La Razón (Madrid) - Tú Economía

El mito de la baja presión fiscal

► La banquera Ana Botín, en el que puede ser el año de la gran subida fiscal, se queja de que en España se pagan más impuestos que en Europa, aunque haya empresas que paguen menos de lo que les toca

- Jesús Rivasés

AnaAna Botín, aunque sea banquera, tiene razón cuando se queja de que en España se pagan más impuestos que en Europa. Es probable, no obstante, que sus palabras sean sean contraprod­ucentes y utilizadas por quienes, desde parte del Gobierno y desde la izquierda radical con Yolanda

Díaz a la cabeza y los «indepes» de Junqueras y

Rufián, pretenden asfixiar todavía más fiscalment­e a los españoles. Ahí está el viejo sueño de Pablo Iglesias, que no se resigna a estar al margen de la política, de

«un infierno fiscal rojo para los ricos». La presidenta del Santander defiende que en «España pagamos de media un

47% de impuestos, frente a la media europea del 41%». Lo dijo en la presentaci­ón de resultados del grupo bancario, que ha arrojado los mayores beneficios desde 2010, aunque las cuentas de la entidad, como las de todo el sector, reflejan con claridad el cambio de paradigma en el negocio bancario. Quizá por eso, el «Financial Times», en su columna Lex advierte del peligro de primar «las modas sobre la realidad» en el sector.

La banquera, sin que nadie se lo preguntara y en el que presagia como el año de una gran subida de impuestos, disfrazada de justicia, arremetió contra el mito de la baja presión fiscal española. Partidaria de la reforma laboral que Pedro Sánchez ha logrado sacar adelante de carambola, tampoco tuvo pelos en la lengua para decir que «antes de que suban los impuestos a los de siempre, que paguen todos» y para admitir que «hay empresas que pagan menos de lo que les toca».

Los temores y quejas fiscales de la banquera, que no son los únicos, llegan en vísperas de que el llamado «Comité de Personas Expertas para la reforma del Sistema Tributario», que encabeza el catedrátic­o Jesús Ruiz Huerta, emita el informe que le pidió la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Habrá polémica. Primero: ya ha habido dos desercione­s en el Comité, las de Ignacio Zubiri y

Carlos Monasterio. Segundo: todo apunta que el dictamen seguirá muy al pie de la letra las indicacion­es –públicas o no– de la responsabl­e de Hacienda, con la medida estrella de aplastar la autonomía fiscal madrileña, cuyos estandarte­s son la inexistenc­ia, en la práctica, de los impuestos de patrimonio y sucesiones, además de unos tipos de IRPF más bajos.

La reforma fiscal será el gran campo de batalla político y económico de los próximos meses, al margen de posibles nuevas citas electorale­s. La mayoría de los socios de la investidur­a de Sánchez esperan, como también querían en el terreno laboral, una reforma profunda y radical y que, sobre todo, suba la presión fiscal de forma considerab­le, amparados en el argumento mítico de la baja presión fiscal española. Los mitos, conviene recordarlo y basta consultar cualquier diccionari­o, son historias o relatos fabulosos/imaginario­s que explican y alteran, por medio de una narración, con frecuencia simbólica, la naturaleza y las verdaderas cualidades de una persona o de una cosa».

Gregorio Izquierdo, expresiden­te del Instituto Nacional de Estadístic­a y ahora director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), ha coordinado, desde esa institució­n, un monumental Libro Blanco para la Reforma Fiscal en el que 60 expertos en estudios diferentes y a lo largo de más de 800 páginas, desmontan con todo tipo de argumentos y detalles el mito de la baja presión fiscal española en comparació­n con el resto de países europeos. El informe del IEE explica que, según datos de Eurostat –el INE europeo– la presión fiscal media en la Unión Europea habría sido del 41,3% en 2020 y del 37,5% en España. Todo cambia en 2021. Si se confirman los datos de un aumento del 5% del PIB y del 15% de los ingresos tributario­s, eso significar­ía que la presión fiscal española habría subido hasta el 41%, es decir, la misma que la media europea. Sin embargo, hay más. Si se utiliza el criterio del llamado «esfuerzo fiscal», más representa­tivo para la mayoría de los expertos, España seria el cuarto país con mayor presión fiscal de las veinte mayores economías del mundo.

El esfuerzo fiscal, aunque quizá el ministro Garzón, el de la carne, no lo acepte y tampoco sus compañeras ministras Montero y Belarra, por ejemplo, mide la presión fiscal en relación a la renta per cápita. No es complicado. Dos personas con ingresos anuales de 20.000 y 35.000 euros. Si ambas deben pagar un 20% de impuestos, la primera hace más esfuerzo que la segunda, aunque la segunda pague más. Por eso, porque también gana menos, el español medio hace más esfuerzo fiscal que el sueco, el danés o alemán. Y ahora el Gobierno intentará que todavía sea mayor. Es el mito de la baja presión fiscal. Ana Botín, aunque sea banquera, tiene razón en esto.

El libro Blanco para la Reforma Fiscal del IEE demuestra que la presión fiscal española es similar a la europea y ‘‘el esfuerzo fiscal’’ incluso mayor»

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