VITAMINA D.
El Solte puede ayudar a mejorar el rendimiento. .. Phil Maffetone te lo cuenta todo.
La vieja idea de que sólo necesitamos de 200 a 400 UI de vitamina D al día fue sustituida hace tiempo por estudios científicos que revelan que precisamos mucho más… ¡seguramente hasta diez veces esa dosis! Las recomendaciones oficiales siguen siendo las mismas, pero deberían revisarse con relativa rapidez, puesto que la epidemia de vitamina D lleva ya un tiempo causando muchos problemas, entre los que se cuenta la reaparición del raquitismo (enfermedad de los huesos que suele afectar a los niños). Para conocer tus niveles de vitamina D, sólo necesitas un simple análisis de sangre. Si no has controlado nunca tus niveles de vitamina D, hazte un análisis ahora y utilízalo de evaluación inicial para cotejarlo con otro análisis dentro de cuatro o seis meses. Los niveles más bajos de vitamina D se dan a principios de la primavera, buen momento para hacerte el primer análisis. Si bien los distintos laboratorios pueden aplicar distintos rangos de «normalidad», los niveles en sangre deberían oscilar entre los 50 y 80 ng/ml (o los 125200 nM/L) a lo largo de todo el año, presentando los niveles más bajos dentro de estos valores al finalizar el invierno y los niveles más altos dentro de este rango a finales de verano. Cuánta vitamina necesitas de todas las fuentes para mantener los niveles normales es un tema muy particular. Lo mejor es controlarlo mediante análisis de sangre, ajustando tu tiempo de exposición al sol y, en caso necesario, con ciertos suplementos dietéticos. Pide a tu médico que, en el próximo análisis de sangre, incluya la vitamina D. Según los estudios científicos más recientes, los niveles de vitamina D que se recomiendan actualmente -de 200 a 400 UI (unidades internacionales)- son del todo inadecuados. La dosis de vitamina D que necesitamos, de media, al día puede llegar a ser de 4.000 UI para algunas personas. Además de regular el calcio y prevenir el cáncer, la vitamina D ayuda a reducir el dolor derivado de ciertos problemas musculares y óseos. El sol también juega un papel importante en el sistema inmunológico, sobre todo en los niños. Asimismo, el sol es bueno para el cerebro, que trabaja mucho mejor si recibe luz natural. No se trata de mirar directamente al sol, sino de permitir que nuestros ojos se expongan a la luz natural al aire libre (las lentes de contacto, las gafas —también las de sol— y las ventanas bloquean los saludables rayos solares).