Contrarreforma laboral

TrasTras un largo periodo de negociaciones, seguido de un acuerdo precario in extremis, la CUP, ERC, Bildu y BNG ningunean la reforma laboral social-podemita. Sería absurdo empeorar lo que ya es un mal pacto, que consolida la inflexibilidad e irracionalidad de los mercados laborales privados y públicos, unos de espaldas a los otros.

La patronal, que prefiere esta mala reforma a otra peor, no quiere cambiar ni un ápice lo ya convenido en las negociaciones. ¿Qué enmiendas quieren los radicales que cuestionan la Constitución, con los empoderados y sobre financiados monaguillos de UGT y CC OO? Medidas populistas a su conveniencia y otras que, o benefician a sus autonomías, o volverían esclerótico nuestro mercado laboral: la prevalencia del convenio autonómico frente al estatal, o al de empresa, en un país de pequeñas y medianas empresas (pymes).

Proponen volver a la ultractividad de los convenios y limitar la movilidad geográfica. Cambios que no afrontan la reducción del escandaloso nivel de paro como piden en Bruselas.

La única «contrarreforma» factible, dada la grave situación de desempleo, es profundizar en la exitosa liberalización de la Reforma Rajoy; igualdad de oportunidades; control de la corrupción, y libre despido en las administraciones públicas, como en Suecia e Inglaterra. Reclutamiento de funcionarios por consultoras externas, acompañada de una política de inmigración ajustada a las necesidades nacionales. Readaptar las ayudas sociales en favor de quienes crean empleo, o favorecer el empleo a media jornada, mejorando productividad. Hay soluciones, sobran ministerios, asesores y gasto político.