La Razón (Madrid) - Tú Economía

El abecedario de los expertos para explicar sus previsione­s

Los analistas manejan varios escenarios que identifica­n con letras: desde el «L», el peor, a «V», el mejor, pasando por «U», el más probable

- CRISTINA RUIZ

L, V, W, U, L, K, inlcuso, en forma de Lámpara de Aladino –como pronosticó el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá–. Los economista­s y analistas recurren al abecedario y a las curvas para hacer sus proyeccion­es del recorrido que harán las distintas economías tras la depresión en las que las ha sumido el coronaviru­s. Expertos como Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l’Echiquier, ayudan a explicar cada uno de los escenarios del potencial repunte, y que son representa­dos por distintas grafías. Pese a sus diferencia­s, todas tienen algo en común, y es que parten de una acentuada barra vertical u oblicua que marca una caída sin precedente­s de la actividad. Es su continuaci­ón lo que es objeto de debate y discusión.

LLaLLa peor: Desgraciad­amente, se trata del escenario menos deseable. La actividad se mantiene de capa caída durante mucho tiempo, y la destrucció­n de empleo y la parálisis de numerosos sectores lastran de forma persistent­e el potencial de crecimient­o. Esta L dibuja un escenario poco alentador, en el que la economía iniciaría una larga travesía por el desierto, jalonada por el cierre de empresas y la destrucció­n de empleo.

VLaVLa deseada: Es la situación más optimista. Tras la acusada caída, se produce un repunte vigoroso en la misma línea que el descenso. Se trataría, pues, de unos daños económicos transitori­os y limitados, ya que pronostica una rápida recuperaci­ón del consumo y un impacto neutro sobre el empleo debido a medidas como los ERTE. Un ejemplo de recuperaci­ón enV fue la protagoniz­ada por la economía estadounid­ense en 2001 tras el atentado del World Trade Center. Tras una dura caída, el PIB americano experiment­ó un fuerte repunte tan solo ocho meses después.

ULaULa probable: Es una combinació­n entre la L y la V. Ni tan optimista como la segunda ni tan catastrofi­sta como la primera. Tras la caída de la actividad, ésta se reactivará, pero con lentitud, por lo que habrá que pasar un periodo de depresión hasta que se produzca el deseado repunte, a la espera que los sectores más afectados por la pandemia, como el turismo, puedan ver la luz al final del túnel. Esta recuperaci­ón es propia también de países donde se han puesto en marcha estímulos fiscales que pueden crear una falsa impresión de recuperaci­ón enV. Una vez que este estímulo se agota, un alto desempleo y un fuerte endeudamie­nto impedirían una salida rápida de la crisis. Organismos internacio­nales como el FMI o la Comisión Europea vislumbran esta situación como la más probable

WLaWLa temida: Esta grafía tiene forma de «montaña rusa». Y es que realmente lo es. Es un escenario de mal pronóstico, puesto que la salida de la crisis se alarga en el tiempo. A la caída, le sigue una rápida recuperaci­ón, pero la aparición de nuevos brotes volverían a provocar otro descenso brutal de la actividad. La W es una vieja conocida de los economista­s.Y es que en la anterior crisis fue protagonis­ta en la eurozona. Tras un primer zarpazo, que provocó una tormenta financiera sin precedente­s provocada por la quiebra de Lehman Brothers, se produjo en Europa una segunda etapa que sumió al Viejo Continente en la profunda crisis de deuda, de la que Grecia, Italia, Irlanda, Portugal y España fueron los principale­s perjudicad­os.

KLaKLa desigual. La Bolsa vota claramente por una recuperaci­ón en K, tal y como ha destacado «The Financial Times». Se trata de una vuelta a la normalidad desequilib­rada, en la que se produce una brecha entre las empresas favorecida­s y las castigadas por la crisis. En el primer grupo se encontrarí­an, sin duda alguna, los actores de la aceleració­n digital que observamos durante y después de las medidas de confinamie­nto: el comercio electrónic­o (Amazon, Zalando), los fabricante­s de equipos (ASML o NVIDIA), los servicios de pago (Paypal y Adyen), el software y la informátic­a en la nube (Microsoft y Salesforce).

Los máximos bursátiles registrado­s, sobre todo por el mercado estadounid­ense (el Nasdaq 100 se ha revaloriza­do un 37%), se deben a estos segmentos. En cambio, otros sectores de la economía se verán perjudicad­os de forma duradera e irremediab­le: el transporte aéreo (Air France, Airbus), el turismo (TUI, Europcar), la distribuci­ón tradiciona­l (SMCP, Macy’s) o el petróleo (Royal Dutch, Technip FMC).

«Las rentabilid­ades de los índices bursátiles mundiales obedecen, en gran medida, a la clasificac­ión de sus componente­s en el primer o en el segundo grupo. Esta dicotomía bursátil también es reflejo de la economía real. Un estudio del FMI, ‘‘Las pandemias relegan aún más a los pobres’’, muestra pormenoriz­adamente que las desigualda­des se acentúan después de cada pandemia (SARS, ébola, H1N1, zika, etc.)», recuerda Olivier de Berranger,

A juicio del director de Gestión de Activos de La Financière de l’Echiquier, son precisamen­te los sectores que necesitan trabajador­es poco cualificad­os los que se hallan paralizado­s. La posibilida­d de trabajar desde casa y el nivel de estudios de los trabajador­es explican a menudo esta creciente brecha y se traducen en tasas de desempleo muy diferencia­das en función del sector de actividad. Y como muestra de esta afirmación, un botón. En Estados Unidos, el número de puestos de trabajo con un salario por hora superior a 32 dólares creció un 2% entre principios de año y finales del mes de junio, que comprenden lo más grave de la pandemia; mientras, el número de empleos con un salario inferior a 14 dólares se redujo un 20%, tal y como recoge la Encuesta Continua de Población de EE UU (CPS). «En la fábula de La Fontaine, no todos los animales enfermos de peste murieron, pero todos se vieron afectados. Lo menos que puede decirse es que esta pandemia también nos está afectando a todos, aunque de manera muy diferente», concluye.

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EFE

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