Triatlón

Claves en el rendimient­o de la carrera en un triatlón

- Por Cristina Azanza

Casi sin darnos cuenta, la temporada de triatlón no sólo ha comenzado sino que se han disputado un gran número de pruebas del calendario nacional. Muchas ilusiones, horas de entrenamie­nto y sacrifici s que, en algunos casos, habrán tenido la recompensa del trabajo bien hecho, pero en otros habrán supuesto un revés en forma de rendimient­o por debajo de lo esperado. Cuando valoramos nuestro rendimient­o, éste casi siempre se relaciona con un puesto o un tiempo con el que cruzamos la meta. Y cruzamos la meta tras completar el segmento de carrera a pie, el que define g an parte de nuestra valoración global en la prueba, aunque sólo se trate del tercer sector de la misma. A continuaci­ón te ofrecemos algunas claves para mejorar la carrera a pie en el triatlón.

La temporada es larga y quedan aún muchos objetivos que alcanzar. Quizá el primer paso para encaminarn­os decididame­nte hacia los mismos sea descubrir nuestros puntos débiles y dar con las claves para mejorar nuestra carrera a pie lo que, globalment­e, nos hará también mejores triatletas. El triatlón es un deporte de resistenci­a en el que, como en otros deportes, la capacidad aeróbica máxima y la posibilida­d de mantener una fracción alta del consumo de oxígeno máximo durante la competició­n son determinan­tes para el éxito. Sin embargo, posee algunas peculiarid­ades que lo diferencia­n de otros deportes de resistenci­a. Uno de ellos es la segunda transición, que marca el final del sector de ciclismo y el comienzo de la carrera, y que constituye un momento clave, pues la capacidad de hacer de forma efectiva el cambio de ciclismo a carrera es determinan­te para el rendimient­o, ya que la respuesta cardiorres­piratoria durante la carrera a pie de un triatlón se ve aumentada por diversos factores. Esta respuesta, comparada con una carrera a pie aislada, está caracteriz­ada por aumentos progresivo­s de la frecuencia cardiaca y respirator­ia, fatiga de los músculos respirator­ios, posibles alteracion­es en la difusión de fluid s en la carrera respecto a la bici, y descenso de la economía de carrera y del rendimient­o. Las causas que permiten explicar esta respuesta específi a son de carácter multifacto­rial y no es posible establecer claramente la importanci­a de cada uno de ellas. Sin embargo, los factores que parecen estar relacionad­os

con este descenso del rendimient­o están relacionad­os con la fatiga previa producida por el sector de ciclismo (a nivel cardiovasc­ular, muscular y también por la menor disponibil­idad de glucógeno). A nivel neuromuscu­lar, al cerebro y a la médula espinal les lleva un tiempo ajustarse completame­nte a los nuevos patrones de coordinaci­ón neuromuscu­lar que se necesitan para correr, y durante este período de ajuste la carrera parece lenta y descoordin­ada aunque este hándicap mejora con el paso de los minutos. Este dato es corroborad­o con la impresión de muchos triatletas que han expresado una sensación de descoordin­ación durante la T2 y los primeros minutos de la carrera a pie. Sin embargo, triatletas de talla mundial, como Javier Gómez Noya y los hermanos Brownlee, durante los pasados JJOO de Londres, realizaron un primer parcial en la carrera a pie (2,5 kilómetros iniciales) a ritmo de 2’48’’, descendien­do este ritmo paulatinam­ente en los siguientes parciales hasta un ritmo entorno a los 3’ en los 2,5 kms f nales. Esto quiere decir que la habilidad para hacer un cambio efectivo y rápido de segmento en la T2, a pesar de las respuestas específ cas negativas que se dan en el triatlón, es entrenable y mejorable, y estas mejoras marcan la diferencia en el rendimient­o f nal de la carrera a pie.

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