La Razón (Madrid) - Tú Economía
ESTATUAS Y ECONOMÍA
TengoTengo que reconocer que, como decía Gil de Biedma, «me gustan las plazas con estatua». Donde al pasear por las ciudades se identifica a sus personajes más ilustres. Aporta cohesión social y esa homogeneidad sociocultural de la que se jactan japoneses y surcoreanos como uno de los factores explicativos de su desarrollo, «agiornando» las enseñanzas de Federico Listen su conocida obra de 1841, «Sistema Nacional de Economía Política». Contribuye al «relatopaís», con el importante valor pedagógico de mostrar en su frontispicio, a nacionales y extranjeros,los mejores de nuestros conciudadanos y su historia.
«Aportan esa homogeneidad sociocultural de la que se jactan japoneses y surcoreanos»
Estatuas, desde el punto de vista económico, también más baratas que las fuentes de agua de añadido coste eléctrico. En Madrid, encontramos un sabor agridulce. Lo notamos al bajar desde Castellana a Atocha, donde empezamos con los nada ejemplares Largo Caballero y Prieto, artífices de la revolución armada antirrepublicana de 1934 que desembocaría en la Guerra Civil, hasta el insulso macrocilindro a las víctimas del 11-M. Callejeando sí encontramos a grandes presidentes de gobierno como Bravo Murillo, ministros, constitucionalistas o hacendistas, como Agustín Argüelles, «el Divino», o Alonso Martínez. Y, en este sentido, debemos felicitarnos por la buena acogida que el alcalde de Madrid ha hecho de un grupo de catedráticos de Economía para ampliar el elenco de grandes hombres de Estado, con una estatua a Jovellanos, en el CCX aniversario de su muerte.