La Razón (Madrid) - Tú Economía
Rumores y banqueros románticos
Josep Oliú (Sabadell) y CarlosTorres (BBVA) parecen obligados a reaccionar tras el anuncio de la fusión CaixabankBankia, pero nadie puede olvidar en el baile a la presidenta del Santander, Ana Botín
JoséJosé Oliú, presidente del Banco Sabadell, está ahora en el centro de todos los rumores, tras el anuncio de la fusión entre Caixabank y Bankia, y baraja algún movimiento. El mundo de los tipos de interés negativos que
inauguró Draghi y que ahora consolidan Christine Lagarde y
Luis de Guindos en el Banco Central Europeo (BCE) complica el negocio bancario y obliga a algunos bancos a buscar aliados para sobrevivir. En ese entorno,
Oliú y Carlos Torres, presidente del BBVA, tendrán que mover ficha. La hipótesis de un acuerdo BBVA-Sabadell ha estado encima de la mesa varias veces, pero nunca ha cuajado y, por otra parte, en un baile como este, nadie puede olvidarse de
Ana Botín, presidenta del Santander, también en busca más rentabilidad, que es lo que quieren los fondos de inversión, sus grandes accionistas. La fusión Caixabank-Bankia tendrá que sortear algunos escollos, pero saldrá adelante. El futuro presidente, casi seguro
José Ignacio Goirigolzarri, «Goiri», ahora número uno de Bankia, no tendrá poder ejecutivo. Es la doctrina del BCE. En el día a día mandará el actual consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, y alguna función ejecutiva tendrá también, aunque más secundaria, José Sevilla, número dos de «Goiri» en Bankia y con línea más que directa con Luis de Guindos. Las recomendaciones del BCE es que tanto los presidentes –no ejecutivos– como los consejeros delegados reporten al Consejo de Administración. Es lo que ya ocurre en el BBVA con el presidente Torres y el consejero delegado, el turco
Onur Genç. La duda es hasta dónde influye el presidente en el consejero delegado, sobre todo porque fue el propio Torres el que propuso a Genç para ser el primer ejecutivo de la entidad. Caixabank-Bankia no es lo mismo que el BBVA, pero el futuro teórico presidente ha sido elegido por Isidro Fainé, factótum del acuerdo como presidente de la Fundación La Caixa, el mayor accionista de Caixabank, que ahora preside
Jordi Gual, el gran derrotado de la operación. Fainé y «Goiri» han coincidido durante años en el Consejo de la CECA –la patronal de las antiguas cajas de ahorros–, en donde entablaron una gran relación. Fainé, además, fue quien buscó a Gortázar, que sin duda se entenderá con «Goiri», y los dos mirarán hacia el hombre fuerte la Fundación La Caixa. Ahora, todos están centrados en acelerar la fusión y despejar algunas incógnitas. Una, y no es menor, es el nombre de la entidad fusionada y si conserva rasgos identificativos de su pasado o elige la vía de la innovación, como hicieran Bankia y Argentaria. Otro asunto, quizá menor pero sobre el que hay dudas, es cuál puede ser la retribución de ejecutivos y consejeros procedentes de Bankia, ahora limitadas porque PLATÓN la entidad recibió ayudas públicas. Hay un precedente en la propia Caixabank, cuando absorbió a Banca Cívica. Sus entonces copresidentes
Enrique Goñi y Antonio Pulido no se integraron en el consejo de Caixabank, en donde tenían limitadas sus retribuciones, sino en el de Criteria, en donde podían cobrar bastante más. Y es que todo ha cambiado mucho desde que Keynes hablaba del banquero formal, como «no el que prevé los peligros y sabe evitarlos, sino el que, cuando se arruina, lo hace de una manera convencional y ortodoxa, y en compañía de sus colegas, de manera que nadie pueda reprochárselo. Es parte imprescindible del banquero mantener las apariencias y profesar respetabilidad y esas prácticas le convierten en el más romántico y menos realista de los hombres». Rumores de siempre y banqueros románticos de otros tiempos.
La entidad que surja de la fusión de Caixabank y Bankia deberá decidir si conserva su historia en el nombre que elija»
El BCE no quiere presidentes ejecutivos, pero no está claro si no podrían influir en la gestión por otras vías»