La Razón (Madrid) - Tú Economía

Daños de la guerra comercial

- ENRIQUE QUEMADA Presidente de ONEtoONE Corporate Finance Group

LaLa crisis que los analistas anticipan será en gran medida consecuenc­ia de la guerra comercial que Donald Trump ha lanzado contra China. El presidente americano legitima sus ataques basándose en que su balanza comercial es negativa con China. Esto resulta irónico pues la población china ha estado ahorrando y, con esos ahorros, prestando a una población americana que ha disfrutado de ese dinero comprando los productos chinos. Esto ha sido un «ganar-ganar», pues ha dado trabajo a los chinos y, por otro lado, ha permitido consumir más y disfrutar a los americanos.

El problema de Estados Unidos es que, desde 1980, la riqueza del 60% de los hogares con menor renta no ha crecido absolutame­nte nada. Por el contrario, la riqueza del 40% con mayor renta ha crecido más de un 70%. La víctima ha sido la clase obrera que trabajaba en la industria americana. Parece que el sueño americano se ha acabado, pues mientras que en la década de 1970 el 90% de los americanos con más de 30 años pensaba que iban a vivir mejor que sus padres, esta cifra ha descendido hoy al 50%.

Donald Trump señala a China como culpable de los males de sus votantes y les propone un mensaje fácil de entender y contundent­e: subamos los aranceles a China para que vuelvan las fábricas a Estados Unidos.

Se trata de un mensaje sencillo de entender por la clase obrera americana, pero que no resuelve un problema mucho más complejo. En primer lugar, porque cada empleo industrial de China que vuelva a

Estados Unidos no será sustituido por una persona, sino por un robot.

Además, el incremento de aranceles a China acaba haciendo daño a los propios consumidor­es americanos, especialme­nte a los de rentas más bajas, a través de una subida de precios de los productos. Esto es así porque el 90% de la producción mundial está hoy globalizad­a y eso significa que, por ejemplo, la soja se produce en Argentina, se transforma en salsa en China y se vende en los Estados Unidos. Los aranceles dañan con la subida de los precios al que más consume: el ciudadano norteameri­cano.

Evidenteme­nte a China los aranceles le perjudican, pero no tanto como parece pues más del 50% de las exportacio­nes de China tienen como destino otros países de Asia, el 20% Europa y sólo un 20% se exporta a los Estados Unidos.

En cualquier caso, todo daño a China repercute en un daño al crecimient­o del PIB mundial pues dada su interconex­ión comercial con el resto del planeta, cada 1% que cae la economía China, el PIB agregado del mundo sufre un 0,25% de caída.

Si Donal Trump sigue empecinado en someter a China, no sabemos si lo conseguirá, pero lo que seguro que va a conseguir es darse un tiro en el pie.

«La subida de aranceles a China acaba dañando a los consumidor­es americanos»

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