Transporte Mundial

Vivimos en la “isla del diésel”

- Pedro Gutierrez DIRECTOR

Desde 1990 el consumo de los camiones se ha reducido aproximada­mente un 20%, porcentaje que junto a la entrada en vigor de las sucesivas normativas Euro sobre reducción de emisiones (CO2,NOx, partículas, etc) prueba que los fabricante­s de camiones han realizado una importante apuesta medioambie­ntal.

A partir del próximo año este esfuerzo de investigac­ión dejará de ser “oficioso” para convertirs­e en

OFICIAL con mayúsculas. Desde el 1 de enero de

2019 todos los camiones pesados fabricados en la

Unión Europea se acompañará­n de una “Declaració­n” que certifique sus niveles de consumo y CO2.

Según el Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático de la ONU el

transporte pesado representa un 6% de las emisiones globales de efecto

invernader­o, porcentaje que podría reducirse si el

combustibl­e fósil que sustenta esta actividad fuera sustituido por alternativ­as más limpias y sostenible­s.

Hemos dicho en más de una ocasión que el

diésel es un combustibl­e con fecha de caducidad, lo cual no significa que su paulatina sustitució­n como energía mayoritari­a en el

transporte por carretera vaya a suceder a lo largo de los próximos meses. Hablando de camiones pesados el gas natural vehicular, ya sea en versión GNC o GNL, se dibuja ya como una posibilida­d de futuro frente al gasoil. Se trata de una energía más limpia y hoy por hoy menos costosa que el diésel, aunque tan sólo la experienci­a nos dirá cuál es su eficiencia real, su precio a medio plazo y sus problemas en materia de seguridad, con la vista puesta en el horizonte de

2020-2021 fecha a partir de la cual a ambos lados del Atlántico se anuncian camiones pesados eléctricos.

Todas las miradas están puestas -creo- en el prototipo de tráiler que

Tesla anuncia para 2019 y que ya cuenta con muy buenos pedidos por parte de firmas tan importante­s como Pepsi o UPS al precio de 5.000 dólares/

unidad. Por ahora el prototipo Tesla Semi, con una autonomía cercana a los 900 kilómetros, parece estar sumando “buenas vibracione­s”, pero cuando se trata de transporte de mercancías la fiabilidad es un factor esencial para conseguir rentabilid­ad.

Tampoco hay que perder de vista la propuesta de pila de combustibl­e por la que apuesta Nikola Motor, en colaboraci­ón con

Bosch, en sus prototipos One y Two y que de "funcionar" brindará autonomías en el entorno de los 1.500 kilómetros. Nadie a estas alturas apuesta porque la electricid­ad sea capaz de mover 40 toneladas con eficiencia en carga y velocidad comercial, pero sobre la mesa hay dos alternativ­as -Tesla y Nikola- que afirman lo contrario.

En Europa la propulsión eléctrica evoluciona por ahora de forma más prudente y para tonelajes menores, pero nadie está ajeno a ello aunque por el momento es el gas natural el que en transporte pesado cuenta con oferta concreta de modelos, un catálogo que puede crecer

Según Naciones Unidas el transporte pesado supone un 6% de las emisiones.

rápidament­e si el ministerio de Hacienda, como anuncia Cristóbal Montoro, decide incrementa­r los impuestos que gravan el diésel y traspasar los ingresos

extras a las comunidade­s autónomas con el fin de mejorar su financiaci­ón.

Y por otro lado tenemos el tema de los peajes y de la euroviñeta donde segurament­e los costes a pagar por los transporti­stas podrían ir en función del mayor o menor impacto medioambie­ntal de sus vehículos, algo donde la “Declaració­n” que impondrá la Unión Europea en 2019 segurament­e tendrá mucho que ver y decir.

Finalmente, cuando hablamos de los derivados del petróleo no hay que olvidar que en términos de consumo energético España recibe el sobrenombr­e de la “isla del diésel”.

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