La Razón (Madrid) - Tú Economía
Un gobierno en la cabina
ElEl Gobierno está atrapado en los pinchazos del CNI como José Luis López Vázquez quedó atorado en la cabina de Antonio Mercero.
Pedro Sánchez no encuentra la salida. Los retorcidos cables de los teléfonos pueden asfixiar la coalición gobernante y dejar al presidente al albur de sus socios independentistas en una operación que parece diseñada con escuadra y cartabón.
Una maquinación de acoso y derribo, en mitad de la Guerra en Ucrania y a dos meses de la cumbre española de la OTAN, que parece ideada al milímetro como se esbozaban los antiguos planes quinquenales soviéticos.
A este paso, los aliados europeos no van a llamar ni para pedir pizzas. Estamos ante «la vida de los otros» o ante una maniobra del Karla de turno que ya le hubiera gustado escribir a John le Carré. Sabemos que hubo escuchas, pero no sabemos qué oyeron los agentes y quien estaba al otro lado de la línea.¿Qué tipo de órdenes se recibían y de quién? ¿Los 18 teléfonos interceptados por el CNI qué información ocultaban? ¿Se sabe quién se coló en La Moncloa a través del terminal del presidente? ¿Quién desfiló a sus anchas por el móvil de la ministra de Defensa? Muchas preguntas, pocas respuestas y demasiadas paradojas.
El mismo Gobierno que espía a los independentistas se apoya en ellos para seguir en el poder. ¿Son compatibles las razones para interferir sus comunicaciones y a la vez reclamar sus votos?
No conocemos si contamos con un Smiley que ponga algo de juicio. En este país, durante muchas décadas, las conversaciones telefónicas más sensatas y de mayor interés eran las que realizaba Gila cuando llamaba al enemigo.