La Razón (Madrid) - Tú Economía
Un grupo familiar que va de los zapatos a los hoteles
La saga, iniciada por Antoni Fluxá, ha dado lugar a tres grandes marcas españolas: Lottusse, Camper e Iberostar
El grupo familiar de los Fluxá se remonta a 1877, cuando el bisabuelo de Sabina y Gloria, Antoni, viajó a Inglaterra para observar el modelo británico de producción de calzado. A la vuelta, comenzó a fabricar complementos en piel, y fundó su primera empresa, Lottusse, en honor a una de la máquinas que había traído de Reino Unido.
Su hijo, Lorenzo, heredó la fábrica y fue el responsable de transformar esta industria artesanal mallorquina en todo un sector industrial de peso, poniendo, además, el foco en la internacionalización, una de las máxiñol mas que transmitió a las generaciones posteriores.
Lorenzo Fluxá, que fue alcalde de Inca durante la Guerra Civil, entró en el negocio del turismo en 1956, cuando adquirió una pequeña agencia, Viajes Iberia, de la que se responsabilizó su hijo Miguel. Mientras tanto sus hermanos Antonio y Lorenzo continuaron encargándose del negocio de calzado, creando también posteriormente Camper. Negocio éste que, a día de hoy, también está gestionado por los primos de Sabina y Gloria: Juan Antonio, Catalina y Miguel.
Con una división clara del negocio, y con Miguel Fluxá centrado en el área turística, pronto se comenzaron a tejer alianzas con los touroperadores más prestigiosos de Europa, Estados Unidos y Canadá, y abrió su primer hotel, el Flamingo, en Palma de Mallorca.
Decisiva fue la década de los 80 para la configuración y crecimiento crecimiento del grupo. Así, en 1983, Miguel Fluxá lanzó la cadena Iberostar y, tres años más tarde, adoptó el característico logotipo de la estrella. Un año después, inauguró su primer hotel en Canarias, Iberostar Lanzarote Park. Entre 1983 y 1990, construyó siete establecimientos más, todos estos en la isla de Mallorca.
En 1991, creó el primer touroperador de capital español en el extranjero, Sunworld y, tras dos años, con Iberostar Hotels & Resorts, inició su proceso de internacionalización con la apertura del primer hotel en el Caribe, Iberostar Bávaro, en República Dominicana. Era solo el principio de esta fase de expansión. En 1997, comenzó sus primeras inauguraciones en México, con Iberostar Tucán y Quetzal. Al año siguiente, vio la luz línea aérea Iberworld y, en 2004, se constituye la Fundación Iberostar.
En 2006, se produjo un punto de inflexión en la compañía. El grupo emisor, entre las que se encontraban Viajes Iberia, Viva Tour, Iberojet o Sol Plan, fue adquirido por el fondo de capital riesgo Carlyle Group y Vista Capital (Banco Santander).
Con este movimiento, Miguel Fluxá se centró exclusivamente en el negocio hotelero, una división que, a partir de entonces, se fue consolidando. En tan solo cinco años, la empresa logró expandirse por 15 países del todo el mundo y amplió su línea de hoteles, iniciándose la apuesta por los emplazamientos urbanos en destinos como Budapest, La Habana o Tenerife.
En 2015 entró en el capital de W2M, compañía receptiva con foco principalmente en el Mediterráneo. También en ese mismo año recompró la marca Viajes Iberia por 550.000 euros tras la quiebra de su propietario entonces, Orizonia, por el gran valor sentimental que tenía para la familia.
A día de hoy, el portfolio de Iberostar supera el centenar de hoteles de cuatro y cinco estrellas en 16 países, con un equipo formado por 34.500 personas de 91 nacionalidades distintas.