Por Cristina Azanza
En el ámbito deportivo, ya sea profesional, amateur o recreacional, uno de los mayores problemas a los que se debe enfrentar el deportista es el de las lesiones, que es un riesgo inevitable e inherente de la práctica deportiva, sobre todo en disciplinas como el Triatlón y, en especial, en la carrera a pie. La lesión no sólo compromete el rendimiento del deportista, sino que también ocasiona dolor, incertidumbre y afecta incluso al estado de ánimo y a las relaciones personales. Por ello, minimizar su impacto y generar estrategias de afrontamiento activas puede ayudarnos a facilitar la recuperación y convertir una debilidad pasajera en una fortaleza permanente, siempre que contemos con los recursos necesarios y conozcamos sus ventajas y utilidades. Según diversos estudios, el porcentaje de lesiones en el triatlón supera con creces el 50% (62% en el estudio de Shaw, 2007). El 51% de estas lesiones se producen durante el primer año de práctica debido a mecanismos lesivos de la carrera a pie. Es decir, si eres triatleta y debutante, o con poca experiencia, y no tienes una buena técnica de carrera, existen bastantes probabilidades de que a lo largo de la temporada tengas alguna lesión, molestia o sobrecarga que te impida realizar tus sesiones de entrenamiento de carrera durante un período de tiempo. No obstante, existen una serie de alternativas a la carrera en las que se trabajan todos los grupos musculares implicados en la misma, sin el traumatismo propio de salir a rodar al aire libre, o siendo éste menor. A continuación os explicamos algunas de estas alternativas, con sus ventajas y aspectos a tener en cuenta.