Llegarán en 2025
Las tarifas podrían elevarse hasta 12 céntimos de euro por kilómetro en un turismo. El automóvil ya genera al Estado ingresos de más de 35.000 millones anuales
PorPor el momento, ya se ha lanzado el globo sonda. Se ha anunciado un pago de utilización de las autovías hasta ahora gratuitas, en toda España y se ha propuesto una cifra baja, de únicamente un céntimo de euro por kilómetro. Ante la reacción en contra de la totalidad de la sociedad española, el proyecto se ha aparcado, pero no quiere decir que se haya anulado. El Gobierno Sánchez prepara la implantación de este nuevo impuesto, que le reportará ingresos superiores a los 3.000 millones de euros, para finales de 2024 o primavera de 2025. Es el plazo para poder poner a punto todos los medios necesarios para el cobro y, por otra parte, ya habrán pasado las siguientes elecciones generales en las que el establecimiento de este nuevo impuesto podría perjudicar mucho las expectativas del PSOE. Pero la realidad es que los trabajos continúan y que varias empresas privadas y la patronal Seopan lo dan por seguro y están elaborando informes de viabilidad de la medida. Cuentan con que la opinión pública vaya haciéndose a la idea poco a poco para, una vez asumido el pago por la sociedad, poder elevar sustancialmente las tarifas de uso de estas vías de comunicación. En los estudios que se están elaborando, no se contempla un pago de sólo un céntimo por kilómetro, sino que se eleva esta cantidad a 12 céntimos por kilómetro en el caso de los automóviles de turismo y hasta 19 céntimos por kilómetros para camiones de transporte de mercancías. Para furgones de reparto de corto recorrido se estudia una tarificación intermedia.
Con ello se lograría una recaudación anual del orden de los 3.200 millones de euros, lo que, al menos teóricamente, serviría para sufragar los gastos de mantenimiento de la infraestructura viaria, al menos en las autovías que generen los ingresos. Se calcula, según los Presupuestos Generales del Estado en la partida correspondiente al Ministerio de Transporte, que el coste de este mantenimiento es actualmente de 2.340 millones de euros. Eso sí, como consecuencia de la crisis económica, prácticamente desde 2008 las cantidades invertidas en conservación se han reducido considerablemente y, en algún año, incluso no se han destinado fondos con este fin, según las empresas constructoras. Aunque el automóvil ha supuesto para el Estado unos ingresos anuales del orden de los 35.000 millones de euros, no ha destinado a mejorar su circulación una cantidad equivalente a menos del 8% de lo recaudado, por lo cual tampoco hay seguridad de que estos ingresos adicionales por el peaje tengan el fin deseado. Por ello, los empresarios privados que estudian el nuevo sistema se inclinan por una explotación mixta pública/ privada que velaría porque los ingresos se destinaran al fin deseado. Se calcula que en España puede haber unos 17.000 kilóme
Los estudios realizados no contemplan el deterioro que sufrirían las carreteras secundarias, que aumentarían su uso
tros que componen la llamada red de alta capacidad y que podrían ser susceptibles de la aplicación del nuevo peaje.
No contemplan los estudios, sin embargo, el deterioro que sufrirán a partir de la implantación de este impuesto las carreteras de segundo orden que, como es lógico, incrementarán sustancialmente sus niveles actuales de tráfico. En efecto, si el desplazamiento diario entre dos poblaciones para ir a trabajar le va a costar a un conductor un dinero por el uso de la autovía, lo lógico es que pase a utilizar la carretera alternativa de segundo orden. Tanto en los casos de particulares como de transportistas, lo que provocará un deterioro rápido de estas vías de segundo nivel cuya calidad de construcción no ha sido con frecuencia tan exigente como en el caso de las autovías. Para evitar este problema se había sugerido que fueran gratuitos los desplazamientos diarios a los puestos de trabajo. Pero el sistema para distinguir si la circulación es profesional o de ocio parece muy complicado.