La Razón (Madrid) - Tú Economía

La energía del sol y las estrellas en la Tierra

ITER es el proyecto internacio­nal que pretende reproducir las reacciones de la fusión nuclear

- C. R. MADRID

LaLa transición energética es quizá uno de los mayores retos que se han planteado en toda la historia de la humanidad. Caminar con éxito hacia un modelo económico en el que las emisiones de CO2 sean cero, pero sin frenar el desarrollo, se presenta como una tarea complicada, en la que la tecnología tendrá mucho que decir. Y es que la obtención de nuevas fuentes de energía limpia será fundamenta­l si se quiere mantener el matrimonio entre progreso y sostenibil­idad. Los avances en nuevos vectores energético­s, como el hidrógeno verde que, a través de la electrolis­is del agua, permite almacenar energía procedente de fuentesren­ovables,sonesperan­zadores. Y es que, para garantizar el suministro futuro sin renunciar un ápice a la descarboni­zación, será necesaria unacombina­cióndelast­ecnologías presentes y también futuras.

Si hay un proyecto de generación de energía ambicioso en el mundo, y que promete ser la panacea a los problemas actuales, ese es, sin duda, el que tiene que ver con la fusión nuclear. Se trataría de reproducir en la Tierra las reacciones nucleares que genera la energía del sol y las estrellas. La fusión se produce cuando los átomos son forzados a unirse bajo unas condicione­s de temperatur­a y presión extremadam­ente elevadas, lo que hace que liberen enormes cantidades de energía al fusionarse para dar lugar a átomos más pesados. Es una forma de energía increíblem­ente densa, con abundantes cantidades de determinad­os isótopos de hidrógeno-combustibl­e. «Por lo tanto, la fusión es una fuente prometedor­a de energía segura, sin emisiones de carbono y prácticame­nte ilimitada, para los cientos de generacion­es venideras», ha señalado la propia Comisión Europea. Para lograrlo, en 2006 se puso en marcha el proyecto ITER («camino», en latín), una iniciativa única que pretende construir la mayor máquina de fusión del mundo, y que no tiene precedente­s en el ámbito de la colaboraci­ón internacio­nal en el campo energético, y en el que todos los socios se han comprometi­do a construir una parte del reactor y, lo que es más importante, a compartir conocimien­to.

En la localidad del sur de Francia de Cadarache se encuentra la sede de ITER, que alberga en una zona de 42 hectáreas el Tokamak, el reactor que utiliza la tecnología de fusión por confinamie­nto magnético que desarrolla ITER. El principal problema al que se enfrentan los

científico­s es que recrear la fusión en la Tierra requiere una temperatur­a de 150 millones de grados Celsius, es decir, diez veces más elevada que la del núcleo del sol. Asimismo, mientras que el deuterio, uno de los isótopos del hidrógeno, puede obtenerse fácilmente del agua del mar, los recursos mundiales de tritio, el otro componente principal, son escasos. Se trata, pues, de uno de los proyectos de ingeniería más complejos de la historia, ya que se requerirán millones de componente­s para montar el reactor gigante, que pesará 23.000 toneladas, y que, además, frente a fisión, cuenta con la ventaja de que no produce desechos radiactivo­s.

Aunque el ITER en sí mismo no producirá electricid­ad (su propósito es más bien demostrar que la fusión a gran escala es posible), representa representa un avance enorme en la creación de energía de fusión e impulsará la transición de la investigac­ión.

El proyecto tiene su origen en el Acuerdo ITER, que fue firmado por siete socios: China, Euratom (representa­do por la Comisión Europea), India, Japón, Corea del Sur, Rusia y EE UU. Estos gobiernan de forma conjunta la Organizaci­ón Internacio­nal de la Energía de Fusión ITER, que es responsabl­e de construir y gestionar el proyecto, y todos comparten recursos financiero­s y científico­s. Cada socio dispone de una agencia nacional que administra sus contribuci­ones; la agencia de la UE se denomina Fusion for Energy y está en Barcelona. Plasma supercalen­tado El año 2020 marcó un paso importante, con el inicio de la fase de montaje del Tokamak, que durará cinco años. El siguiente gran hito será en 2025, cuando se prevé que el ITER cree su primer plasma supercalen­tado. Todo ello debería alcanzar su máxima potencia hacia 2035, con el objetivo de demostrar que se puede obtener más energía de la que se introduce.

Además de los avances en el centro europeo, la UE y Japón prevén inaugurar el reactor de fusión JT60SA, situado en Naka. Será el mayor Tokamak en funcionami­ento, hasta que el ITER empiece a funcionar. Sus misiones principale­s son prestar asistencia en relación con la explotació­n del ITER (que se prevé que se inicie en 2025) y contribuir al diseño del reactor de fusión de próxima generación de la UE.

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 ?? ?? El Tokamak es el acrónimo de la traducción rusa de cámara toroidal con bobinas magnéticas. Se trata de un reactor cuyo objetivo es obtener la fusión de partículas de plasma
El Tokamak es el acrónimo de la traducción rusa de cámara toroidal con bobinas magnéticas. Se trata de un reactor cuyo objetivo es obtener la fusión de partículas de plasma

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