Estoy segura que habéis leído mucho sobre la hidratación en el deporte. Y que además, la mayoría de vosotros está plenamente concienciado de la necesidad de beber agua con sales antes, durante y después del ejercicio, formando así parte de vuestra rutina
Seguro que todos recordáis, de los libros de texto, la definición de ser humano como “de sangre caliente”, ¿no?. Efectivamente, el ser humano es caliente, necesita estar a 37º, pero también es HOMOEOTERMO. 'Palabreja' que nos indica que debe tener una temperatura relativamente constante para que se puedan realizar todas las reacciones químicas (metabolismo) y para que el movimiento mecánico sea eficiente. Con esta aclaración creo que es evidente que podemos considerar el AUMENTO O DISMINUCIÓN DE LA TEMPERATURA CORPORAL como una variable determinante En el Triatlón, al ser un deporte que se realiza al aire libre, las variables climáticas del entorno nos influyen de manera considerable, y particularmente en el agua. Tanto el frío como el calor son un hándicap y debemos aprender a “manejarlo” para que no nos perjudique en demasía. Ya vimos en otro número de esta revista qué pasaba con el frío. Veamos ahora qué pasa con el CALOR, tanto de nuestro cuerpo como del agua. Nuestro cuerpo funciona de lujo a 37 grados (hay variaciones individuales), pero simple- Cuando sube la temperatura lo primero que hace el cuerpo es redirigir la sangre y aumentar el flujo sanguíneo a la piel. Mal empezamos, porque nuestro propio cuerpo nos “quita” sangre que estamos empleando de la musculatura para llevarla a la piel y conseguir que la sangre se enfríe… El siguiente paso es la sudoración.