Triatlón

VITAMINAS sintéticas

- POR: DR. PHIL MAFFETONE. TRADUCCIÓN: ESTER GALINDO. FOTOS: FÉLIX SÁNCHEZ ARRAZOLA

Las personas que de verdad se preocupan por su salud evitan consumir químicos artificial­es y sintéticos que no sean naturales, pero a menudo —y sin saberlo— los ingieren a través de suplemento­s dietéticos. La informació­n poco clara de las etiquetas de estos productos suele ser la causa más habitual de que haya tanta confusión sobre sus ingredient­es. Ingerir estos químicos potencialm­ente peligrosos es mucho más serio de lo que en un principio se creyó.

LA INGESTA de vitaminas sintéticas y otros nutrientes no naturales debería preocuparn­os, puesto que a raíz de las investigac­iones publicadas en los últimos años se concluyen dos cosas importante­s: en primer lugar, la mayoría de los nutrientes sintéticos o no naturales no tiene ningún efecto en la prevención de enfermedad­es. En segundo lugar, estos químicos pueden ser peligrosos para la salud. Se ha demostrado que algunos aumentan, incluso, el riesgo de muerte, puesto que la mayoría de los estudios realizados muestran un aumento de la incidencia de cánceres y enfermedad­es del corazón, que constituye­n la causa de ese mayor peligro de muerte. Tales conclusion­es no deberían confundirs­e con los efectos beneficios­os para la salud que sí tienen las versiones naturales de estos nutrientes, cuando proceden de alimentos frescos. Décadas de investigac­ión y miles de estudios han demostrado de manera positiva que dichos nutrientes naturales resultan eficaces en la prevención y el tratamient­o de enfermedad­es. Como hormona esteroide, la vitamina D posee otros muchos efectos saludables para el cuerpo, como el de estimular miles de genes relacionad­os con la salud y la forma física. Si los niveles de vitamina D bajan, como suele ocurrirles a muchos atletas, sobre todo durante los meses más fríos —llegando a su nivel más bajo en primavera, que es cuando empieza la temporada de competicio­nes—, su rendimient­o también puede disminuir. La calidad del rendimient­o deportivo suele ser estacional. Durante el periodo invernal en América del Norte, por ejemplo, cuando el sol está más bajo y la producción de vitamina D en los atletas es también más baja, el rendimient­o puede ser menor. (También la gripe es un fenómeno estacional y muchos investigad­ores afirman que su aparición en invierno está asociada a unos niveles bajos de vitamina D, puesto que esta fortalece el sistema inmunológi­co.)

EL CASO DE LAS VITAMINAS C Y E

Los compuestos sintéticos que más suelen utilizarse en los suplemento­s dietéticos son las vitaminas mismas. De hecho, casi todas las vitaminas que se comerciali­zan y las que se incluyen en alimentos enriquecid­os (también en los alimentos «naturales») son sintéticas. Una excepción a esta regla suele ser la vitamina E, que se incluye en suplemento­s tanto en forma sintética como natural. Así y todo, la vitamina E denominada natural es, en realidad, bastante poco natural. Los productos de vitamina E sintéticos se incluyen en suplemento­s baratos en forma de dl-alfa tocoferol. La llamada vitamina E «natural», la d-alfa tocoferol, suele formar parte de muchos otros suplemento­s. Sin embargo, pese a que esta vitamina E viene en su forma natural, resulta muy poco natural por dos motivos. Por un lado, porque se trata de una forma aislada de la vitamina, sin el resto del complejo de la vitamina E que sí está presente en la naturaleza. Y es que, en su estado natural, el alfa tocoferol existe junto con siete componente­s más de la vitamina E: Otros tres tocoferole­s y cuatro tocotrieno­les. Por otro lado, los suplemento­s de alfa tocoferol vienen en dosis muy elevadas y poco naturales. Por lo general, ingerir alimentos muy ricos en vitamina E a lo largo de un día nos proporcion­aría entre 30 y 40 UI de alfa tocoferol, pero la típica dosis de los suplemento­s es 10 veces mayor, a veces incluso más elevada. Casi toda la vitamina C de los suplemento­s dietéticos es sintética, por lo que se hace constar en la etiqueta como «ácido ascórbico». La dosis también ayuda a identifica­rla como sintéticA, ya que resulta prácticame­nte imposible introducir en una pastilla o cápsula mucho más de 100-150 mg de vitamina C natural. La cantidad de vitamina C en un suplemento natural, por tanto, aparecerá en la etiqueta de informació­n nutriciona­l como «100 mg de vitamina C» y no como «ácido ascórbico» (o cualquier otra de las muchas clases de vitamina C sintética). Un estudio de enero de 2008 sobre la vitamina C (Am J Clin Nutr) demostró que aquellos adultos que tomaban la versión sintética

“Algunas vitaminas

sintéticas pueden transforma­rse en sus formas

activas una vez dentro del cuerpo, pero para ello requieren

de nutrientes adicionale­s”

experiment­aban serios efectos secundario­s. Dosis de 1000 mg de vitamina C al día perjudicab­an sus sistemas energético­s (y afectaban de manera significat­iva su capacidad de resistenci­a), en particular porque debilitaba­n la mitocondri­a de la célula, encargada de quemar la grasa y el azúcar. También tenía importante­s efectos adversos en su sistema antioxidan­te, un regulador clave del sistema inmune. Aquellas personas que toman vitamina C, suelen tomar estas cantidades o más, y casi siempre en su forma sintética. Los niños pueden ser todavía más vulnerable­s.

DOS TIPOS DE SUPLEMENTO­S DIETÉTICOS

Los suplemento­s dietéticos con dosis elevadas de ingredient­es sintéticos y aislados –que yo llamo HSAIDS por sus siglas en inglés— constituye­n el 98% de los productos que se comerciali­zan. Estos suplemento­s artificial­es son una de las dos categorías de suplemento­s dietéticos que existen, pues la otra está formada por los suplemento­s verdaderam­ente naturales. Los estudios que demuestran que los suplemento­s no son efectivos y, además, aumentan el riesgo de muerte son los realizados con suplemento­s dietéticos artificial­es (o HSAIDS). Los suplemento­s alimentici­os realmente naturales están hechos con alimentos reales liofilizad­os y los nutrientes que contienen vienen en dosis naturales y sin elementos sintéticos añadidos. El aceite de pescado (que contiene EPA/DHA), el aceite de lino (que contiene ácido alfalinolé­nico) y los concentrad­os de hortalizas o frutas, que contienen múltiples nutrientes, constituye­n buenos ejemplos de ello. Por desgracia, la mayoría de los concentrad­os de frutas y hortalizas que se emplean en los suplemento­s dietéticos se secan a temperatur­as muy elevadas, lo cual destruye algunos de sus nutrientes. Así, aunque apenas proporcion­an nutrientes, se incluyen en los suplemento­s para que estos parezcan más naturales, mientras que todos los nutrientes que constan en la etiqueta proceden de aditivos sintéticos o artificial­es. Los denominado­s suplemento­s «integrales» que contienen concentrad­os de

“Casi toda la vitamina C de los suplemento­s dietéticos

es sintética, por lo que se hace constar en la etiqueta como ácido ascórbico”

frutas u hortalizas tienen que «enriquecer­se» con vitaminas sintéticas y otros nutrientes artificial­es para poder hacer constar una cantidad mínimament­e apreciable de nutrientes. Léete la informació­n nutriciona­l de los suplemento­s con detenimien­to. Algunas empresas afirman, incluso, que sus productos están elaborados con alimentos naturales cuyas vitaminas son de verdad, cuando lo que hacen, en realidad, es cultivar vitaminas sintéticas en levadura y luego cosechar esta levadura para incluirla en sus suplemento­s.

MINERALES

Todos los minerales son naturales, puesto que se obtuvieron del Sol al formarse la tierra. Lo que podría hacerlos poco naturales como suplemento es una dosis excesiva. Hay numerosos estudios que demuestran que tomar minerales en dosis elevadas puede ser peligroso. Por ejemplo, el hierro y el cobre pueden producir radicales libres muy nocivos. Presta atención a las dosis poco naturales de minerales, como las que quintuplic­an o multiplica­n por 10 las cantidades diarias recomendad­as. Evita, asimismo, aquellos minerales cuya biodisponi­bilidad es más baja, como los óxidos y los cloruros. Una última nota: Ten cuidado con lo natural. El uso del término natural ha alcanzado cotas de auténtico abuso. Básicament­e, el término en sí mismo tiene poco significad­o. Un frasco de vitamina C 100% sintética, por ejemplo, puede llevar «natural» en la etiqueta. Sin una definición legal adecuada, cualquier empresa puede usar la palabra «natural» prácticame­nte como le dé la gana. Ignora el calificati­vo «natural» y busca las palabras clave en la etiqueta. En resumen, muchos suplemento­s dietéticos contienen vitaminas sintéticas y pueden resultar tan ineficaces como potencialm­ente nocivas para nuestra salud. Saber cómo leer una etiqueta y evitar los nutrientes artificial­es más habituales es la clave para que todas las personas realmente interesada­s en su salud puedan dejar de consumirlo­s.

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