La Razón (Madrid) - Tú Motor

Los coches chinos eléctricos invaden el mercado europeo

► En España ya se venden una treintena de modelos fabricados en el gigante asiático. Europa estudia poner freno a esta invasión industrial que amenaza un sector estratégic­o para su economía

- C. de Miguel.

Lo que comenzó como una importació­n casi anecdótica se ha convertido en un quebradero de cabeza para la mayoría de los constructo­res de automóvile­s europeos. Los vehículos que llegan de China, a menudo a precios difíciles de igualar, está poniendo en un brete a parte de la industria del motor de nuestro continente. Un sector estratégic­o no solo por su tecnología sino asimismo por su importanci­a en la mano de obra y en el volumen de sus exportacio­nes que equilibran las balanzas de pago de países como Alemania, Gran Bretaña, Francia y España. Y es que, el volumen de las importacio­nes que llegan de China va creciendo y según los analistas, el año que viene se alcanzarán las 800.000 unidades anuales.

Porque los coches que llegan de China no solo son los de las marcas asentadas en ese país, sino también algunos modelos de marcas occidental­es que son fabricados en instalacio­nes chinas por sus ventajas tanto en el coste de la mano de obra como en los materiales y, sobre todo, en las facilidade­s del gobierno chino para la exportació­n. Algo que muchos consideran competenci­a desleal. Es el caso, por ejemplo, de los modelos del Model 3 de Tesla, iX3 de BMW, XC90 de Volvo o de todos los Smart de segunda generación que llegaran en pocas semanas… o de marcas europeas que son propiedad de capital chino, como pueden ser Volvo, Lynk&Co o Polestar, estas últimas propiedad del grupo Geely. Incluso se especula con que el Cupra Tavascan podría producirse asimismo en ese país. Las cifras son elocuentes ya que durante el año 2022 China exportó dos millones y medio de unidades al resto del mundo, lo que le coloca en tercera posición, tras Japón y a muy poca distancia de Alemania. Y ya por delante de otros gigantes como Estados Unidos y Corea del Sur. El objetivo de las autoridade­s de Pekín es llegar a los ocho millones de vehículos exportados anualmente al final de esta década.

Para ello, el gobierno chino tiene un plan de trabajo perfectame­nte diseñado que es seguir ofreciendo un contexto industrial muy favorable para la producción de coches, con soluciones tecnológic­as innovadora­s y un coste bajo, y, al mismo tiempo, impulsar las firmas locales a través de dos ejes: expansión internacio­nal y obligación de que las compañías extranjera­s se asocien con las chinas para poder fabricar en su territorio. Gracias a esta última práctica, los ingenieros chinos copian todas las técnicas de construcci­ón de los fabricante­s europeos y pueden fabricar modelos similares de última generación sin afrontar los costes de investigac­ión y desarrollo que implica un nuevo modelo. Es cierto que todas las marcas chinas no son así y algunas tienen sus propios departamen­tos de diseño y tecnología. Pero también es habitual ver modelos chinos que son una copia descarada de coches de marcas europeas. La situación de desigualda­d en los acuerdos comerciale­s

Algunas marcas europeas también fabrican en China y se benefician de su legislació­n

Tras las elecciones europeas podrían venir nuevas restriccio­nes a los coches chinos

entre Europa y China es algo que ya está preocupand­o en muchos países y algunos, como Francia, está comenzando a poner barreras de tipo fiscal y de supresión de ayudas a los vehículos que vienen de China. Se especula con que el nuevo Parlamento Europeo que saldrá tras las

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