Renovarse o morir: los tres retos a los que se enfrenta la automoción española
► La industria se enfrenta a la llegada de nuevos «players», EEUU y China, muy competitivos en coche eléctrico
La industria española del automóvil es uno de los tractores de la economía nacional, un sector que aporta cerca de un 8 % del PIB y que, probablemente, cierre 2023 con una producción cerca de los 2,5 millones de unidades.
Nuestra industria también es tractor europeo, donde, a pesar de contar con menos fábricas que sus homólogos -solo Alemania supera su nivel de exportación de vehículos-, ocupa la novena plaza en el ranking mundial de exportación liderado, a años luz, por China con 27 millones de unidades ensambladas.
No obstante, la automoción española se encuentra en un proceso de transformación tecnológica e industrial, con tres retos inminentes que suponen importantes cambios tanto en el producto, como en el proceso.
Estar a la vanguardia de los procesos productivos ha sido una esencia inherente a la industria de la automoción, desde Henry Ford y su cadena de montaje hasta Toyota con la implantación de la fabricación Lean. En la actualidad, para adaptarse a una era en plena transformación, la industria manufacturera del automóvil está siendo uno de los sectores que más rápido está implantando la digitalización y automatización de todos sus procesos productivos -desde el montaje, el mantenimiento, el control de calidad o la logística-, invirtiendo el 6,7 % de sus ingresos en I+D. El objetivo no es otro que preservar el tejido industrial español y europeo mediante el desarrollo de plantas productivas capaces de competir con economías muy competitivas.
Así lo ha afirmado el 36 % de los encuestados en el V Barómetro de la Innovación de Ayming y es que, los directivos afirman que su máxima prioridad es implementar nuestras herramientas y tecnologías, motores fundamentales que permitirán la ansiada digitalización y, por ende, la competitividad que va ligada a esta industria.
Un 40 % de los encuestados señala que la segunda prioridad del sector pasa por mejorar los productos existentes para incrementar la satisfacción del cliente; que tiene como origen el impulso de la electrificación del transporte en Europa. Así, la industria se enfrenta a la llegada de nuevos players, -EE. UU. o China-, países muy competitivos en sus ofertas en materia de vehículos eléctricos; y que provocan que con urgencia el sector de automoción europeo se transforme; un sector que lleva ocupando el podio del diésel durante décadas.
Esta transformación ha comenzado, y el sector evoluciona como los tiempos demandan: desarrollando nuevos componentes, sistemas, módulos asociados a vehículos eléctricos -como baterías, sistemas de recarga-, e impulsando una nueva cadena de valor, relocalizando en Europa las producciones estratégicas asociadas al vehículo eléctrico y las gigas factorías; evitando y previniendo problemas estructurales como la falta de suministro de algunos componentes estratégicos como los chips.
Finalmente, obligado por un lado por decisiones macro políticas de descarbonización, pero, también, impulsado por los costes energéticos disparados y volátiles, el sector industrial y la automoción en particular, tiene como reto implantar soluciones energéticas que permitan controlar sus costes y, a su vez, reducir al máximo su impacto medioambiental y satisfacer la demanda de unos usuarios que día tras día se ven seducidos por un nuevo modelo de automoción.
Y aquí es donde se resume todo, y así lo reflejan los datos: la automoción es el sector que más presupuesto destina a la I+D sostenible con un 14,1 %, priorizando su esfuerzo en invertir en reducción de emisiones (37 %), reducción de consumo energético (30 %) y tecnologías de energías renovables (30 %).
La industria lo ha comprendido: renovarse o morir y, la automoción española y europea siempre ha estado a la vanguardia, y lo seguirá estando.
Donia Razazi Senior Industry Expert en Ayming