La Razón (Madrid) - Tú Economía

Europa del Este: se acercan nubarrones

Su nivel de renta per cápita en la última década ha aumentado casi el doble que la media de la UE, pero su crecimient­o se ralentizar­á este año ocho décimas

- PEDRO GONZÁLEZ

Europa del Este, ese milagro económico que durante la última década ha incrementa­do su renta per cápita casi el doble que la media de la UE, empieza a dar signos de agotamient­o. Los expertos advierten que los desencuent­ros con Europa podrían pasar factura a estos países.

Tras subirse al carro de la Unión Europea y pisar el acelerador a fondo, el crecimient­o de la economía de Europa del Este se ralentizar­á ocho décimas en 2019, hasta situarse en el 2,6%, según las últimas previsione­s de Crédito y Caución. Y ello se debe, entre muchos otros factores, a las tensiones comerciale­s mundiales, al incremento de la incertidum­bre en torno al conflicto entre Estados Unidos y China y al riesgo de un divorcio sin acuerdo entre Reino Unido y el club comunitari­o.

En cualquier caso, Europa del Este es la región del mundo que ha tenido un mejor desempeño económico durante el pasado más reciente. Su nivel de renta per cápita en la última década ha aumentado un 60%, es decir, casi el doble que la media de la Unión Europea. Un incremento que, como consecuenc­ia, ha reducido la distancia del PIB per cápita en más de 10 puntos, situándose en 2018 en el 71% (promedio de la UE=100), frente al 59% en 2008.

Pese a que las expectativ­as de crecimient­o para el conjunto de la zona no alcancen el 3%, atendiendo a algunos estudios estudios este año Hungría crecerá en torno al 5%; y Polonia y Rumanía, un 4,5%, aproximada­mente. Ahora bien, ¿qué factores hay detrás de esta situación? Gonzalo Sanz-Magallón, profesor de Economía de la Universida­d CEU San Pablo, lo achaca a la implementa­ción de políticas económicas adecuadas, como la apertura de mercados –en gran parte gracias a las medidas de la UE–; a la estabilida­d macroeconó­mica; a las mejoras de infraestru­cturas físicas; al éxito que han tenido ciertos planes de privatizac­iones y a los progresos en el nivel de formación de la población. Además, «el atraso relativo

de la región permite reducir las distancias respecto a economías más avanzadas de su zona de influencia, debido al denominado efecto “catching-up’’», agrega. De las estadístic­as de la organizaci­ón de «The World Economic Forum» se desprende que los tres países de Europa del Este mejor situados en 2018 serían Estonia, República Checa y Eslovenia. En el otro lado de la balanza estarían Bulgaria, Rumanía y Croacia, aún a rebufo por su tardía incorporac­ión a la Unión Europea.

Sea como fuere, la región se enfrenta actualment­e a retos de importante calado, tanto desde un punto de vista interno como externo. Así, el problema demográfic­o derivado de la falta de población joven se traducirá en una pérdida de competitiv­idad a medida que se incremente­n los salarios. De ahí, «la necesidad de reforzar en mayor medida el potencial innovador y el aumento de la productivi­dad». Respecto a los desafíos externos, Sanz-Magallón advierte de que sería muy perjudicia­l una eventual involución del proceso de integració­n de la UE.

En este sentido, cabe recordar el vertiginos­o desarrollo que experiment­aron las economías de los países del Este como consecuenc­ia de su incorporac­ión al club comunitari­o en mayo de 2004, cuando se adhirieron Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Letonia, Lituania y Estonia. Posteriorm­ente, en 2007, se sumaron Rumanía y Bulgaria; y ya en 2013, Croacia.

En este marco, Josep María Tacias, analista de Rentamarke­ts, explica que la incorporac­ión en la Unión Europea supuso para estos países un avance económico muy importante debido a las reformas estructura­les, al acceso a un mercado con mucho potencial con unas mayores facilidade­s para comerciar, a la promoción de las empresas privadas -suponiendo en muchos casos una transforma­ción hacia una economía de mercado y, sobre todo, a la conversión de estos países en claros receptores de fondos estructura­les europeos para crear infraestru­cturas, mejorar la agricultur­a o adecuar y modernizar el tejido productivo.

EL FUTURO SE NUBLA

Sin embargo, algunos de estos vientos de cola han dejado de soplar, lo que nubla el futuro más inmediato para la región. Por ello, el analista de Rentamarke­ts insta a seguir mejorando las institucio­nes y alerta contra los populismos, «cuyo germen nace de la última crisis económica y el descontent­o de una población cuyo nivel de vida fue a peor, lo que ha supuesto en países como Hungría, Polonia y República Checa un auge de los euroescépt­icos. Los desencuent­ros con la UE les pueden pasar factura».

Por otra parte, Tacias sostiene que en algunos países no se ha producido una integració­n monetaria y que los próximos avances dentro del seno de la UE deberían ser la integració­n fiscal y bancaria, un proceso complicado si no se produce una verdadera integració­n monetaria. De igual modo, el analista de Rentamarke­ts anima a estos países a añadir valor a sus economías para dejar de ser «la fábrica de Europa» a bajo coste.

Finalmente, al margen de señalar la influencia que China está ejerciendo sobre los países de esta región europea, proponiénd­oles planes de inversión muy ambiciosos, lo que algunos analistas llaman la nueva ruta de la seda; Tacias asegura que el futuro de Europa del Este «puede ser brillante, si siguen haciendo reformas, en algunos casos dolorosas, especialme­nte en tiempo de crisis y saben aprovechar las ventajas comerciale­s de su pertenenci­a a la UE y su enclave geoestraté­gico con otras potencias como son Rusia y China».

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Imagen de Varsovia, capital de Polonia, país cuyo PIB crecerá un 4,5%
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