CHEMA MARTÍNEZ
TRUCOS, CRÓNICA Y ENTREVISTA DE SU EXPERIENCIA EN MEDIA DISTANCIA
Chema Martínez ya tenía tomada la decisión, quería probar en el triatlón. “Maratonman” hizo lo que hacen los deportistas de raza; no divagó, no fantaseó ni lo pospuso, y cerró una fecha y un lugar para ir directo a por su reto: el 27 de Julio en el Isostar Extreme Man de Riaza. Su organismo está ampliamente capacitado para soportar el mayor de los esfuerzos imaginables, pero quería averiguar si podía adaptar parte de sus capacidades a la natación y a la bici, al tiempo que descubría cómo respondería todo su cuerpo afilado como un cuchillo tras millones de zancadas. El plazo de preparación era precipitado incluso para él, más aún habiendo elegido para su debut la distancia crítica, la media distancia, en la que se rebasan por igual las barreras de la resistencia y la intensidad. En TRIATLÓN hemos tenido el privilegio de poder acompañar a Chema en su camino de seis semanas hacia su primer triatlón. Hemos descubierto a alguien más que un super atleta capaz de debutar rozando el podio en una prueba de buen nivel. Os presentamos a Chema Martínez como nunca antes le habíais visto: fuera de una pista de atletismo, vestido con un mono, nadando, pedaleando y, como siempre, corriendo como los ángeles. Chema ya es triatleta y, por encima de todo, un maestro del deporte desde la humildad y la felicidad.
UN VIAJE A LO DESCONOCIDO
“No ha pasado tanto tiempo, en realidad sólo han sido unos cuantos meses, pero extrañamente siempre me parece que fue ayer mismo cuando me plantearon la posibilidad de afrontar un nuevo reto: ¡disputar un triatlón! Supongo que cuando uno lo ha pasado tan bien y ha obtenido tantas emociones, siempre queda esa sensación de cercanía. Como siempre, duro de salida, empezaríamos en el tri con un media distancia. Esperaba que todos estos años de entrenamiento en alta competición me dieran alguna ventaja… aunque cuando me planteé la idea en serio y empecé a visualizarme frente a 1.900 metros nadando, pedaleando 90 kms en bici y, para finalizar, corriendo media maratón, no voy a negar que aunque soy un deportista seguro y realista con mis capacidades, no hice otra cosa que alucinar imaginando lo que iba a ser, y sobre todo pensé que sería precipitado, ya que apenas tenía 7 semanas para prepararlo de manera específica. Hablé con la organización para bajar la distancia en bici y aumentar la carrera, pero no me hicieron caso... ja,ja,ja. Bromas aparte, confieso que desde el primer momento en el que me lo plantearon ya no hubo posibilidad de marcha atrás, y no tanto por el compromiso deportivo, que para mí siempre es inquebrantable; me refiero a que ya era tarde, estaba picado con el reto, me había “metido un poco de cague” y eso para mi es veneno en el cuerpo. Toda mi preparación previa al periodo “tri” estuvo enfocada a mi objetivo en China, donde competí en el desierto del Gobi. Eso significaba que había corrido una barbaridad para prepararlo y ya no cuento en la propia carrera, donde las condiciones eran límite. Con estas condiciones de salida en mi preparación y el escaso tiempo que tenía hasta la disputa del Half -un total de siete semanas incluida la previa a la prueba en la que ya sólo se recuperan fuerzas pero no se mejora-, tenía que ponerme las pilas para intentar llegar en la mejor forma posible. Me va la marcha. Nuevos retos, nuevas aventuras, diferentes desafíos.. el caso es sentirme vivo; estos retos me aportan nuevas experiencias que me hacen ser feliz. Era difícil y cuanto más lo pensaba, más prisas me entraban por empezar a entrenar y aprender. Miles de preguntas se me venían a la cabeza, y de cada una de ellas surgían otra decena de preguntas más. Lo sé, no tengo remedio, no sé hasta dónde llegaré y no sé cuándo pararé; me encanta y no concibo mi vida sin un reto en el horizonte, soy así… Tras volver del Gobi, puse todo mi empeño y dedicación en entrenar todo lo que podía y más, para hacer de esta nueva aventura un viaje muy especial. Así que ese último mes y medio lo he dedicado íntegramente al Medio Ironman de Riaza”.
TRI: ¿Has visto cambios en tu cuerpo?
CM: Sí, sí…bueno, no es algo exagerado, pero es que en un atleta de alta competición todo está “a la vista” en nuestro cuerpo. En estos últimos meses, con la incorporación de la natación y la bicicleta, he visto como mi cuerpo ha dado un pequeño cambio. Es cierto que vestido apenas es apreciable, pero sí que he notado un aumento de la musculatura en el tren superior (bíceps, tríceps, pectoral, un poco de hombro). En total, dos kilos ganados en músculo, que suponen una ayuda clave para mis nuevas disciplinas. Aún así, ¡yo siempre saco pecho en la playa! Eso sí, últimamente con tanto reto lo de las vacaciones anda un poco flojo.
“En la natación me consuelo pensando que antes era un gran desastre y ahora sólo soy desastre”
TRI: ¿Qué es lo que más te atrajo del triatlón?
CM: Inicialmente creo que lo mismo que a todo el mundo, poder ser rápido en tres deportes tan distintos, pero ya estoy condicionado por mi experiencia y creo que la parte social es increíble. Disfrutas de entrenamientos con cantidad de amigos, compañeros que hacen que un día de duro de entreno sea muy divertido; de hecho los más duros son siempre los mejor recordados. También la variedad. Nadas, montas en bici, corres… son estímulos distintos a todas horas, sensaciones muy diversas que hace muy atractivo cada entrenamiento diario.
TRI:. ¿Qué aspecto de la natación y de la bicicleta te está costando más?
CM: Llevo muy poco tiempo, incluso creo que es un pequeño milagro haber mejorado tanto en tan escaso tiempo, por lo que creo que es muy difícil haber descubierto las verdaderas sensaciones de ir fácil, aunque de “motor” haya ido cómodo en el día a día. En la natación, dado mi escaso índice de grasa corporal, tengo problemas con la flotabilidad, con los pies, en alargar las brazadas, no deslizo bien. Esto y más cosas, pero me consuelo pensando que antes era un gran desastre y ahora sólo soy desastre; pero ojo, sigo mejorando, ja,ja,ja. En la bici he tenido problemas por mi poca flexibilidad y acortamiento de toda la musculatura posterior, que hace que el simple hecho de estar subido en la bici ya fuera incómodo por definición. Afortunadamente, el equipo de Specialized, con la atención personal de Carlos Arrébola, han demostrado tener soluciones para todo tipo de ciclistas, incluso para alguien como yo que reúne todos los problemas e inconvenientes posibles sobre una bici. Me pareció increíble la cantidad de parámetros y soluciones biomecánicas que ofrece el sistema Body Geometry Fit. Carlos me explicaba en todo momento cuál era el problema, cuál era la solución y el proceso de adaptación. Así, de los pies a la cabeza, con sus conocimientos y material de un nivel alucinante, han hecho que cada día mi postura fuera mejor, y que mis sensaciones y rendimiento evolucionaran cada día con una clara mejora. Lo de ir acoplado lo dejaré para futuros retos; lo he intentado sobre la Shiv S-Works, que me parece la bici más bonita y espectacular que he visto en mi vida, pero no me siento seguro sobre ella. Todavía no manejo con tanta confianza la bicicleta, y creo que sería una osadía por mi parte intentar saltarme estos primeros pasos. Es con la Venge sin acople con la que he sentido el mejor ciclismo desde el primer kilómetros, tanto por velocidad como por seguridad. TRI: ¿Qué sensaciones distintas percibe tu cuerpo cuando haces un 10.000 o
una media maratón 'a fuego' tras bajar de la bicicleta?
CM: Bueno, por lo que he visto en la tele y cómo acaban, en atletismo se compite como en las series mundiales de triatlón olímpico. Cuando has hecho un 10.000 a tope, si lo has dado todo, resulta casi imposible pensar en otra cosa que no sea respirar, parar, tumbarte… En triatlones largos es complicado acabar así, porque a esos ritmos no puedes mantenerte mucho rato, y además el cambio de disciplina no permite exigirte al máximo desde el primer metro. Luego, cuando terminas una salida con la bici y sales a correr, durante los primeros kilómetros no notas bien tu musculatura, cuesta elongar de nuevo toda la musculatura. Solemos decir que “sigues sentado” cuando te pones a correr. También es cierto que cada día he notado como esas sensaciones iniciales iban mejorando; como todo en la vida se mejora cuanto más entrenas, por lo que supongo que con el tiempo el triatlón acaba siendo un único deporte en lo que a la adaptación se refiere, aunque al menos para mí todavía está muy lejos. TRI: ¿Has adaptado tu técnica de carrera a pie tras la bici o tus piernas y mente siguen pensando como atleta? CM: Aunque haga algún triatlón sigo siendo atleta, o mejor dicho runner, y esa manera de ser/correr la llevaré hasta mis últimos días. Haga lo que haga siempre trato de seguir siendo el mismo atleta que era… aunque no lo consiga. Mi intención es que la carrera a pie siempre sea ese punto fuerte que marque la diferencia con los otros segmentos, y creo que lo conseguiré mientras corra como un runner, no como un triatleta. No sé de lo que seré capaz ni de cómo responderá mi cuerpo, pero lo que tengo claro es que corriendo seguiré con mi estilo, seguiré siendo el Chema Martínez de siempre. TRI: Has sido atleta profesional internacional, y ahora sigues con retos de running-aventura a muy alto nivel. Ahora, aunque en la salida seas el participante que posiblemente tenga las mejores condiciones físicas, en el triatlón vas a pasar a ser un deportista más. CM: Para Riaza ya he ganado, independientemente del resultado final [Nota: esta entrevista es previa a la prueba]. En apenas 6 semanas he entrenado y llevado a mi cuerpo al máximo de lo que hoy puedo dar como triatleta. Estoy realmente satisfecho con mis progresos y también entiendo que ya no soy el atleta que peleaba por medallas en grandes campeonatos. Como dices, soy uno más y te doy mi palabra que es algo que me gusta. Soy uno más que trata de dar lo mejor de sí mismo en cada reto que se plantea. Claro que quiero que todo vaya rodado para poder dar el 100% pero, topicazos al margen, para mí ya el resultado es lo de menos. Como digo, ya he ganado antes de ponerme a las órdenes del juez de salida.
“Aprender a pensar bien durante el esfuerzo te ayuda a crecer como
persona”
TRI: En alguna ocasión hemos oído decirte que correr duele. ¿Crees que el sufrimiento al hacer deporte compensado con la alegría de alcanzar un reto es lo que engancha tanto a nivel popular?
CM: Te puedo asegurar que no hay mejor sensación que culminar un reto que te hayas planteado y realmente fuera un reto para tí mismo. Para algunas personas es acabar una carrera solidaria de 5 km junto a un familiar, para otras – como un atleta profesional-, una medalla en los Juegos Olímpicos. Hablando desde el lado más cercano al deportista popular, cuando llegas a meta, bien porque has superado la prueba o porque has alcanzado tu objetivo, te sientes muy bien, y eso hace que cualquier momento de dolor previo o actual quede en el olvido. Para mí correr es y será siempre una forma de vida, una manera de enfrentarte a cada día. El deporte te ayuda en tu día a día de una forma directa. TRI: Aunque eres un tipo extrovertido siempre te hemos visto muy concentrado en cada competición. ¿Hasta dónde ayuda a un deportista de alto rendimiento una buena concentración y motivación ante un gran reto? ¿Lo consideras interesante para el deportista popular?
CM: Para un deportista de alto nivel todo es importante: descanso, comida, hidratación, recuperación, disciplina, cabeza, trabajo psicológico…y así muchas más cosas. Lo que te separa de la victoria en muchos casos pueden ser décimas, segundos o centímetros. A veces te quedas más tocado cuando te ganan por un milímetro que cuando te arrasan por una minutada. Por eso, en la élite los pequeños detalles marcan diferencias. Si eres pro hay que serlo las 24 horas del día los 7 días de la semana, y todos los días del año. A igualdad de condición física lo que diferencia a un deportista de otro es su fuerza mental. Para un deportista aficionado el trabajar su mente y su capacidad de superación para conseguir los retos propuestos le va a hacer tener mejores resultados. Pero más importante aún que hacerle mejorar como deportista es que aprender a pensar bien durante el esfuerzo te ayuda a crecer como persona. TRI: ¿Has modificado tus pautas de nutrición o ya cuidabas mucho todo lo que comes? CM: Bueno, aunque ya no ejerza como top sigo cuidándome como si lo fuera; eso no cambia. Cuando haces de un buen hábito una conducta te va mejor y te sientes mejor, por eso sigo cuidándome como hacía años atrás, con la diferencia de que ahora hay veces que me concedo ciertas licencias. TRI. No obstante, la nutrición dentro de una competición de media y larga distancia es diferente ¿Te han ayudado tus retos de carreras a pie de larga distancia por el desierto en esa adaptación? CM: Por supuesto. Para mí antes la nutrición casi se restringía al antes y el después del deporte, pero ahora mis periplos por el desierto me están enseñando muchas cosas y una de ellas es cómo hay que cuidar la ingesta de alimentos para poder garantizar esa energía durante cada etapa y cada reto. La hidratación, la comida, las sales, cómo combinarlas y en qué momento… En este sentido, las leyes de la nutrición son las mismas para todos, pero cada cuerpo es un mundo que aplica esas leyes en un orden único, por eso hay que practicar
a diario, ordenar bien tus pautas para cada situación hasta conseguir que se convierta en un factor clave para llegar a obtener un gran resultado. Es un proceso lento, pero merece la pena dedicarle mucha atención en cada sesión diaria y probar mucho cómo asimilas mejor lo que comes y bebes cuando haces deporte. TRI: ¿Entrenas sólo o acompañado para el triatlón? ¿Alguna diferencia respecto al mundo del running? CM: En la medida de lo posible intento entrenar siempre acompañado, sobre todo en el agua y en la bici que es donde estoy más verde y aprendo más rápido. Me llama la atención el conocimiento de todo que tienen los triatletas, pero cuando digo de todo es de todo: carreras, corredores, bicicletas, bebidas, alimentación, material… A vuestro lado me doy cuenta de que no sé nada, solo de correr, ja, ja, ja.
¿PODRÍA PREPARARME EN SÓLO SEIS SEMANAS?
“Tan sólo 6 semanas, 42 días en los que tenía que ponerme las pilas en dos disciplinas nuevas para mí. Tenía claro, o eso creía, los muchos obstáculos que tendría que superar para poder llegar a Riaza en buena forma. Si quería llegar bien, tenía que empezar a entrenar ya”.
SWIM
“A mi vuelta de China empecé con el agua, un entrenamiento en teoría suave, pero que se me hizo tremendamente duro. Nadar 1.000 metros, una distancia que corriendo siempre he hecho con soltura por debajo de los 3 minutos, para mí ya fue una gran victoria en la que tuve que emplear un buena parte de la tarde. Salí de la piscina bien hidratado, eso sí, porque tragué agua a litros, pero nada que se pudiera comparar al dolor que me dejó en los lumbares, los isquisos… Esto no es lo que me habían vendido otros triatletas; se suponía que el agua
iba a ayudarme a soltar la musculatura y eso que sólo fue un poco de nado con trabajo de técnica. Ironías, llevo trabajando una vida entera en reducir al máximo mi índice de grasa y ahora mi gran cualidad, producto del esfuerzo, se vuelve en mi contra para esto del triatlón. Y tampoco deslizaba bien, prácticamente me peleaba con el agua. En definitiva, todo defectos y poca virtudes. Había mucho por hacer. El agua se me ha hecho bastante dura, sobre todo en los inicios, en los que por suerte he tenido ayuda que me ha valido para saber cuáles son los buenos hábitos a la hora de encontrar el camino hacia la mejora. Mi amigo Jesús Molina me ha echado una buena mano y no ha sido al cuello; él ha conseguido que se obrara el milagro y que mi mejora fuera visible en muy poco tiempo. Ir a rueda en bici es un gustazo, corriendo siempre se agradece ese compañero que sabe marcarte ritmos perfectos, pero en el agua, si encuentras a una persona que sepa explicarte bien los conceptos y que sepa estructurarte correctamente un entrenamiento acorde a tus capacidades, a él sientes debérselo todo cuando nadas. El plan ha consistido en 6 semanas de entreno con 4-5 sesiones de agua semanales, empezando por 1.500 metros y aumentando el volumen de las sesiones hasta 2.600 m. Las primeras dos semanas nos centramos en realizar mucho trabajo de técnica, mejorando lo máximo posible la fase subacuática, la flotabilidad y la posición de las piernas. Ahora todos estos términos tienen total sentido para mí, cosa que al principio me sonaba menos inteligibles que el chino que hablaban en el desierto de Gobi. Supongo que eso es bueno, no sé por qué, pero me da buen rollo sentirme integrado en el mundillo de los triatletas. Según fueron pasando las semanas fuimos dando mayor importancia al trabajo de series, fragmentando los 1.900 m del segmento de natación en bloques
de series de entre 400 y 100 m. En las últimas dos semanas realizamos trabajo de aguas abiertas con tres sesiones en pantano simulando las condiciones de un triatlón: con golpes (¡abusones, os pasasteis tres pueblos conmigo!), gente nadando cerca, orientación, etc. Tengo que decir que me dieron mucha caña, lo de nadar cerca y hacerme perrerías se lo tomaban al pie de la letra; además he probado las aguas del pantano de Palmaces, el de Riaza, Encinas de Boadilla y el Tiemblo. Podría acertar a la primera de dónde es cada una en una cata a ciega de esas aguas. Gracias a todo este entrenamiento conseguí salir del agua de Riaza en 33 minutos, lo que no está nada mal para tan poco tiempo de entrenamiento. Contento no, contentísimo; para las expectativas que llevaba superé con nota el examen. Eso sí, salir del agua se me hizo duro… ¡porque no era capaz de ir en línea recta! Eso ni lo entrenamos ni me lo había dicho nadie, menudo mareo tenía”.
BIKE
“El entrenamiento en bici ha sido algo parecido. Partía de cero, con lo que tenía mucho por hacer, aunque aquí, sin desmerecer el trabajo de mis amigos, contaba con algunos de los mejores profesionales del mundo en biomecánica y la mejor marca de bicicletas. Desde Specialized se pusieron todos a mi disposición (me sentí un poco abrumado), mostrando la misma ilusión que yo y trabajando a tope para que pudiera llegar lo mejor adaptado. Carlos Arrébola ha conseguido algo que era impensable para mí: que me sintiera cómodo pedaleando sobre una bici. Ser runner pro durante tantos años tiene un precio: no tengo apenas flexibilidad por el acortamiento de mis isquios, algo que a priori está directamente peleado con cualquier cosa que suene a una posición aerodinámica. Mis primeras salidas fueron algo nuevo y motivante para mí; me lo pasaba como un crío, disfruté muchísimo. Nunca pensé que salir en una grupeta de carretera fuera tan divertido, y por supuesto tampoco pensaba que me pudiera entusiasmar este mundo. Las primeras salidas fueron con amigos que me llevaban arropadito en todo momento. Eso sí, mi manera de moverme con la bicicleta dejaba mucho que desear, ya que me movía mucho, no era capaz de ir recto, y las curvas me daban miedo. Empezaba de cero y quedaba mucho por hacer. Las primeras salidas estaban en torno a los 50 km, a unas medias de algo más de 30 km/hora. Poco a poco, pero sin dormirnos que nos pillaban los 90 de Riaza, iba aumentando la distancia. Cada vez algo más, aunque la salida más larga fue de 94 km; no he tenido tiempo de mucho más. En total hice para Riaza más de 600 km y mi progresión fue bastante más notable que en la natación. En la bici cada día era un pasito más y una nueva mejora; estaba evolucionando constantemente, tanto que empezaban mis primeras dudas de cara a Riaza.
“A vuestro lado me doy cuenta de que no sé sólo de nada, correr”
¿UTILIZO LA S-WORKS SHIV O UTILIZO LA VENGE CON ACOPLES?
La gente me decía que ir encima de la cabra es vital en el TRI, pero no hay juez más implacable que uno mismo y sé que mi posición y mi dominio de la bicicleta tampoco es la ideal. Salí varias veces con la cabra y he de confesar que era emocionante, pero no acababa de ir cómodo y eso que era una bicicleta montada con lo mejor. Lo siento, pero poco más puedo aportar en este sentido, ya que no soy el mayor experto en tecnología de bicis como Antonio del Pino, quien pacientemente me explicó todas las virtudes de cada milímetro de mis bicis. Con la Shiv prácticamente no había que hacer nada, los cambios electrónicos Di2 de Shimano funcionan a la perfección, pero el problema es que esa posición no era la mía, al menos de momento. Por ese motivo opté por el mejor plan para mí: iba a salir con la Venge de ruta, a la cual añadimos unos cuernos para intentar ir más acoplado. Intenté ir acoplado, pero mi problema venía por mi inestabilidad, ya que esa posición hacía que la bicicleta se me moviera mucho, y no tenía casi control sobre el manillar. Finalmente decidí quitar los acoples y salir con una bicicleta de carretera convencional… bueno, eso si a una Specialized Venge se le puede llamar “convencional”, porque a mí me tiene loco. Tenemos un gran idilio, fue amor a primera vista, pero los detalles íntimos quedan entre mi Venge y yo. Todas las posibles mejoras las voy a dejar para futuros retos. En esta primera ocasión he tenido que partir de cero y he preferido hacer las cosas paso a paso; ya tendré tiempo de cabras, de ir acoplado... creo que en tan poco tiempo hubiera sido demasiado. También me instalaron en la bici un cuentakilómetros con medidor de cadencia, ya que tenía que acostumbrarme a llevar cadencias altas. Empecé a entrenar en torno a 90-100, cosa que me hizo progresar mucho. Dejé de ir tan atrancado y me sentía mucho más cómodo, con lo que luego podía correr fresco desde los primeros kilómetros”.
TRI: Has elegido Specialized como marca para proveerte de material de ciclismo y hacerte el fitting sobre la bicicleta con ellos. ¿Por qué te decantaste por ellos?, ¿qué conclusiones has sacado tras tu estudio de posición? CM: Para mí son los mejores, es la marca número 1 y ese fue el principal motivo. Después de estar trabajando con ellos durante este tiempo tengo que decir que las expectativas que tenía se han visto sobrepasadas con creces. Estoy encantado del equipo de profesionales que rodean a la marca, han puesto todo a mi servicio para que me dedicara única y exclusivamente a pedalear. He dado mis primeras pedaladas con ellos y me han visto mejorar encima de la bicicleta. No han dejado de ayudarme durante todo este camino, y no era fácil ya que partíamos de cero.
RUN
“Aquí pocas novedades tenía que introducir. Por supuesto que no he descuidado en estas seis semanas la carrera. En mi caso es clave, ya que si me siento bien corriendo me siento preparado en las otras disciplinas, así que he tenido que hacer muchas sesiones, 13-14 de carrera a la semana, 5 sesiones de agua y al menos 2-3 de bicicleta, que también me hacía falta mucha mejora. No es que quiera dármelas de nada, pero sinceramente no creo que mis referencias en la carrera a pie dentro de un triatlón aporten nada útil a nadie”.
Y LLEGÓ EL “DÍA D”: ASÍ FUE EL HALF DEL ISOSTAR EXTREME MAN DE RIAZA
“Después de tantos entrenamientos el haber sido capaz de llegar a la cita preparado ya era motivo más que suficiente para sentirme ganador. Pero aún faltaba lo mejor, disfrutar de la competición. Ese día, la carrera me pondría en mi sitio; había entrenado mucho, estaba preparado, pero no sabía realmente qué sería capaz de hacer en carrera y cómo iba a ser mi comportamiento en ella. Ya quedaban pocas horas para comprobarlo y eso hacía que mis nervios y ansiedad fueran creciendo. Estaba con muchas ganas y con toda la ilusión del mundo por tener mi primera toma de contacto con el triatlón. He de confesar que la experiencia ha superado todas mis expectativas. Estos días de preparación han sido muy intensos… no sólo por todo el tiempo que he tenido que sacar para dedicar a las tres disciplinas, sino por lo que he disfrutado a lo largo de la preparación. Y todo gracias a la gente que me ha rodeado y me ha estado ayudando; ¿quién sigue pensando que este es un deporte individual? ¿Qué habría sido de mí sin todos esos amigos que se han volcado conmigo y que han estado ahí, mostrando su apoyo y ayudando a mejorar los muchos defectos que tengo y que necesitaba pulir? Como por ejemplo Molina, quien ha conseguido que abandonase definitivamente los manguitos. Estoy seguro de que no lo habría conseguido sin ellos. ¡Gracias a todos por vuestra ayuda y paciencia infinita!”
SWIM
“El día de la carrera fue un día de esos bonitos que siempre permanecerán en la memoria. Siete semanas intensas que finalizaron en apenas 4h13 35 . Las sensaciones fueron increíbles en todo momento, desde el día previo preparando todo, hasta los dolores y el cansancio que llegó después de la prueba. ¡Me gustó todo! Y lo disfruté desde el primer metro en el agua hasta el último de la carrera en la plaza de Riaza. El día previo acudí a la recogida
“Salir del agua se me hizo duro… ¡porque no era capaz de ir en línea recta!”
de mi dorsal, y fue curioso porque me dieron el número 11, el mismo dorsal con el que conseguí mi primera victoria en una carrera con tan sólo 11 años. Ya era un buen presagio, así que le pegué el número mágico a mi Venge y, no sin cierto recelo, porque como he dicho la quiero de forma especial, la dejé en boxes preparada para la batalla. Tras un buen madrugón, a las 04.45 ya estaba en pie, y después de desayunar con tres horas de antelación a la prueba, como dicen los expertos y mi propia experiencia, estaba listo para afrontar mi desafío. A las 8.00 era la salida, y antes quedaba por dejar en la T2 todo preparado para la carrera. Muchas cosas por hacer, muchas experiencias nuevas y con una edad a la que cuesta que algo así suceda, haciendo todo esto por mi primera vez”. “Por megafonía nos reclamaban: “Nadadores con gorro naranja ¡al agua!” Tras el bocinazo de salida y unos primeros metros de dudas, fui poco a poco encontrando mi propio ritmo, y en cada brazada me sentía mejor. La primera vuelta pudo ser muy mejorable, pero en la segunda me encontré bien. Intentaba ir concentrado, sin agobios, repitiéndome el mensaje de “nada bien, nada tranquilo y nadarás más rápido”. Trataba de alargar la brazada más y más, sin prisa, sin pausa, deslizando, intentado no tragar agua, alejándome de broncas (que en el agua no se respeta a nadie), con ganas de ir más rápido pero controlando en todo momento el ritmo. Cuando levanté la cabeza y veía que llegaba a la rampa final todavía fui capaz de acelerar mi frecuencia. Mi amigo Molina ha conseguido un pequeño gran milagro conmigo. Estaba acabando y no lo había hecho mal; llegué a la rampa y cuando quise comenzar a correr me sentí mareado, mi cuerpo no me obedecía e iba de un lado a otro. Tuve dificultades reales para subir la escalera, pero fueron tan sólo unos segundos, ya que comencé a correr en busca de mi Venge mientras me iba quitando el neopreno”. “No fue una mala transición, incluso mantuve la serenidad para escuchar a otro amigo, Rafa, que me gritaba: "Chema, vas el 34, muy bien". Decidí que saldría con calcetines en la bicicleta, ya que en carrera iban a ser necesarios por las altas temperaturas y la distancia, demasiados kilómetros y mucho riesgo de ampollas, así que preferí hacerlo en la T1”.
BIKE
“Desde mi corta experiencia, posiblemente dentro de unos años piense lo contrario, hay un momento clave en la T1: las primeras pedaladas. Tuve la gran suerte de sentirme fuerte nada más subirme a la bici. Puede que esperara salir hecho una piltrafa, pero sea como fuere, me encontraba bien. Tenía claro que era un circuito duro en el que no lo podía dar todo en la primera parte. La segunda vuelta me podría resultar demasiado dura y había que hacer esa primera vuelta con cabeza”. “Durante el recorrido me pasaba gente que iba muy acoplada, sobre todo en llanos y cuestas abajo. En las subidas era yo el que hacía más camino. En un punto del recorrido me crucé con los primeros y veía lo rápido que iban. Tampoco me desanimó verles, mi guerra era otra, aunque honestamente pensaba que todavía podía entrar en carrera, competir contra mí mismo y por qué no, contra otros rivales. Era cuestión de seguir pedaleando y esperar mi momento. Antes de comenzar la segunda vuelta en bici pude ver a Paula, Nicolás, Daniela y Nuria. Me di cuenta cuando ví sus caras; durante unos segundos alucinaron viendo a un Chema distinto. Era un Chema sobre dos ruedas. Yo sufro como todo el mundo y en ese punto empezaba a estar tocado. Mi familia está muy acostumbrada a animarme y yo a que me animen, pero este escenario era distinto y sus ánimos también lo eran. Estaban mucho más divertidos que de costumbre y verles sonriendo así hizo que las energías volvieran nuevamente a mí, al menos durante un rato. Comí, bebí, y tomé geles durante todo el recorrido en bici: dos barritas, dos geles (uno con cafeína y otro sin) y dos bidones, uno con Iso Energy y el otro con Total Recovery, todo de mi marca Victory Endurance. Tuve la suerte de no pinchar y de no sufrir averías, aunque también había entrenado previamente cómo se debían cambiar rueda y cámara con la gente de Specialized”. “Mi familia también fue una pieza clave, con sus ánimos, en cada una de las vueltas. Nicolás estuvo muy nervioso durante toda la carrera, creo que estaba preocupado porque su padre no tenía buena cara y tampoco iba con los primeros. El último tramo del sector de la bici era tremendo, cuestas con pavés antes de llegar a la T2. Cuando tuve que bajarme de la bici no sabía qué tenía que hacer. Tuve un momento de abstracción producto del relax que da el saber que has acabado de pedalear y… ¡se me había olvidado todo! ” “No es fácil permanecer concentrado durante toda una prueba tan larga. Siempre hay momentos en los que sin querer te evades, te vas a tus cosas y luego vuelves a la carrera. Hay que tener cuidado de no liarla con esos despistes. Afortunadamente espabilé rápido, volví a concentrarme, me quité calas y me baje de la bicicleta con bastantes dificultades”.
“Hawái es uno de esos sitios a los que hay que ir una vez en la vida… ¡pero a hacer el
Ironman!”
RUN
“Mis sensaciones eran horribles. ¡No era yo! No podía apenas andar y las sensaciones no se parecían a ninguna transición que hubiera hecho en las semanas previas. Estaba arrugado de ir en la bici, así que me puse a trotar hasta llegar a mi box. Con calma me cambié de zapatillas, me quité el casco, y poco más. Ahora venía mi sector; realmente no buscaba exhibirme ante nadie, sino descubrir cómo me había afectado la natación y la bici en lo que mejor sé hacer, correr. Tras unos primeros metros en los que me costaba el simple hecho de mover las piernas, empecé a encontrar mi ritmo. Pero me resultaba difícil correr, iba un poco atrancado. Nuria, mi mujer, me dijo después que desde fuera se me veía muy mal en esos primeros metros, y que ella pensaba que me iba a tocar sufrir. Estaba en lo cierto. Sufrí como un perro, pero como cualquiera de los otros triatletas que estaban allí. Después de más de tres horas de esfuerzo no hay nadie que vaya cómodo, todos sufrimos, cada uno a su nivel pero es igual de duro para todos. Tuve paciencia, no me desesperé y de repente empecé a correr como yo sé. Pasé de ir “roto” a sentir como llegaba mi zancada habitual… y no voy a negar que se me escapó una tímida sonrisa. Empezaba el juego que había planeado, una deportiva y sana caza de triatletas. Cada uno en lo suyo intenta hacerlo lo mejor posible; a mí nadie me había esperado ni en el agua ni la bici, así que tenía que ir muy rápido. Iba a saber cuánto puede remotar un ex runner profesional en un trialtón de media distancia”. “Tenía que remontar, quería remontar, y así fue. Cada paso, cada zancada iba siendo mejor que la anterior. Mis sensaciones mejoraban y yo cada vez me parecía más a mí. No paraba de pasar a gente; todos me animaban y yo no dejaba de correr cada vez más y más rápido. No sabía mi puesto pero el objetivo más urgente era el triatleta que tenía delante y luego el siguiente. No fue la media maratón más rápida de mi vida, ni mucho menos, pero sin duda fue la que más corta se me hizo. Por norma general salgo en cabeza y luego somos cuatro o cinco corredores los que llegamos en cabeza al final para disputarnos el podio. Aquí se trataba de ganarme el primer puesto, no de defenderme por no perderlo. Eran cuatro vueltas a un circuito de 5 km muy duros por el calor, el desnivel y, sobre todo, por la fatiga acumulada. No tenía muchas referencias; sabía que iba delante y alguien me gritó: “!vas entre los 10!”. Eso me espoleaba más. Perdí un poco la posición porque nos juntamos todos y era difícil saber el puesto en el que iba. Yo solo corría y cuando faltaban apenas 500 metros empecé a saborear lo que había sido ese triatlón media distancia: el agua, la bici y ya estaba casi acabado, 400, 300, 200... apenas un giro y llego a la plaza. En ese momento
escucho a Molina y a mi vecino Pepo: “¡tienes al 3 y 4 aquí, los coges!”. El plan era entrar tranquilo, pero al verles cambié mi mirada en un segundo. Sin tapujos, apreté a muerte por cogerles. No me gustan los competidores que siempre se justifican con puestos que nada tienen que ver con la realidad. Las carreras acaban exactamente en la línea de meta, para eso se marca, y es para todos la misma. Después de todo un Half, el tercero, el cuarto y yo, quinto, después de 4h13'35" de esfuerzo, entramos esprintando para acabar separados por tan sólo un segundo de diferencia!”
BALANCE FINAL
“Estuve muy cerca del podio pero eso no me importó. Quedé quinto en mi debut y prometo que lo disfruté como una victoria. Ya era triatleta, un finisher más, y eso me hacía feliz. Habían sido seis semanas intensas, duras pero increíbles, y el resultado final fue como había imaginado: una competición muy dura en la que di todo lo que tenía, obligado incluso a esprintar al final. Por todo esto me siento tremendamente satisfecho.
“2015 estará repleto de increíbles objetivos para ser llevados a cabo paso a paso, zancada a zancada”
Lo de quedarme a un segundo del podio queda como algo anecdótico. Me quedo con que entrené, viví y disfruté mi primer triatlón como había imaginado. Eso sí es un éxito. ¿Repetiré? Seguro. ¿Un Ironman? Seguro también. Tengo que dar las gracias a la gente que no dejó de animarme durante todo el recorrido; eso lo hizo todo más fácil. Y también a los corredores que cada vez que coincidíamos me daban un grito de aliento. Esa sigue siendo la mejor de las victorias. Me fui de Riaza satisfecho por muchos motivos: no me ahogué, no me caí de la bici, y corrí lo que me permitió mi cuerpo después del cansancio acumulado. ¿Con qué me quedo? ¡Con todo! ¿Qué fue lo más duro? Posiblemente las transiciones. Salir del agua mareado, sin poder correr en línea recta…o bajarme de la bicicleta y comprobar que apenas puedo andar. ¡Qué gran experiencia! Y sobre todo poder compartirla con tantos amigos. Creo que eso lo hizo todavía más especial. Gracias a todos los que habéis conseguido que este viaje haya sido tan especial, sois muchos y os quiero a todos”.
EL RETO CONTINÚA
TRI: En tu época de atleta profesional corrías unos 10.000 kilómetros al año, dormías 10 horas al día y comías hasta 3 kilos de fruta al día... Ahora que le estás dando al triatlón seguro que cubres más distancia al año entrenando que conduciendo el coche, ¿no? ¿Cuántas horas le dedicas al descanso y la desconexión?
CM: Me he dado cuenta de que con el triatlón se necesitan días de, al menos, 26 horas. Es admirable la gente que puede llegar a preparar una prueba como ésta, con tres disciplinas tan diferentes y que requieren de tanto esfuerzo. Lo que queda claro es que el componente social y la variedad hacen que esta modalidad tenga tantos adeptos, yo entre ellos. Si para una maratón dedicas 24 horas al día, para un triatlón necesitas muchas más; al final se trata de hacer que entreno y recuperación estén en su justa medida, no sirve de nada sólo entrenar si no se descansa.
TRI: ¿Tienes en mente algún triatlón más largo y más lejos de casa? ¿Quizá el Ironman de Lanzarote para el próximo año?
CM: ¿Me estas lanzando un reto? ¡Ojo conmigo eh! Ja, ja, ja… De momento este año con los 4 Deserts y el Half de Riaza creo que voy servido, pero a la vuelta de la esquina estará un 2015 repleto de increíbles objetivos para ser llevados a cabo paso a paso, zancada a zancada… TRI: ¿Alguna vez has estado en Hawái?, ¿Te gustaría ver la competición del Campeonato del Mundo y poder compartir algún entrenamiento con alguna de las estrellas mundiales de la especialidad? ¿Te gustaría poder clasificarte para cruzar su mítico arco de meta? CM: Me sigues poniendo los dientes largos… ¡y ya sabes que a mí que me va la marcha! Quien me conoce sabe que algún día cruzaré ese arco de meta, no sé en qué posición ni en que tiempo, pero lo haré. Hawái es uno de esos sitios a los que hay que ir una vez en la vida… ¡pero a hacer el Ironman! TRI: Los grandes deportistas tenéis gestos característicos. La corredora Paula Radcliffe tenía su característico movimiento de cabeza, el triatleta Alistair Brownlee una forma personal de dar zancadas, y tú con tu gesto en la cara de sufrimiento apretando los dientes. ¿En qué momento o situación de tu vida deportiva y/o personal los has apretado más? CM: En cada carrera he tratado de dar lo mejor de mí, dejar hasta la ultima gota de energía en cada competición, así que lo de la cara con los dientes apretados viene de serie, ja, ja, ja. El deporte de alto nivel es muy duro, peleas por dar lo mejor de ti y lo haces con otros muchos que quieren hacer lo mismo, todos buscamos la gloria traducida en metales. Eso me ha hecho padecer, sufrir y disfrutar mucho a lo largo de toda mi carrera deportiva. TRI: ¿Qué opinión te merece el doping en cualquier deporte, especialmente en triatlón donde cada día saltan nuevos positivos y cada vez más afectados proceden no sólo del campo profesional sino también del campo amateur o Grupo de Edad? CM: El doping es la gran lacra del deporte moderno y lo odio. Siempre he luchado contra él; creo que en este país nos ha faltado ser menos tolerantes, ha sido nuestra asignatura pendiente. Para mí un deportista que rebasa la línea del doping deja de ser deportista y pierde toda su credibilidad. Sus medallas y sus marcas dejan de tener sentido. Quiero seguir pensando que existe un deporte limpio en el que la gente trata de dar el máximo para conseguir sus sueños. Si pienso esto en el más alto nivel, queda claro que me resulta ya
incomprensible que se haga a un nivel más amateur. TRI: Tienes hijos, has escrito libros e incluso tienes un polideportivo con tu nombre en Villaviciosa de Odón (Madrid). ¿Has plantado ya un árbol? CM: En casa he plantado un albaricoquero que da unos albaricoques increíbles, un manzano que da manzanas todavía un poco ácidas y un peral que no ha dado nada. TRI: Siempre te vemos metido en causas solidarias, aperturas de nuevos retos y negocios. ¿De dónde sacas tanto tiempo y energías para estar siempre a tope? CM: No lo sé… trato de aprovechar todo el tiempo del que dispongo, nada más, aunque un par de horitas más al día tampoco no me vendrían nada mal, sobre todo para estar algo más de tiempo en la cama, que eso nunca sobra. TRI: Eres un hombre polifacético, muy mediático y cercano a la opinión pública. ¿Te gusta estar siempre en el 'ojo del huracán'? CM: Soy como soy, no puedo evitarlo, ni tampoco trato de forzarlo. Siempre he sido alguien inquieto, un optimista sin remedio que sólo trata de ser feliz cada día. TRI: Te hemos visto hacer de todo dentro y fuera de este mundillo. Desde TV, libros hasta cantar recientemente con Rafa Gutiérrez de Hombres G el tema 'Somos runners' para promocionar el Maratón de Madrid. ¿Qué aficiones 'secretas' o actividades para olvidar el estrés tiene Chema? CM: Creo que pocos secretos me quedan. Me gusta hacer de todo, descubrir nuevas cosas, sentir experiencias diferentes, vivir nuevas aventuras. Aunque lo de cantar no sea mi fuerte, ni por supuesto tocar la guitarra, son esas cosas que me gusta hacer de vez en cuando y que me hacen desconectar de todo. Lo cierto es que tengo un micro en mis manos y me pierdo. TRI: Si volvieras a nacer. ¿Elegirías nuevamente el deporte como salida profesional? O abrirías nuevos retos empresariales. CM: Afortunadamente, tengo que decir que no cambiaría mi vida; creo que ser deportista de alto nivel no se elije, te toca. No soy capaz de imaginar mi vida fuera del deporte, es mi vida y mi gran pasión. Soy muy afortunado. TRI: En tu casa se respira deporte de alto nivel. Tu mujer, Nuria Moreno, fue olímpica en Sidney 2000 con la selección española de hockey. Tenéis dos hijas y un hijo, ¿os gustaría que alguno de ellos recogiera el testigo deportivo? CM: Nuestros hijos han nacido y son fruto del deporte. A Nuria y a mí nos encantaría que ellos pudieran vivir una experiencia como la nuestra, pero lo que tenemos claro es que lo primero que tienen que hacer es formarse.
“Gracias a todos los que habéis conseguido que este viaje haya sido tan especial, sois muchos y os quiero a todos”
Ahora son niños y deben jugar, disfrutar y vivir el deporte pero de una forma lúdica. A ellos les gusta y a nosotros nos encanta que les guste, queremos que el deporte sea para ellos una forma de ver la vida y que les aporte todas las cosas buenas que nos ha dado a nosotros. Pero no queremos hacer campeones, queremos tener niños felices, aunque si alguno tiene cualidades y llegase a vivir el mundo del alto rendimiento, tengo que reconocer que sería algo mágico el poder verlo. TRI: Tienes 42 años, una edad muy maratoniana. ¿Dónde y haciendo qué te ves en otros 42 añitos? CM: Pues posiblemente levantándome por la mañana, tomándome un café y saliendo a correr-andar un ratito. Será muy suave, pero estoy convencido que seguiré corriendo mientras siga respirando.