La Razón (Madrid) - Tú Economía
La cobertura sanitaria en España es más elevada que la media europea
► La protección financiera de las familias por los servicios de salud recibidos empeoró entre 2006 y 2019, según los expertos
Los hogares más ricos dedican una mayor parte del gasto directo a las categorías de salud
La cobertura sanitaria universal es una de las metas de la Agenda 2030 a las que se comprometieron los países que acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en el convencimiento de que se trata de un elemento clave para el logro de una buena salud, a su vez pieza esencial en la erradicación de la pobreza y el desarrollo económico a largo plazo. Una cobertura universal implica proteger a toda la población contra los riesgos financieros que se pueden derivar de una enfermedad o lesión, pero también garantizar el acceso a servicios de salud (y medicamentos) esenciales y de calidad.
Rosa Urbanos-Garrido, Luz María Peña-Longobardo, Micaela Comendeiro-Maaløe M, Juan Oliva, Manuel Ridao-López y Enrique Bernal-Delgado han participado en un informe impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo objetivo es analizar la protección financiera que proporciona el Sistema Nacional de Salud de España, en el contexto de los sistemas europeos. Para la elaboración de dicho informe que recoge el blog Nada es gratis, los autores han utilizado los microdatos procedentes de las Encuestas de Presupuestos Familiares del INE, complementados por los datos sobre necesidades de salud no atendidas que proporciona la Estadística de la Unión Europea sobre renta y condiciones de vida (EU-SILC).
La protección financiera se mide a partir de dos indicadores: los llamados gastos catastróficos (que tienen lugar cuando los pagos sanitarios de bolsillo superan el 40% de la capacidad de pago del hogar una vez satisfechas sus necesidades básicas de alojamiento, comida y suministros), y los gastos empobrecedores (que aparecen cuando los pagos de bolsillo son los responsables de que los hogares caigan por debajo del umbral de pobreza, o les empobrezcan aún más si ya vivían por debajo de ese umbral).
El resultado principal del estudio es que, pese a haber empeorado durante la Gran Recesión, la incidencia de los gastos catastróficos en salud en España es notablemente inferior a la media europea, a pesar del elevado peso de los pagos de bolsillo sobre el gasto sanitario total (un 21% en 2019). La explicación, dicen los autores del informe, «nos remite a las fortalezas de los mecanismos de cobertura de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS): cobertura sanitaria para la práctica totalidad de la población; una cartera de servicios muy amplia, con algún matiz relevante; copagos limitados a los medicamentos con receta, y con mecanismos de protección a los usuarios».
El estudio destaca que casi tres cuartas partes (73%) de los hogares españoles declararon haber realizado pagos de bolsillo en 2019, frente al 68% en 2006. Ese mismo año, unos 300.000 hogares (el 1,6%) experimentaron gastos catastróficos en salud, frente a 160.000 (1,0%) en 2006. Además, 150.000 se empobrecieron o se empobrecieron todavía más tras los pagos de bolsillo, frente a 32.000 en 2006.
El gasto sanitario catastrófico se concentra en el quintil más pobre, y la desigualdad ha aumentado desde 2006. De los 300.000 hogares con gasto catastrófico en 2019, 200.000 (dos tercios del total) pertenecían al quintil más pobre. En 2006, apenas eran 50.000 (algo menos de un tercio del total).
Gran parte del aumento del gasto catastrófico tuvo lugar entre 2008 y 2014, lo que pone de manifiesto una disminución de la capacidad de los hogares para pagar por la atención sanitaria en el contexto de la crisis económica, especialmente en los hogares más pobres, dice el informe.
Las características de los hogares con gasto catastrófico cambiaron durante el periodo analizado, pasando de ser hogares encabezados por pensionistas a hogares encabezados por personas en edad de trabajar y parejas con hijos. El efecto protector del sistema de pensiones y los topes que el esquema de copagos establece para los pensionistas (pero que no existen para la población activa y los niños), explican este efecto. «En suma, podemos decir que durante el periodo analizado (2006-2019) ha empeorado la protección financiera de las familias por los servicios sanitarios recibidos. No obstante, la erosión ha sido relativamente leve y la protección financiera que proporciona el SNS sigue siendo relativamente elevada, especialmente cuando nos comparamos con nuestros vecinos europeos», concluyen los autores del informe.