexis de Sakhnoffsky, un aristócrata ruso emigrado a Estados Unidos en 1928 y que trabajó, entre otros muchos proyectos, en el diseño del Nash (1933), del Chrysler Airflow (1934) y del prototipo Carioca que un visionario como Preston Tucker tenía pensado fabricar en Brasil para todo el mundo.
Sakhnoffsky comprendió muy pronto lo que querían en Labatt Brewning y decidió apostar por la dinámica visual antes que por la aerodinámica, aunque su White Streamliner era capaz de cargar 8,5 toneladas -frente a las cinco toneladas habituales-y circular a 80 km/h cuando camiones similares tan sólo llegaban a los 50 km/h.
Por lo tanto es fácil suponer que el White Streamliner no era con sus 135 CV de potencia y su caja Clark 501-B de cinco marchas un camión de prestaciones escasas, estando dotado además de un nivel tecnológico puntero para la época, ya que montaba por primera vez frenos de aire y sistema de antideslizamiento en el remolque.
Programa de cortesía
La primera unidad White Streamliner fue merecedora del premio al mejor diseño en la Feria de Nueva York de 1939, pero el posterior comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de que los productores de camiones se dedicaran a actividades militares retrasó su entrada en producción hasta después de 1945.
Los planes de Labatt contemplaban inicialmente la fabricación de quince unidades White Streamliner, aunque entre 1946 y 1948 tan sólo vieron la luz diez de estos camiones que estuvieron en servicio hasta 1957.
Como uno de los objetivos de Labatt Brewning, además de hacer publicidad de sus cervezas, era “lavar” la imagen que todavía tenían las bebidas alcohólicas a nivel popular, sus responsables pusieron en marcha lo que llamaron Programa de Cortesía en Carretera, que contemplaba que los conductores y sus ayudantes fueran elegantemente vestidos y que prestaran ayuda en carretera a cualquiera que lo precisara.
El dinero no importa
La iniciativa fue todo un éxito y pronto los camiones de Labatt comenzaron a ser vistos por muchos norteamericanos como auténticos “ángeles”, lo que contribuyó a que las bebidas alcohólicas dejaran de ser percibidas como los “demonios” que propiciaron la Ley Seca.
Cuando el conde Sakhnoffsky se enfrentó al diseño de los White Streamliner lo hizo con la promesa de que no “escatimara en gastos”, porque la meta de Labatt era que sus camiones fueran los más auténticos y llamativos de Estados Unidos y Canadá. Y eso se suponía que no iba a ser barato.
Y dado que el dinero parecía no importar demasiado los camiones de la cervecera fueron construidos de forma artesanal en los talleres que Smith Bros Motor Body tenía en Toronto, utilizando como base bastidores White COE y remolques “made in Fruehauf”.
Las cabinas estaban construidas enteramente en madera y sobre ella los artesanos de Smith Bros iban colocando paneles de aluminio que daban al vehículo un acabado metálico. En el remolque se hacía de igual forma, lo que daba lugar a un particular y elegante interior en madera.