La Razón (Madrid) - Tú Economía
¿QUÉ ES LO QUE HACE GRANDES A LOS LÍDERES?
ComoComo director de una gran compañía y agente de cambio, muchas veces me he preguntado qué es el liderazgo, cuáles son las cualidades que definen al líder, qué necesitan las empresas hoy en día, y qué es lo que diferencia a los gestores de los grandes dirigentes. En este espacio, me gustaría dar una visión más personal que académica, y hablar de lo que he aprendido a lo largo de mi trayectoria profesional.
Vayamos entonces a la gran cuestión: ¿qué es el liderazgo? Resulta difícil contestar a esta pregunta, ya que no existe un único modelo. Sin embargo, hay una definición con la que estoy bastante de acuerdo: el liderazgo es la capacidad de mover a otros para que se comprometan con proyectos que no iniciarían por iniciativa propia. A diferencia del gestor, el líder mueve mareas, no las impone.
Mediante sus capacidades, el líder construye equipos donde a través del pensamiento
pensamiento crítico y de una comunicación simple y transversal, inculca y establece una estrategia y visión común. De esta forma, los equipos se vuelven más efectivos y todos reman en la misma dirección para lograr las metas y éxitos planteados. Además, este líder conoce a los integrantes de su equipo. Esto le permite identificar el talento y dedicar tiempo a entrenarlo y desarrollarlo, logrando así forjar un equipo más motivado y preparado para alcanzar no solo él éxito individual, sino el más importante, el colectivo. Dicho líder, además, busca que las personas se desarrollen, porque entiende que el máximo valor que tiene su compañía es el conocimiento. Por lo tanto, fomenta la inteligencia colaborativa y los espacios de cocreación. En definitiva, es un líder que está al servicio de todos. Del negocio y de las personas.
Pero no sólo eso. El líder que necesitan las empresas es también un líder flexible, que se adapta al cambio, a las diferentes culturas y estructuras de las compañías y a la diversidad generacional. Es inquieto, curioso, atrevido, y no le importa salir de su zona de confort y compartir tiempo con su equipo, trabajando como uno más, y permanentemente abierto a aprender cosas nuevas. Él o ella sabe que es responsable de su aprendizaje, y de esta forma, continúa actualizándose, mejorando, motivando a sus empleados y, en consecuencia, tomando las decisiones correctas.
En mi opinión, otras dos características que definen a un buen líder son la imparcialidad y la transparencia. Ambas contribuyen contribuyen a alinear a las personas incluso en situaciones difíciles. ¿Por qué? Porque permiten que cada miembro del equipo se sienta libre y cómodo a la hora de participar, experimentar y aceptar riesgos sin temor a ser juzgado o penalizado; a la vez que logran que se derriben barreras y que el pensamiento y la acción fluyan de forma transversal.
Por último, y no menos importante, este líder es valiente. Como dice Sun Tzu en su libro «El arte de la guerra», «un líder lidera con su ejemplo, no con su fuerza». Elegir el camino fácil o el más común lo hace cualquiera, lo difícil es elegir el camino correcto.
Tras esta reflexión, algunos se estarán preguntando sobre la eterna cuestión: el líder ¿nace o se hace? Desde mi punto de vista, el líder nace, pero también se hace. Es cierto que existen ciertas cualidades como el carisma, la pasión o la honestidad que son innatas, se tienen o no. Pero muchas de las características o los modelos que hemos descrito antes, se pueden trabajar y poner en práctica, para de esta forma, acercarse al modelo del líder que necesitan las empresas en la actualidad.