La Razón (Madrid) - Tú Economía
UN VALOR REAL
«El Gobierno debería centrarse en la reactivación económica y en orillar toda iniciativa divisiva»
CuandoCuando España transita por la que amenaza con ser su segunda gran crisis económica desde los años 30. Cuando la fuga de capitales superó los 48.000 millones de euros durante el primer semestre del año, según últimos datos del Banco de España. Cuando se intenta negociar con nuestros socios comunitarios los fondos «Next Generation» para acelerar su recepción. O los 21.300 millones del SURE para cubrir ERTES y prestaciones. Cuando se implora en Bruselas poder recibir «anticipos», aunque sean del 10%, al margen de los dos pagos anuales previstos para 2021. Cuando se preparan unos presupuestos necesarios para prolongar la legislatura y recibir todas esas ayudas comunitarias.
Cuando todo esto ocurre tenemos el único Gobierno de Europa que persiste en erosionar la figura de su jefe de Estado e introducir dudas sobre su marco constitucional. Incluso uno de sus vicepresidentes sigue negando la posibilidad de que el Rey padre pueda viajar libremente, profundizando en el desprestigio que para la propia «imagen país» suponen en el contexto internacional declaraciones tan maliciosas, dilapidando nuestra propia credibilidad y capital social acumulados durante los últimos 45 años. El doctor Sánchez transcribía en su propia tesis nuestra definición de «Diplomacia económica»: «Otra forma de intervención del Estado en el mercado…» , «… utilizando la capacidad de influencia política de los Estados en favor de sus intereses económicos» (pp. 23, 45). Y deducirá que la salida «temporal» de España del rey emérito es la peor noticia de su presidencia, junto a la pandemia.
El Gobierno, además de por su pronto regreso, debería centrarse en la reactivación económica y mejorar la cohesión y competitividad nacional. Como con el impulso a la fusión Caixa-Bankia. Y orillar toda iniciativa divisiva. También las de las viejas memorias históricas guerracivilistas que, existentes en todos los países europeos, cada cual por sus propios demonios familiares, todos soslayan. Es un imperativo económico.