Estrategias psicológicas
Para ello, te dejamos unos consejos interesantes que debes observar para desarrollar una personalidad resistente: Dedica un tiempo a estudiar si los pensamientos que te acompañan se ajustan al tipo de entrenamiento, alentándote en los momentos de mayor apremio y apoyándote a continuar tras el esfuerzo. La actividad mental de los atletas en una prueba de este tipo es muy intensa, guardando estrecha relación con el rendimiento. El entrenamiento de la actitud durante la carrera será útil para controlar los momentos más críticos, cómo luchar para no abandonar o realizar un notable sobreesfuerzo. Elige el pensamiento y las emociones que te van a ayudar a alcanzar el objetivo. Escoger lo que piensas determina lo que sientes y cómo actúas. Tú eres el protagonista. Aprende a manejar la situación y no permitas que sea ella la que te controle a ti.
Practica tu capacidad de centrar la atención, desarrolla un diálogo interno estimulante o tranquilizador, dependiendo de la situación, y analiza en qué circunstancias es más útil centrar tu observación en las propias sensaciones corporales involucradas en la carrera (estrategias asociativas), o por el contrario fijarte más bien en estímulos del ambiente que faciliten una desconexión de la actividad anterior (estrategias disociativas).
A pesar de la adicción que en ocasiones produce el entrenamiento, el atleta debe ejercer una conducta de control, siendo capaz de tomar decisiones importantes como parar en un determinado momento para descansar, o introducir una sesión más suave en el entrenamiento.
El estado de ánimo puede convertirse en tu peor enemigo o en tu gran aliado. La buena noticia es que depende de nosotros controlarlo. Una vez detectado, se trata de fijar el foco de atención en aquellos estímulos que o bien nos ayuden a mantenerlo en el caso de que nos esté beneficiando en el rendimiento, o bien dirigirlo a aquellas señales que nos faciliten cambiarlo por otro más adecuado. La clave para el éxito deportivo es aprender a hablarse a sí mismo de forma positiva.
Se trata de focalizar nuestra atención en las fortalezas, en aquello que hemos trabajado y que en otras ocasiones nos ha servido para alcanzar el éxito. Si conocemos nuestro potencial, podremos volver a repetir esas actuaciones que en anteriores ocasiones nos aportaron conseguir logros, y limar o entrenar las debilidades que hicieron el camino más difícil. Un recurso adecuado es pensar cómo sopesaría la misma situación alguien positivo y con una gran seguridad en sus capacidades, para intentar valorar las circunstancias desde otro punto de vista más enriquecedor.