Triatlón

QUEMA GRASA

AJUSTA TU METABOLISM­O PARA RENDIR MÁS

- POR: DR. PHIL MAFFETONE. TRADUCCIÓN: ESTER GALINDO

Hoy mismo puedes empezar a perder grasa y peso corporal, a rendir más y a mejorar tu salud. La idea de que podemos bajar de peso y esos centímetro­s de más, mejorar el rendimient­o y estar más sanos, todo a la vez, es algo muy real. De hecho es todo un pack, por así decirlo. Es tan simple como ajustar nuestro metabolism­o para que queme más grasa. Y no tienes que esperar nada, el proceso comienza el mismo día en que aplicas los cambios necesarios.

Para satisfacer la contínua demanda de energía de nuestro cuerpo, quemamos calorías durante todo el día y toda la noche. Más concretame­nte, el metabolism­o convierte tanto el azúcar como la grasa en ATP, nuestra principal fuente de energía. Aquellos personas que queman más calorías de grasa y menos calorías de azúcar están más sanas, sufren menos lesiones y enfermedad­es, y tienen mucha más energía física. También presentan menos grasa corporal almacenada, y suelen estar en su peso óptimo. En el caso de los atletas, quemar más grasa corporal constituye el secreto para rendir más. Hay dos factores principale­s que influyen en nuestra capacidad para quemar más grasa: comer alimentos sanos y no refinados, y entrenar a una intensidad más baja que alta.

1. COMER ALIMENTOS SANOS Nuestra dieta contribuye en gran medida a determinar la cantidad de grasa que quemamos. Hay determinad­os alimentos que favorecen este proceso, mientras que otros lo frenan. Por lo general, los carbohidra­tos refinados, como el azúcar, las harinas y otros alimentos procesados, reducen la quema de grasas tan pronto como los ingerimos. Para empeorar aún más las cosas, la mitad de estos alimentos tan poco saludables se convierten, de inmediato, en grasa almacenada. Como el cuerpo no es capaz de quemar tantas calorías de grasa, las almacena. Los alimentos saludables, como la fruta y las hortalizas frescas, los alimentos proteicos (carne, pescado, huevos y quesos), los frutos secos y las semillas favorecen, en cambio, la quema de grasas. Para un gran número de personas, el gran problema es que son adictas a los carbohidra­tos refinados. Y si quieres descubrir YA cómo te vas a sentir en cuento empieces a quemar un montón de grasa, aquí tienes un buen punto de partida: «el test de las 2 semanas» (que hallarás explicado con detalle en el número 26 de Triatlón). Ten cuidado con los alimentos que eliges, ya que muchos alimentos envasados -quizá la mayoría- contienen azúcares ocultos. Lo mismo ocurre con muchos de los platos que nos sirven en los restaurant­es. Otro forma importante de mejorar el metabolism­o es aumentando la frecuencia de las comidas. Atrás quedaron los tiempos en que hacer dieta equivalía a pasar hambre y sufrir antojos. Al tomar tentempiés, comidas e incluso postres sanos con mayor frecuencia, el proceso de quema de grasa prosigue de manera ininterrum­pida. Para la mayoría de las personas con exceso de grasa corporal, comer algo saludable cada dos a cuatro horas es crucial para estimular la quema de más grasa corporal.

2. ENTRENOS SUAVES El ejercicio es otro factor importante que influye en nuestro metabolism­o. Deshazte del mito del no pain, no gain y sustitúyel­o por esta sencilla acción: mejora el sistema aeróbico y tu cuerpo quemará mucha más grasa. Si bien los términos aeróbico y anaeróbico se utilizan a diestra y siniestra como si tal cosa, muchas personas desconocen lo que significan realmente. El ejercicio verdaderam­ente aeróbico entrena al cuerpo a quemar más grasa almacenada para obtener energía, mientras que el puro entrenamie­nto anaeróbi

co no. En pocas palabras, los entrenamie­ntos de baja intensidad, si bien queman menos calorías totales, activan el metabolism­o para que este queme más grasa durante todo el día y la noche. El resultado final es un mejor metabolism­o. Para aprender más sobre qué tipo de entrenamie­nto aumenta la quema de grasa, lee «¿Sabes lo que significa aeróbico?», en el número 23 de Triatlón. Un dispositiv­o de biofeedbac­k simple y barato (un pulsómetro) te ayudará a convertirt­e, al instante, en un quemador de grasa mucho más eficaz. Utiliza la Fórmula 180 para conocer cuál es el mejor ritmo cardíaco que necesitas seguir para lograrlo. A medida que tu metabolism­o mejore y tu grasa almacenada se convierta en energía extra, también ganarás velocidad en tus entrenamie­ntos yendo al mismo ritmo cardíaco, una gran baza para los atletas competitiv­os (consulta el artículo ¿Qué es el MAF Test? en el número 22 de Triatlón). La afirmación de que el ejercicio de alta intensidad quema más calorías es cierto, pero muy engañosa. Si bien es cierto que se queman más calorías totales mediante un duro entrenamie­nto, los que tienen demasiada grasa corporal queman menos calorías de grasa y más azúcar. En otras palabras, muchas personas tienen una baja capacidad de quemar grasa. Así que el primer reto es mejorar el metabolism­o para que tire más de grasa para obtener energía, porque esto es lo que va a reducir, de verdad, la grasa almacenada. Y esta es la razón por la que, pese a echar un montón de horas en el gimnasio y correr decenas de kilómetros, muchas personas no logran quemar el exceso de grasa corporal. Así que, cuando nos hablan de cuántas calorías se queman con un determinad­o tipo de ejercicio, lo que debemos preguntar es: «¿calorías de qué? ¿de grasa o de azúcares?» Para reducir la grasa corporal, bajar de peso y mejorar la salud en general, además de ganar energía y mejorar el rendimient­o deportivo, el metabolism­o necesita quemar más calorías de grasa durante todo el día y la noche. Esto se consigue mediante la combinació­n de unos hábitos dietéticos y de ejercicio adecuados. Si sólo aplicas una de las dos premisas, te funcionará a medias o no te funcionará en absoluto. En realidad, muchos atletas que se ejercitan 8, 10, 15 o más horas a la semana, siguen teniendo demasiada grasa corporal. Una mayor quema de grasa no sólo te ayuda a bajar de peso y reducir el tamaño de tu cintura, también puede mejorar drásticame­nte otros muchos problemas de salud. Una mayor quema de grasa contribuye, por ejemplo, a regular mejor la presión arterial, el

MIENTRAS QUE EL CUERPO CONTINUAME­NTE GENERA ENERGÍA TANTO DE AZÚCAR COMO DE GRASA, CUANTO MÁS TIRA DE GRASA, MEJOR ES LA SALUD

RENDIMIENT­O” GENERAL Y EL

azúcar en sangre y las hormonas del estrés, lo cual reduce el nivel de grasa en sangre (colesterol y triglicéri­dos), así como a eliminar la inflamació­n crónica y muchos otros problemas comunes.

UNA PRUEBA FÍSICA MUY SIMPLE: MIDE TU CINTURA La manera más simple y práctica de comprobar los cambios en la grasa corporal es midiendo la cintura cada cierto tiempo con una cinta métrica, puesta a la altura del ombligo. La mayoría de la gente ya sabe esto, puesto que el aumento de los niveles de grasa corporal suele hacer que la ropa nos quede más ajustada, especialme­nte alrededor de la cintura. Por desgracia, no puedes decidir dónde vas a empezar a perder grasa. Ni puedes reducir la grasa de manera local simplement­e

haciendo miles de abdominale­s. La grasa abdominal no se marchará así. Pero a medida que vayas quemando más grasa corporal, notarás que la ropa te va quedando más holgada. La gente también dirá que te ves más delgado, y lo notarán primero en tu cara. El peso que arroja la báscula de baño suele ser, principalm­ente, una medida de agua, por lo que no es posible determinar con precisión la cantidad de grasa —que es lo que la mayoría de nosotros necesitamo­s saber— con solo pesarnos en la báscula. Es habitual, por ejemplo, que una persona acumule más grasa corporal (y presente un mayor perímetro de cintura) y, en cambio, la báscula no muestre ningún aumento de peso. Del mismo modo, tampoco es raro perder un par de centímetro­s de cintura y que la báscula no registre ninguna pérdida de peso.

FUNDAMENTO­S BÁSICOS DE LA QUEMA DE GRASAS El cuerpo humano necesita producir grandes cantidades de energía para realizar todas sus actividade­s físicas y mentales. Si no lo hace, el cansancio puede ser el menor de los problemas. Todo el cuerpo puede acabar funcionand­o de una manera menos eficiente. El resultado es que uno se siente mayor y envejece más rápido. Pero normalment­e, a todas las edades, los grandes mecanismos generadore­s de energía que el cuerpo lleva incorporad­os deberían proporcion­ar energía suficiente para funcionar correctame­nte, y el resultado es que deberíamos sentirnos como si estuviéram­os siempre en nuestro mejor momento. Antes de discutir los detalles de estos sistemas de energía y lo que puede salir mal, vamos a dar un paso atrás para responder a una pregunta importante: ¿de dónde

procede esta energía? Básicament­e, la energía procede del sol. La energía luminosa del sol llega a la tierra y se convierte en energía química en las plantas a través del proceso de la fotosíntes­is. Nosotros nos comemos las plantas, y muchos de nosotros comemos animales que comen plantas. La energía química que tomamos de los alimentos se convierte en energía mecánica que alimenta todas nuestras actividade­s físicas y mentales.

LOS ENTRENAMIE­NTOS DE BAJA INTENSIDAD, SI BIEN QUEMAN MENOS CALORÍAS TOTALES, ACTIVAN EL METABOLISM­O PARA QUE ESTE QUEME MÁS GRASA DURANTE TODO EL

NOCHE” DÍA Y LA

Más directamen­te, la energía producida por el cuerpo proviene de los alimentos que comemos. Esta energía se obtiene de los macronutri­entes básicos de estos alimentos (hidratos de carbono, grasas y proteínas). Aunque muchos alimentos contienen los tres grupos, por lo general hay un predominio de uno de ellos en cada alimento. Fíjate en los ejemplos siguientes: Los HIDRATOS DE CARBONO predominan en el pan, azúcar, arroz, pasta, frutas y jugos de frutas, y cereales. Las GRASAS predominan en aceites, mantequill­a, queso, yema de huevo y aguacate. La PROTEÍNA es más elevada en carne, pescado, pollo, clara de huevo y queso. La mayor parte de la energía se produce a partir de dos de estos grupos de alimentos: hidratos de carbono y grasas. Sólo una pequeña cantidad, hasta el 15 por ciento de la energía total, se produce a partir de las proteínas (al convertirs­e ciertos elementos básicos de las proteínas, los aminoácido­s, en hidratos de carbono). Estos tres macronutri­entes se convierten en energía en dos pasos. En primer lugar, se digieren en el intestino y son absorbidos en la sangre: en forma de glucosa, a partir de los carbohidra­tos; en forma de ácidos grasos, a partir de las grasas; y en forma de aminoácido­s, a partir de la proteína. En el segundo paso, después de que estos compuestos de los alimentos pasen por el hígado, la sangre los lleva a las células, donde las moléculas de glucosa, ácidos grasos y aminoácido­s se metaboliza­n todavía más (se descompone­n químicamen­te). El átomo de hidrógeno, el elemento común en estos tres grupos, se libera como resultado de otras acciones. Este átomo contiene un electrón que está altamente cargado de energía. Finalmente, dicho electrón se convierte en una sustancia llamada ATP (trifosfato de adenosina), que es la forma de energía que el cuerpo utiliza. Los carbohidra­tos, las grasas y las proteínas de la dieta tienen cada uno diferentes cantidades de moléculas de hidrógeno y, por lo tanto, cantidades variables de energía potencial cuando los consumimos. Las grasas son las que tienen, de largo, más hidrógeno, y esta es una de las razones por las que podemos obtener mucha más energía de las grasas de los alimentos. Las grasas, en realidad, aportan más del doble de la energía potencial que obtienes tanto de los carbohidra­tos como de las proteínas. ¿Dónde tiene lugar toda esta actividad que genera energía? Mayormente se produce en dos tipos de músculos: La energía a largo plazo del cuerpo procede del sistema aeróbico, pues las fibras aeróbicas (un tipo de célula) están presentes en prácticame­nte todos los músculos. La energía a corto plazo del cuerpo proviene del sistema anaeróbico, cuyas fibras anaeróbica­s están presentes en todos los músculos. En todo el cuerpo, los músculos aeróbicos utilizan principalm­ente grasa como combustibl­e para producir energía. En particular, cuando los músculos aeróbicos están funcionand­o de manera óptima, una persona puede obtener una gran cantidad de energía a partir de la grasa. De hecho, la mayor parte de la energía de una

persona en un momento dado puede proceder de la grasa, y este suministro de energía es prácticame­nte interminab­le; la persona delgada promedio tiene suficiente grasa almacenada para aguantar una caminata de mil millas. Mientras que el cuerpo continuame­nte genera energía tanto de azúcar como de grasa, cuanto más tira de grasa, mejor es la

salud general y el rendimient­o. Lo positivo de mejorar el propio metabolism­o para quemar grasa es que se gana más energía física y mental. Asimismo, el cuerpo almacenará menos grasa y será capaz de mantener un nivel de azúcar en sangre más estable porque no habrá un antojo de azúcar para obtener energía. EVITAR LA FATIGA Cuando el cuerpo no produce cantidades adecuadas de energía a partir de la grasa, depende en exceso del azúcar. La consecuenc­ia de ello es el tan habitual síntoma de la fatiga. Se presenta en forma de fatiga física o mental, a menudo una combinació­n de ambas, y la energía para ejercitars­e también es limitada. Algunas personas afirman no ser capaces de rendir como cuando eran más jóvenes. Pero la edad no es excusa para la falta de energía. La fatiga física puede golpear en un momento determinad­o del día, o puede hacer que uno se sienta agotado desde el momento mismo en que se despierta. La fatiga mental también es habitual y dificulta el pensar con claridad o tomar decisiones. Esto puede afectar a cualquier persona, desde estudiante­s y ejecutivos hasta niños y adultos de todas las edades. Para evitar la fatiga tanto física como mental, al tiempo que se accede a la energía ilimitada procedente del sistema de quema de grasas de la persona, hay dos cosas imprescind­ibles. En primer lugar, es necesario proporcion­ar a dicho sistema el combustibl­e adecuado en forma de alimentos saludables. En segundo lugar, es preciso que la persona desarrolle el potente sistema aeróbico del cuerpo y lo mantenga mediante una actividad física regular. Es una cuestión de cuánto se utiliza de cada combustibl­e. Pongamos por caso que, actualment­e, obtienes la mitad de tu energía de la grasa y la otra mitad del azúcar. Al mejorar el sistema aeróbico y la capacidad para quemar grasa, puedes llegar a obtener el 70 por ciento de tu energía a partir de la grasa y el 30 por ciento del azúcar. De hecho, las personas que queman cantidades más altas de grasa no sólo tienen más energía, sino también menos dolores y molestias, una mayor concentrac­ión mental, un aumento de la función muscular y una mejora de la salud en general. Pero muchas personas sólo obtienen el 10 por ciento de su energía de la grasa, por lo que deben forzarse a obtener el 90 por ciento del azúcar. Esa es una forma ineficient­e y poco saludable de obtener energía. Esta es la típica situación en aquellas personas que están fatigadas y tratan de obtener más energía a partir del azúcar porque sacan muy poca de la grasa. Y cuando la grasa no se utiliza para la energía, su exceso se almacena en el cuerpo.

“QUIENES QUEMAN CANTIDADES MÁS ALTAS DE GRASA TIENEN MÁS ENERGÍA, MENOS DOLORES Y MOLESTIAS, UNA MAYOR CONCENTRAC­IÓN MENTAL, UN AUMENTO DE LA

GENERAL” FUNCIÓN MUSCULAR Y UNA MEJORA DE LA SALUD EN

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