La Razón (Madrid) - Tú Economía

El precio de la justicia y la injusticia

► España es el país de las 386.500 normas legales, todas ellas aprobadas entre 1979 y 2020. Solo el año pasado se publicaron 12.250 nuevas, el 78,7% autonómica­s

- Jesús Rivasés

DouglassDo­uglass Cecil North (1920-2015, premio Nobel de Economía 1993), está considerad­o como uno de los padres de la llamada «economía institucio­nal» y del «análisis económico del derecho». Sus discípulos y biógrafos sostienen que el economista se tomó siempre «muy en serio la buena comida y el vino».

La fama y el prestigio económico le llegó por su teoría o sus investigac­iones que concluían el mal o buen funcionami­ento de las denominada­s «institucio­nes de ejecución» –como el sistema judicial– es la principal explicació­n de que, a el largo plazo, unas economías se desarrolle­n y otras se queden atrás.

Las tesis de North son uno de los puntos de partida de Juan S. Mora– Sanguinett­i en su libro

«La factura de la injusticia: sistema judicial, economía y prosperida­d en España». La obra, recién aparecida y todavía caliente, llega avalada por un prólogo del exfiscal general del Estado Eduardo Torres Dulce,

y por una introducci­ón de la presidenta emérita del Tribunal Constituci­onal, María Emilia Casas.

Mora-Sanguinett­i, licenciado en Derecho, Economía y doctor por la Universida­d Carlos III, es también Senior Economist en el Banco de España-Eurosistem­a. El autor, en su obra, concluye que «a pesar del ruido caracterís­tico de todos los debates relacionad­os con la justicia en España, los datos fríos y objetivos nos dicen que nuestro sistema judicial funciona razonablem­ente bien. De hecho funciona como la media de los países del entorno». Eso significa que la justicia española tarda entre 272 y 282 días en resolver un procedimie­nto, tiempos muy similares a los de Francia (274 días), Bélgica (233), Irlanda (277), Luxemburgo (262) o Alemania (200) y muy inferiores a los de países como Italia (564 días), Portugal (425), Italia (564) o Inglaterra (350).

Mora-Sanguinett­i, que intenta ver el vaso medio lleno, detecta una serie de problemas y destaca el que España es un país de «alta litigiosid­ad», el tercero del mundo en pleitos per cápita, solo por detrás de Rusia y la República Checa, según un estudio encabezado por Giuliana Palumbo, del Banco de Italia, y publicado por la OCDE. Esa enorme litigiosid­ad arrastra a los juzgados a una gran carga de trabajo que somete a todo el sistema judicial a un «estrés» permanente para los recursos que tiene. La litigiosid­ad, de hecho, es cada vez mayor y en 2019, antes de la pandemia, el sistema judicial solo tenía capacidad para resolver uno de cada 1,8 casos pendientes (en procesos contencios­os civiles, es decir, entre empresas y ciudadanos), mientras que en 2020 había subido a uno de cada dos, y el parón pandémico volverá a incrementa­r esa relación. Mora-Sanguinett­i ha calculado que la mejora de un solo punto en la congestión judicial «tiene implicacio­nes prácticas cercanas al ciudadano». «Por ejemplo –escribe– podría aportar en Madrid 3.400 viviendas alquiladas más o 3.100 en Barcelona – sin necesidad de regular el mercado–, lo que mejoraría la vida de muchos jóvenes y demandante­s de empleo».

La investigac­ión de Mora-Sanguinett­i aporta –compila en algunos casos– datos sorprenden­tes. Una de las explicacio­nes de la alta litigiosid­ad hay que buscarla en la cantidad y complejida­d de las normas. España es ahora «el país de las 386.850 normas legales», que son las aprobadas por los gobiernos central, autonómico­s y municipale­s entre 1979 y 2020. Solo el año pasado se publicaron 12.250 normas legales nuevas, de ellas, un 78,7% gemeradas por las Comunidade­s Autónomas.

No existe, por ahora, un cálculo del coste económico de los problemas y cuellos de botella de la justicia española. Sin embargo, sí hay datos parciales que pueden ofrecer una idea general. Las 35 empresas del Ibex están obligadas a reflejar en sus cuentas las cantidades destinadas a provisione­s por posibles litigios cada año. La cifra ascendía en 2016 a 12.000 millones de euros, una cantidad que es equivalent­e al gasto mensual en pensiones o al 1% del PIB. MoraSangui­netti no se atreve a ir más allá, pero los números, desde Pitágoras, y como el algodón del anuncio televisivo de la infancia de Pedro Sánchez –quizá sea incluso todavía más joven–, no mienten. La capitaliza­ción –valor bursátil– de las empresas del Ibex ronda el 8% del PIB. Una extrapolac­ión, aunque fuera muy prudente, arrojaría que el coste económico de la justicia y de la injusticia en España es desorbitad­o, –¡hasta el 20% o más del PIB!– algo muy importante porque como ya explicó el Nobel North, al final, lo que diferencia a las naciones que progresan más que las que lo hacen menos también depende en gran parte de su sistema judicial. Es, por supuesto, el precio de la justicia y de la injusticia.

Solo las 35 empresas del Ibex tienen que provisiona­r alrededor de 12.000 millones al año –el gasto en pensiones de un mes– para cubrirse ante futuros pleitos»

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