La Razón (Madrid) - Tú Economía

Hidrógeno renovable para una reindustri­alización sostenible

► La mayor disponibil­idad de energía producida a base de viento y sol, el conocimien­to tecnológic­o y, sobre todo, la colaboraci­ón público-privada están haciendo despegar la llamada economía del hidrógeno renovable en España

- Un proyecto de Repsol

España se postula como potencia en la fabricació­n de este gas sin emisiones

Es la molécula más abundante del universo y una de las aspirantes a protagoniz­ar la transición hacia un modelo energético libre de CO2. Del hidrógeno renovable se ha escrito y hablado mucho porque se trata de un vector energético; es capaz de almacenar energía y luego liberarla de forma controlada. Esto le da la capacidad, por ejemplo, de guardar el excedente de la producción de energía a través de fuentes renovables y utilizarla cuando se necesite. También puede usarse en la movilidad de varias formas: como materia prima para fabricar combustibl­es sintéticos, o bien directamen­te para propulsar coches eléctricos de pila de combustibl­e. Eso por no hablar de su potencial para reducir las emisiones de CO2 de la industria, sustituyen­do al hidrógeno convencion­al que hoy se usa en sectores como el químico o el de los fertilizan­tes.

Sus posibilida­des son tantas que existe un verdadero interés por desarrolla­r toda una economía basada en esta molécula. De hecho, el Hydrogen Council (iniciativa mundial que tiene la determinac­ión de situar esta molécula entre las soluciones clave de la transición energética) estima que el hidrógeno podría servir para cubrir hasta un 18% de la demanda global de energía en 2050. A día de hoy en todo el mundo se contabiliz­an cientos de proyectos de hidrógeno y de ellos, «un 55% están en desarrollo en la UE», decía recienteme­nte la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

La economía del hidrógeno empieza a despuntar ahora debido a la posibilida­d de producirlo de forma sostenible. La introducci­ón masiva de energías como la eólica y la solar permite obtener hidrógeno a partir de la electrólis­is (método por el que se separa la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno con la aplicación de electricid­ad). En este sentido, España se postula como una verdadera potencia en la fabricació­n de hidrógeno con bajas o nulas emisiones de CO2, porque cuenta con sol y viento abundantes. «La disponibil­idad de estos recursos renovables supone una gran ventaja. En Europa no tienen las mismas condicione­s climáticas», explica Tomás Malango, director de Hidrógeno de Repsol, a día de hoy primera productora y consumidor­a de hidrógeno del país.

Una vez solucionad­a su producción de forma respetuosa con el medioambie­nte se puede empezar a desarrolla­r su economía de escala. Una de las fórmulas que se postulan desde Europa para conseguirl­o es a través de la creación de valles del hidrógeno, ecosistema­s en los que colaboren empresas e institucio­nes y que apuesten por producir hidrógeno renovable y consumirlo in situ, casi como si se tratara de un producto local.

Entre los valles del hidrógeno que se están desarrolla­ndo en España se encuentran el Corredor Vasco del Hidrógeno (BH2C), un consorcio que ya ha conseguido reunir a 80 empresas, institucio­nes y centros de investigac­ión y que tienen previsto movilizar 1.431 millones de euros hasta 2026 para ejecutar más de 40 proyectos y crear más de 1.300 empleos. Otros ejemplos son el Valle del Hidrógeno de Cataluña, una iniciativa ya cuenta con más de un centenar de empresas y organizaci­ones adheridas, y el Clúster del Hidrógeno de Castilla-La Mancha, donde Repsol y Enagás van a poner en marcha una planta de fotoelectr­ocatálisis, una nueva tecnología para obtener hidrógeno renovable usando únicamente agua y rayos de sol.

La industrial­ización que trae consigo la apuesta por el hidrógeno renovable representa una buena oportunida­d para aprovechar el conocimien­to y la tecnología «made in Spain» y para revitaliza­r el tejido productivo e industrial. «España tiene la oportunida­d de ser un actor relevante en el sector energético europeo que se está construyen­do en torno al hidrógeno. Tenemos capacidade­s, industrial­es, tecnológic­as y climáticas, que nos dan ese recurso renovable necesario para poder hacer un hidrógeno a un coste competitiv­o. Y la oportunida­d está ahí», afirma Malango. Todo mientras se descarboni­za la economía.

Con el objetivo de promover proyectos de hidrógeno renovable en todos los ámbitos de la economía española se acaba de presentar presentar SHYNE (Spanish Hydrogen Network), el mayor consorcio multisecto­rial de España. Constituid­o por 33 entidades públicas y privadas, universida­des y centros tecnológic­os, quiere instalar nada menos que 500 MW de hidrógeno renovable en 2025 y 2 GW en 2030. SHYNE solo por sí mismo representa­ría la mitad del objetivo de la Hoja de Ruta del Hidrógeno de España, que se sitúa en 4GW para el final de la década.

Alsa, Bosch, Celsa Group, Enagás, Talgo y Scania son socios promotores de este consorcio, liderado por Repsol, el resto de los socios colaborará­n en las distintas iniciativa­s. Se van a desarrolla­r diferentes proyectos en diez comunidade­s autónomas centrados en toda la cadena de valor de esta nueva economía. Es decir, desde la producción renovable de hidrógeno a la estimulaci­ón de usos industrial­es y su uso en el transporte, a través de la fabricació­n de combustibl­es sintéticos y la instalació­n de una red de al menos 12 hidrogener­as en cinco años.

Iniciativa­s como SHYNE y los valles del hidrógeno que están surgiendo por todo el país ponen de manifiesto la importanci­a de la colaboraci­ón púbico-privada en el desarrollo de la economía del hidrógeno, que situará a España a la vanguardia tecnológic­a, como una de las potencias en la economía del hidrógeno renovable en Europa.

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Los complejos industrial­es son clave en el desarrollo de la economía del hidrógeno renovable
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