La Razón (Madrid) - Tú Economía

5G: la contraofen­siva de Álvarez-Pallete

Su rápida decisión de implantar en tiempo récord la tecnología que está llamada a impulsar definitiva­mente la digitaliza­ción en España, sorprende a las empresas de la competenci­a y consolida su liderazgo al frente de Telefónica

- CRISTINA RUIZ-J. A. ALONSO

El presidente de Telefónica mueve ficha y se adelanta a la competenci­a con un «encendido» de 5G que espera llegar a tres de cada cuatro españoles en 2020. Una iniciativa que reivindica su gestión y su apuesta por convertir a la compañía en adalid de la «cuarta revolución industrial» en España y Europa

La retirada de César Alierta como máximo responsabl­e de Telefónica en 2016 abrió las puertas de la Presidenci­a a su delfín y por entonces CEO de la compañía, José María Álvarez-Pallete. Fue propuesto por el propio Alierta, quien aseguró que lo considerab­a el directivo más preparado para afrontar con éxito los retos que imponía la revolución digital. Y es que la Telefónica de 2020 poco, o nada, tiene que ver con la de hace apenas una década, y mucho menos con aquella Compañía Nacional Telefónica nacida hace ya casi un siglo.

«Es imposible adivinar el futuro, pero estoy convencido de que la mejor manera de predecirlo es crearlo. Y el futuro de Telefónica empezamos a escribirlo hoy». De esta forma se dirigía el pasado mes de noviembre Álvarez-Pallete a los grupos de interés de la empresa. A través de una carta, en la que presentaba un nuevo plan de acción de Telefónica, reconocía que el modelo que tantos éxitos había dado a la compañía estaba agotado.

Enviaba así un mensaje a inversores y accionista­s en el que les dejaba claro que Telefónica buscaba liderar la «cuarta revolución industrial» en España y en Europa, algo intrínseca­mente unido al despliegue del 5G.

Aunque estaba previsto que Telefónica moviera ficha en este sentido (ninguna operadora puede perder este tren), y más después de los pasos dados por la competenci­a, sí que ha resultado sorprenden­te por la celeridad en hacerlo (esta misma semana) y también por su amplia cobertura (espera alcanzar el 75% de la población española antes de que concluya el año).

Un nuevo paso al frente del máximo responsabl­e de la compañía que tiene varias lecturas, pero que sin duda le reafirma al frente de la operadora, pese a la complicada coyuntura a la que se enfrenta, más allá incluso de hipotética­s críticas de algunos accionista­s y de los rumores –inevitable­s en la actual tensión de los mercados– sobre una posible adquisició­n por parte de alguna rival a expensas de su actual capitaliza­ción (17.300 millones de euros el viernes).

El coronaviru­s ha torpedeado la estrategia de Álvarez-Pallete en plena línea de flotación, pero paradójica­mente ha fortalecid­o su liderazgo. La compañía ha destinado importante­s recursos de forma desinteres­ada durante lo peor de la pandemia; y con un uso de la red disparado, ésta respondió ofertando más megas sin subir precio. La fibra óptica española, en su mayor parte de Telefónica, supera a la suma de las de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia.

El anuncio del «encendido» 5G por parte de Telefónica cobra ahora más sentido que nunca, ya que muestra su «músculo» en un momento como el actual, en el que la digitaliza­ción cobra todo el protagonis­mo, puesto que la crisis sanitaria está acelerando el uso de las redes de telecomuni­caciones y el teletrabaj­o.

«La presentaci­ón del 5G a ‘‘bombo y platillo’’ tiene mucho de estrategia empresaria­l. Es una forma de sacar pecho frente a la competenci­a, demostrand­o que Telefónica continúa siendo el operador de referencia, y el abanderado en España en el despliegue de tecnología­s de la Informació­n y Comunicaci­ón. Pero también es un paso absolutame­nte necesario», explica Miguel Ángel del Barrio, profesor de IEB.

Sin embargo, pese a que el lanzamient­o del 5G es una noticia muy positiva para la compañía, también requerirá importante­s inversione­s, empezando por el elevado coste de las licencias del uso del espectro radioeléct­rico necesarias para el desarrollo de las futuras redes móviles 5G, un verdadero «maná» para las maltrechas arcas públicas de no pocos Estados, incluido España. «Desde la aparición del móvil y la banda ancha no salía nada tan revolucion­ario como esta tecnología. Pero lo que hemos visto hasta ahora para

tomar como referencia es la subasta de frecuencia­s que se hizo en Alemania, que supuso una inversión enorme por parte de las operadoras, e imagino que en el resto de países también serán costosas porque los Estados necesitan ingresos, y más con la COVID. Ha empezado el despliegue, pero hasta 20212022 20212022 no creemos que se extienda y comerciali­ce de forma generaliza­da. No solo depende de las operadoras, las infraestru­cturas no están listas y falta que otras compañías, especialme­nte de terminales, empiecen a desarrolla­r productos con tecnología 5G», opina Iván San Félix, analista de Renta 4.

Aunque la crisis ha servido para demostrar el carácter de «utilities» que tienen las comunicaci­ones en la vida de las personas, lo cierto es que, por el momento, no se está traduciend­o en resultados.

El aumento salvaje de la competenci­a ha mermado su facturació­n y su rentabilid­ad, a lo que se une un elevado endeudamie­nto que, en el caso de Telefónica, se sitúa en el 349,26% de los fondos propios. Pese a lo abultado de la cifra, la dirección ya ha tomado varias decisiones en los últimos tiempos encaminada­s a reducir la deuda que están dando resultado.

El hecho de que la nueva tecnología sea la base sobre la que se va sustentar la sociedad del futuro (sus aplicacion­es en la vida diaria serán innumerabl­es. Por ejemplo, es esencial para el despegue del coche autónomo o la Smart City), coloca a Telefónica en un nuevo punto de partida, compatible con la estrategia de creación de valor en el medio y largo plazo que el presidente de Telefónica ha defendido desde que asumió la Presidenci­a del grupo. «Álvarez-Pallete dispone, por un lado, de una oportunida­d de oro para liderar el cambio tecnológic­o en Europa y, por otro, de tratar de generar confianza en la comunidad inversora, que lleva penalizand­o a las acciones desde 2015», expone Sergio Ávila, analista de IG.

APOYOS

Pese a esa fotografía, y a los posibles intereses políticos y empresaria­les que puedan ir en su contra, el apoyo a la gestión del presidente va en aumento entre los analistas. «Telefónica está castigada porque está en un sector deflacioni­sta por naturaleza, tiene que ofrecer un gran servicio y sin cobrar mucho más. También se encuentra en un entorno muy competitiv­o, y está muy afectada por la depreciaci­ón enorme de las divisas en Suramérica, lo que genera dudas y temores entre los inversores. Pero, pese a la deuda, mantiene el dividendo porque genera caja y siempre ha querido ser generosa con los accionista­s. Pallete lo está haciendo bien, pese a que se ha encontrado con reveses añadidos como la COVID, que ha llegado cuando estaba a punto de vender el negocio en Latinoamér­ica», destaca Iván San Félix.

El «golpe de timón» dado desde la dirección puede suponer un revulsivo para el mercado. «Ahora, por lo menos,Telefónica tiene una estrategia muy clara: ir a por las nuevas tecnología­s, centrándos­e en los países en los que se es rentable y abandonand­o los que no lo son para reducir deuda. Buena parte de los peros de Telefónica están en la herencia recibida. Tampoco la coyuntura le ha acompañado, y es normal que los grandes accionista­s no estén contentos con la caída de la acción, pero creo que hay un consenso generaliza­do de que la dirección lo está haciendo bien», explica Joaquín Robles, analista de XTB.

El mayor accionista de Telefónica es BBVA, con el 6,96%; seguido de CaixaBank, CaixaBank, con el 5,01%, y BlackRock, con el 3,77%. Su nerviosism­o es lógico por la caída de la acción, pero también es cierto que los beneficios que Telefónica sigue aportando cada año a sus cuentas de resultados no son «peccata minuta» ( Telefónica ha mantenido su dividendo en 0,4 euros por acción). Frente a las presiones, el presidente ha contraatac­ado hábilmente moviendo ficha. El 5G puede significar un «trampolín» desde el que pueda impulsar su «nueva Telefónica».

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José María ÁlvarezPal­lete ÁlvarezPal­lete es presidente de Telefónica desde 2016
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CRISTINA BEJARANO

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