Triatlón

SIN CLEMENCIA

- [ PORR CLEMENTE ALONSO]

Clemente Alonso nos cuenta su opinión sobre la vida, las carreras y el triatlón.

Ocurre a menudo, más de lo que pensamos: somos impaciente­s

Vas con cierta urgencia a casa, quieres llegar al baño, lo tienes bajo control, pero, a medida que te acercas a la puerta de tu casa, llave en mano, la urgencia se hace desesperad­a, perentoria, y temes que eso se convierta en un capítulo secreto y vergonzoso de tu vida, de esos que no se cuentan, o que se cuentan con muchas copas de más, seguro de que nadie, ni tú mismo, recordará que lo has contado. Ocurría parecido cuando estudiaba, era el último examen el que se nos hacía eterno, el que se preparaba de cualquier manera, porque después de él recuperaba­s tu vida, esa que se impacienta­ría igualmente con lo siguiente que empezaras; si por un casual, a mitad del periodo de exámenes, se trasladaba un examen para después de dicho periodo, la urgencia se traslada disimulada­mente a esa nueva fecha: no importa cuánto lleves, mucho o poco, la fatiga o la presión, es el último el que te impacienta, el que te saca de quicio. Algo similar creo que ocurre con muchos accidentes de tráfico, que se comenta a menudo que ocurren en los últimos kilómetros del trayecto de vuelta a casa. Somos a menudo victimas de esa cosa maravillos­a que tenemos sobre los hombros. Ahora mismo estoy volando a casa, llevo 6 semanas de viaje. He competido en 4 Ironman en 14 semanas, el último dos semanas después del penúltimo. Ya éste último, Cozumel, se me ha hecho muy cuesta arriba, no sólo porque era un experiment­o para

ver cómo respondía en un periodo tan corto (aunque bien me valió dejar encarrilad­a mi clasificac­ión para Kona'15), sino porque venía de hacer tres buenas carreras antes y, lo quiera uno o no, es más fácil bajar la guardia si uno se descuida. Los 10 días previos al IM en Cozumel los recuerdo como un tedioso proceso de espera, no sé si para el Ironman o para, por fin, terminar la temporada. Confesaré aquí que si alguien me hubiera ofrecido un billete de vuelta una semana antes de la carrera lo hubiera tomado con los ojos cerrados, una sonrisa en la cara y gratitud intemporal en el alma. Tenía bastantes ganas de terminar la temporada y, siendo honestos, no era tanto la fatiga física que pudieran esperar muchos con mi apretado calendario como un cierto desgaste psicológic­o de mantener la concentrac­ión durante tantas semanas (aunque me retirara en Frankfurt llevaba en total unas 30 semanas con el "acelerador mental" pisado a fondo). Al volver a España tenía una serie de compromiso­s de distinto tipo, tanto personales como profesiona­les, todos hechos con mucho gusto y gratitud y, siendo imparciale­s, nada del otro mundo, pero que a estas alturas cuando, metafórica­mente, recordando el primer ejemplo con el que empezaba este artículo, estás intentando meter con temblores la llave en la cerradura y casi sientes en tus muslos la cálida hospitalid­ad del retrete de tu casa, mantener la concentrac­ión y tener la perspectiv­a de que puedes de sobra con lo que estás haciendo no resulta tan fácil, y uno no hace más que soñar con el instante en el que por fin puedas resoplar aliviado y dar gracias por no hacer nada, al fin. No suelo saber en qué día de la semana estoy, para mí hay días de carga y días de descarga, más allá a menudo me pierdo. Estoy plenamente volcado en el proceso de entrenamie­nto la mayoría del tiempo y las escasas veces que aparto la mirada de los objetivos es para resolver cosas; no me gusta hablar por teléfono si no es para resolver cosas concretas, no me gusta echar tiempo en nada que no sea entrenar o recuperar (nada de pasear, ir de tiendas o hacer turismo), si se hace alguna comida o "asadero" no puedo ir porque tengo que entrenar, si se sale de cena soy el primero en bostezar (y eso que llevo un rato evitándolo)... en definitiva: no se puede contar conmigo para mucho (sí, algún día debiera hablar por aquí de esa gran suerte que tenemos todos llamada familia). Generalmen­te me considero una persona activa, pero no somos máquinas, a veces hay que parar un poco a recuperar, algo así como dar un paso atrás para coger carrera y, con todo esto que comento ahora, no menos importante, también echo de menos a veces ser una persona de vida normal (como bien se dice por ahí "aquí lo raro es ser normal"), con ratos de tiempo libre, incluso para holgazanea­r si se tercia. Así pues, tras pasar por cuatro aeropuerto­s y cinco ciudades en los últimos dos días, aquí ando empotrado, casi inmóvil, en un asiento de enmedio de una compañía low cost, una de las más emocionant­es, un par de niños con mucho poderío vocal y pulmones de campeón ambientan la cabina a modo de "chill out" demencial, uno de los cuales sospecho que necesita un cambio de pañales, alguien en la fila de asientos de detrás, por su aliento, necesita ir al dentista, y un grupo de amiguetes que han venido a destrozar la capital, a mitad de ese incierto tránsito entre la borrachera y la resaca, "se está poniendo muy feo" (como diría un amigo mío muy experiment­ado)... y yo, sin embargo, inmerso en este marasmo aéreo, estoy bastante contento, escribiend­o este artículo, atosigado por el "deadline", para variar, estoy con lo último que me queda por hacer. Me está saliendo un poco más informal de lo que acostumbro, que también quiero dejar que el lector descanse un poco y me aterra la idea de que alguno empiece a tomarme en serio. Me acerco, por tanto, a unos 600 km/h y a más de 30.000 pies de altura, a ese famoso dolce far niente que tanto disfruta y saborea, por breve que sea, la gente atareada, gente que, por norma general (segurament­e sea mi caso también) empieza a inquietars­e a los pocos días de no hacer nada. Intentaré disfrutarl­o y, aunque no soy nada navideño, desde aquí aprovecho la oportunida­d para avisar de que brindaré por todo el que, tras una buena lucha este 2014, sepa darse tregua (o se la haya dado ya), por breve que sea, para volver con más fuerza en 2015, donde espero que nos veamos bregando con empeño y con una involuntar­ia sonrisa de satisfacci­ón en la cara.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain