Triatlón

CORRER EN AYUNAS: MITOS Y REALIDADES

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Al llegar la temporada estival es habitual que dispongamo­s de más tiempo para entrenar (días más largos, vacaciones...). Sin embargo, las altas temperatur­as de estas fechas a veces nos obligan a introducir una sesión de entrenamie­nto temprano, para ganar tiempo y evitar las horas de máximo calor. Si esta sesión es de carrera, una opción es hacerla en ayunas (nada más levantarno­s, sin ingerir alimentos). Aunque se ha escrito mucho sobre los efectos de este tipo de carrera en nuestro organismo y las f nalidades de la misma, esta informació­n a veces es contradict­oria. Por ello, si vamos a correr en ayunas, es convenient­e saber cómo deberían ser éstas sesiones en cuanto a duración, intensidad y tipo de trabajo y, sobre todo, la f nalidad de las mismas y si ésta se ajusta a nuestras necesidade­s específ cas como triatletas.

Cuando hablamos de correr en ayunas realmente nos estamos refiriendo a hacerlo con una baja disponibil­idad de hidratos de carbono (niveles bajos de glucógeno muscular y hepático). Normalment­e, entre la cena y el desayuno, nuestro organismo pasa entre 8 y 10 horas sin ingerir alimentos. Durante estas horas, el glucógeno proporcion­a al organismo la energía necesaria para realizar diversas funciones corporales (metabolism­o basal). El resultado es que por la mañana tenemos un bajo nivel de glucógeno y azúcar en sangre, por lo que si en ese momento realizamos una sesión de carrera utilizarem­os fundamenta­lmente la grasa como fuente de energía, en lugar de carbohidra­tos. La primera consecuenc­ia obvia de realizar una carrera utilizando la grasa como combustibl­e es una pérdida de ésta en nuestro organismo. La segunda, directamen­te relacionad­a con la primera, es que si usamos este

sustrato energético la intensidad de la misma es baja (por debajo del primer umbral). Estas caracterís­ticas han llevado a la creencia, casi generaliza­da, que el objetivo de una carrera en ayunas es la pérdida de peso, a través de la pérdida de grasa corporal, ya que se quema mayor proporción de grasa que si el entrenamie­nto se hace con mayor disponibil­idad de hidratos de carbono en nuestros músculos. ¿Pero realmente es así? ¿El objetivo principal de la carrera en ayunas es la pérdida de peso? Para contestar a esta preguntas es convenient­e diferencia­r entre efectos agudos (los que se producen durante el entrenamie­nto) y los efectos que se producen durante el día. La mayor parte de los estudios que af rman que correr en ayunas hace que quememos mayor cantidad de grasas se centran en los efectos agudos (durante el entrenamie­nto) y los extrapolan al resto del día, sin ver verdaderam­ente si se mantiene ese efecto sobre la oxidación de grasa. Cuando lo que realmente ocurre es que la carrera en ayunas aumenta el uso de las grasas durante el entrenamie­nto pero desciende a lo largo del día. Mientras que las personas que entrenan después de comer oxidan menos grasa durante el entrenamie­nto y más durante el día. Por ello, si el objetivo es la pérdida de peso, la estrategia que según diversos estudios resulta más efectiva es realizar una doble sesión de entrenamie­nto diaria, una en ayunas de baja intensidad y otra después de ingerir alimentos en las horas previas de mayor intensidad, de acuerdo con nuestra planif cación deportiva. Pero cuando hablamos de correr en ayunas, ¿la pérdida de peso es el principal objetivo que buscamos? En el caso de los triatletas, sobre todo los de media y larga distancia, que tienen que afrontar competicio­nes de varias horas de duración, en las que es necesario reponer no sólo agua y sales sino también hidratos de carbono, es una gran ventaja ahorrar al máximo este tipo de sustrato energético de alta calidad (para mantener una intensidad de competició­n alta). Para conseguir este f n, el entrenamie­nto en ayunas es de gran ayuda porque favorece la f exibilidad metabólica ya que aumenta el uso de la grasa como fuente de energía. Al mejorar la f exibilidad metabólica el cuerpo ahorra más glucógeno, usándolo solo en situacione­s puntuales, por lo que la aparición de fatiga se retarda. De esta forma, durante el entreno en ayunas se da lugar a un mayor uso de la grasa como fuente de energía y el resto del día usan carbohidra­tos. De esta forma, el triatleta se vuelve ef ciente en ambas rutas metabólica­s, tanto en la oxidación de grasas como la de carbohidra­tos.

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