La Razón (Madrid) - Tú Economía
Gases renovables
ElEl proceso de descarbonización de la economía es ya un proceso irreversible y los objetivos medioambientales y de descarbonización de la UE para 2050 son extremadamente ambiciosos. El Pacto Verde de la Comisión Europea supone además un cambio radical de la estructura económica, de las maneras en que usamos la energía y el transporte, sobre la industria y las actividades agropecuarias, sobre los ámbitos urbanos y rurales.
Para abordar la transición energética no existe un único camino, y sabemos que no podemos desafiar ni a la física, ni a las realidades tecnológicas. Por eso, es necesario abordar los retos asociados a ese proceso considerando todas las soluciones que puedan facilitar el objetivo final, de una manera realista, eficiente y justa; sin renunciar, ni olvidar el bienestar de los ciudadanos.
Una de esas tecnologías son los gases renovables. La Comisión Europea ha reconocido una vez más, en su comunicación denominada Paquete de Gas (Decarbonised Gas Market Package), su rol fundamental para alcanzar los compromisos de descarbonización y dar respuesta a las futuras necesidades energéticas de la industria, el transporte y los hogares europeos en el horizonte de 2030. El gas renovable es una energía verde verde de la que el biometano es su principal exponente. Este se obtiene a partir del aprovechamiento de residuos orgánicos, tiene un balance nulo de emisiones de CO2 y es totalmente intercambiable por el gas natural, por lo que puede distribuirse a través de la infraestructura existente sin necesidad de inversiones de transformación ni de las redes ni de los equipamientos. Y además puede emplearse con las mismas aplicaciones energéticas en hogares, industrias, comercios y también para movilidad en el transporte, siendo una de las vías más eficientes en costes para la descarbonización. El biometano es además un impulsor de la economía circular: ofrece una solución al problema de la gestión de residuos orgánicos mediante la valorización de los recursos (producción de energía renovable y de bioproductos, principalmente biofertilizantes) e impulsa el desarrollo de zonas rurales mediante la creación de empleo y la dinamización de la actividad económica. Un aspecto relevante para la cohesión y el equilibrio equilibrio territorial en nuestro país. Esta energía permite además no solo reducir las emisiones del sector energético, sino también minorar nuestra dependencia energética, al ser producidos en Europa con recursos locales, y fortalecer la seguridad de suministro y la resiliencia de nuestro sistema.
El biometano está poco presente todavía en España y su realidad palidece cuando la comparamos con las cifras del conjunto de la UE, en donde operan alrededor de 19.000 instalaciones de biogás, de las cuales, unas 725 inyectan biometano directamente a la red, y cuyo número no deja de crecer cada mes.
El Gobierno de España presentó en julio pasado la consulta pública de la Hoja de Ruta del Biogás. Desde Sedigas señalamos cómo ese borrador era reflejo de escasa ambición, puesto que nos mantenía muy alejados de nuestros vecinos europeos de referencia y, sobre todo, no ponía en valor todo nuestro potencial real. Se estima que los gases renovables podrían aportar al PIB español en 2030
España es el tercer país europeo en potencial en gases renovables
alrededor de 472 millones de euros, junto a la creación de 15.000-25.000 puestos de trabajo, siempre que se aprovechasen todas las capacidades disponibles. España es el tercer país con mayor potencial de crecimiento para los gases renovables, por detrás de Francia y Alemania. Dicho potencial ha sido acreditado por estudios independientes que estiman una capacidad de producción de biometano a corto plazo de 34 TWh, lo que cubriría poco menos del 10% de la demanda total actual de gas natural (378 TWh en 2021), y alcanzaría 137 TWh (casi el 40%).
Estos gases renovables son ya una realidad y representan una gran oportunidad cuyos beneficios ambientales y económicos no podemos despreciar. Aprovecharla nos podría situar como uno de los líderes europeos en el impulso de nuevas energías sostenibles, pero para ello es necesario generar mecanismos de fomento y apoyo que nos permitan aprovechar todo nuestro potencial. De forma particular, los certificados de origen renovable. Confiamos en que la versión final de la Hoja de Ruta que presentará el Gobierno este semestre sea suficientemente ambiciosa y nos permita consolidar esa nueva realidad energética razonable y necesaria para lograr los objetivos sociales y medioambientales a los que nos hemos comprometido.