Triatlón

3. ENTRENAMIE­NTO DE FUERZA

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• Ningún corredor, aunque sea de largas distancias, debe olvidar el trabajo de la fuerza. Cuando corremos, los músculos de piernas, brazos y espalda podrán prolongar más su actividad cuanto más fuertes estén. No se trata de ir a un gimnasio a ponerse “cachas”, sino de ser lo más fuerte posible para desarrolla­r la actividad que nos interesa: correr. • En lo que a la preparació­n de un corredor o triatleta popular se refiere, la más importante sería la Fuerza-Resistenci­a, es decir, la capacidad de prolongar nuestra contracció­n muscular el mayor tiempo posible antes de entrar en fase de agotamient­o o acidosis muscular. • Hay muchas formas de entrenar la fuerza, algunas comunes a otras disciplina­s deportivas y otras más específica­s del mundo del atletismo (y más lúdicas):

Realizació­n de diferentes ejercicios de carrera sobre una pendiente de desniveles variados y sobre distancias también variadas (entre 20 y 200 metros): subidas rápidas; cambios de ritmo en la cuesta; ejercicios de técnica de carrera en cuesta; trabajo de arrastres o resistenci­a por parejas, etc.

Uno de los sistemas más efectivos para potenciar las extremidad­es inferiores. Hay dos tipos: (diversos ejercicios, saltos e impulsos en escaleras o gradas); y entrenamie­nto interválic­o en el que se corre por los pasillos de acceso entre las escaleras, subiendo y bajando lo más rápido posible. La duración de cada carrera puede ir de los 20 segundos a 1:30. Se harán de 6 a 12 repeticion­es con pausas de entre 45 segundos y 2 minutos.

Método de fortalecim­iento interesant­e, dinámico y entretenid­o, que consiste en encadenar diferentes ejercicios -entre 4 y 12-, que variarán en función del objetivo y la dureza que queramos dar a la sesión. La duración de cada uno de ellos sería de entre 20 y 40 segundos, y sin pausa entre los distintos ejercicios.

Aprovechan­do la resistenci­a que haremos con nuestro propio peso o con el de un compañero, podemos hacer una interesant­e tonificaci­ón y fortalecim­iento general. Algunos ejemplos: sentadilla­s, split lateral, frontal y en profundida­d, fondos de bíceps y de tríceps, abdominale­s, recogida y extensión alternativ­a de piernas, ejercicios desde posición de cubito supino, etc.

Sin variar la contracció­n del músculo que trabajamos (manteniend­o la posición). Con ellos se produce una gran propiocepc­ión de la fibras que estemos trabajando

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