La Razón (Madrid) - Tú Economía
Gases nobles
TodoTodo comenzó con la Marcha Verde en noviembre de 1975. Entonces, 300.000 marroquíes organizados por Hassan II, con apoyo de la CIA estadounidense, invadieron el Sahara Occidental, entonces colonia española. Rabat percibió la debilidad de la moribunda dictadura de Franco y aprovechó los vientos de la Guerra Fría. El Frente Polisario, la formación que luchaba por la independencia, terminó derrotado y arrinconado en Tinduf, en la Argelia aliada de la URSS. Durante décadas, la postura oficial de España era la aprobada por la ONU, un referéndum que determinara el futuro del territorio, pero elaborar un censo ha sido tan imposible como contar los granos de arena del desierto. No hubo voluntad. Ahora, el presidente del Gobierno español sin advertir al Parlamento, ni siquiera a sus aliados gubernamentales, cambia radicalmente de política para apoyar la marroquí de una autonomía en el Sahara bajo soberanía de Rabat. No ha habido explicaciones convincentes del presidente Sánchez en mitad del escándalo de espionaje Pegasus. Todo esto cuando arrecia la invasión rusa de Ucrania, los fundamentalistas recorren el Sahel con impunidad y Rusia despliega mercenarios en Mali y desplaza a Francia y España. En este contexto es cuando Argelia, que sigue cercana a Moscú, se siente ofendida.
El entramado de delicados equilibrios levantado por los anteriores gobiernos españoles en el norte de África está en riesgo, empezando por lo más sensible: el suministro de gas. Una cuarta parte de nuestro consumo proviene de las dunas argelinas. En un universo sediento de megavatios no es buena idea enfadar al butanero y todo el mundo sabe que en la oscura energía escasean los gases nobles.