PARECE QUE ALGO NO ENCAJA
Coches grandes y varios centenares de CV con la misma clasificación que un ligero híbrido de baja cilindrada. ¿Por qué?
En abril de 2016 entraron en vigor en España España las etiquetas medioambientales que los coches más modernos llevan pegadas en la esquina inferior derecha de su cristal parabrisas. La Dirección General de Tráfico Tráfico (DGT) comenzó a enviarlas a los titulares titulares de vehículos que tenían la tecnología más moderna. Según los cálculos que entonces entonces realizó la DGT, se mandarían unos 16 millones.
La pegatina medioambiental de la DGT tiene su origen en el Plan Nacional de Calidad Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera 2013-2016, el llamado «Plan Aire». En éste se afirma que tanto las partículas como el dióxido de nitrógeno «tienen en el tráfico rodado la principal fuente de emisión en las grandes ciudades» y propone la clasificación clasificación de los vehículos en función de los niveles de contaminación que emiten. El objetivo: que cuando hubiese alertas por alta contaminación, sólo circulasen los teóricamente menos contaminantes.
CASOS CURIOSOS
Pero esta clasificación no se hace por la cantidad de partículas, dióxido de nitrógeno nitrógeno u otros contaminantes que emita el vehículo. La categorización, según explicó en su día la Dirección General de Tráfico, se realiza «en función del potencial contaminante» contaminante» de la tecnología usada para que se mueva el vehículo.
De esta forma, nos encontramos casos muy llamativos. Así, un Nissan Leaf, cien por cien eléctrico y sin emisiones, tiene asignada la pegatina azul «Cero». La misma misma que luce un coche compacto como el Hyundai Ioniq 1.6 híbrido enchufable de 141 CV de potencia y que produce emisiones emisiones ya que monta un motor de gasolina. El extremo lo hallamos en coches como el Porsche Panamera Turbo E-Hybrid (5,2 metros de largo y 680 CV) o el Range Rover Rover Si4 PHEV (5 metros y 404 CV), ambos también vehículos «Cero».
La explicación de esta etiqueta «Cero» común para todos es que han sido englobados englobados bajo un mismo paraguas, aunque emplean tecnologías diferentes. Si un coche coche es totalmente eléctrico (caso del Nissan Leaf) obtiene la misma consideración que un híbrido enchufable (motor eléctrico y otro térmico) y puede recorrer más de 40 kilómetros en modo eléctrico.
¿1.000 CV Y «ECO»?
Esta forma de clasificar a los coches en función de la tecnología usada y no de sus verdaderas emisiones lleva, como hemos visto, a toparnos con casos curiosos. El extremo puede surgir cuando se matricule en España el primer Ferrari SF 90 Stradale, el primer deportivo híbrido enchufable en la historia de la marca y recién presentado. Con tres motores eléctricos y un V8 de gasolina que alcanza los 1.000 CV de potencia. potencia. Como tiene una autonomía de 25 km en modo eléctrico, tendrá la etiqueta «Eco». La misma que, por ejemplo, posee un utilitario como el Toyota Yaris híbrido de 101 CV.
Si los ingenieros de Ferrari hubiesen conseguido que el nuevo superdeportivo de 1.000 CV alcanzase una autonomía en modo eléctrico superior a los 40 km, tendría tendría etiqueta «Cero». Llamativo.