MAF TEST SOBRE DOS RUEDAS
Al entrenar con la bici, el MAF Test se hace de forma similar. Si montas al aire libre, lo más fácil es elegir una ruta que, de entrada, te lleve unos 30 minutos completarla. Tras un buen calentamiento, pedalea a tu frecuencia cardiaca máxima y apunta el tiempo exacto que te ha llevado recorrer la ruta. A medida que progreses, tus tiempos deberían acortarse. Por ejemplo, completar la ruta hoy te puede llevar 30 minutos y 50 segundos. Dentro de tres semanas puede llevarte 29:23 y en otras tres semanas, 27:35. Al cabo de tres meses de realizar este trabajo de base, puede que recorras la misma ruta en 26 minutos. Otra opción es pedalear en llano y fijarte en el ritmo que puedes mantener yendo todo el rato a tu máximo nivel de pulsaciones. Esta prueba funciona mejor en una bicicleta estática. A medida que progreses, tu kilometraje/hora debería incrementarse. Si empiezas yendo a 20 km/h, por ejemplo, tras una base aeróbica de tres meses, podrías estar yendo a 27 km/h con las mismas pulsaciones. Realiza el MAF Test de forma regular a lo largo del año y registra los resultados. Yo recomiendo realizar el test una vez al mes. Si te controlas demasiado a menudo puedes acabar obsesionándote. Además, por lo general, uno no mejora de forma significativa en una sola semana. Aquellos que caminan o practican otras actividades físicas que nunca llegan a elevar la frecuencia cardiaca al máximo, pueden hacer el MAF Test sin utilizar el nivel máximo de pulsaciones. Como suele ser muy difícil llegar a la FCM, elige una frecuencia menor para hacer el test. Por ejemplo, si te cuesta llegar a las 150 pulsaciones (que es tu FCM), camina a 125 pulsaciones para realizar el MAF Test. Si efectúas este test de forma irregular, o sólo de vez en cuando, te pierdes uno de sus objetivos, que es el de saber si tu sistema aeróbico marcha como es debido. Uno de los grandes beneficios del MAF Test es que te aporta información objetiva sobre cualquier posible obstáculo mucho antes de que empieces a sentirte mal o te lesiones. Si algo interfiere en tu progreso, como el mismo entrenamiento, la dieta o el estrés, no esperes a encontrarte mal o ganar peso para darte cuenta. En este tipo de situaciones, en las que tu sistema aeróbico no está mejorando, el MAF Test te lo advertirá arrojando peores resultados o no mostrando mejoría alguna.