¿Crecen las dudas sobre el coche eléctrico a medio plazo?
► Ganan terreno alternativas como los combustibles ecológicos o el hidrógeno. La falta de infraestructuras de recarga lastra su desarrollo
Cada vez parece menos probable que los planes de implantación de la movilidad eléctrica diseñados por la Unión Europea puedan cumplirse en los plazos previstos. Si bien es cierto que la electrificación de algunos medios de transporte, sobre todo los automóviles de turismo es un hecho a largo plazo, a corto cada vez son más las dudas que se plantean fabricantes y especialistas y se comenta que el parlamente de Bruselas podría posponer la prohibición de fabricación de motores de combustión interna y que no entraría en vigor en el año 2035 tal como está inicialmente previsto.
Y es que, la falta de infraestructuras de recarga, sobre todo, en la mayoría de los países del sur de Europa, está frenando el desarrollo del comercio de los coches eléctricos. Porque la realidad es que abordar un viaje largo con un vehículo equipado únicamente de motores de electricidad se convierte con frecuencia en una aventura. Si bien es cierto que las baterías han incrementado su nivel de autonomía, eso ha sido a costa de incrementar el precio final del automóvil, por lo que estos eléctricos de amplio kilometraje son cada vez menos accesibles para la mayor parte de los compradores. A ello se añade que las ayudas, especialmente en España, son muy poco eficaces y los fondos del Plan Moves, que ha sido ampliado hasta el verano próximo, tardan más de un año en legar a sus beneficiarios y además computan para el cálculo del IRPF.
Plazos
Son muchas las marcas que, siguiendo las directrices de la UE, han adaptado su programación de nuevos modelos hacia motorizaciones eléctricas. Algunos de ellos afirman dejarán de fabricar motores de combustión interna antes de 2030, pero no aclaran cómo abastecerán a enormes mercados
el mundo, como Sudamérica, África o buena parte de Asia, donde la electrificación es, por el momento, impensable. En contraste, otras marcas importantes han anunciado su intención de explorar otras formas de movilidad, como pueden ser los combustibles ecológicos o el hidrógeno. Fórmulas que son más apropiadas para una gran parte de transporte, como por ejemplo los camiones. Porque el peso de las baterías para mover volúmenes de carga elevados y el obligado tiempo de paradas para recargar sus baterías son incompatibles con el negocio del transporte de mercancías. Mientras la mayoría de los fabricantes reconocen que su creciente fabricación de coches eléctricos no es por ser entusiastas de este sistema, sino para evitar las fuertes sanciones impuestas por la UE si en su conjunto se pasan de los límites de emisiones, otras empresas ya se han opuesto abiertamente a estas motorizaciones y han dado las primeras voces de alarma. A este respecto hay que destacar dos recientes informaciones que han puesto en tela de juicio el futuro de la electrificación. La primera de ellas ha sido la decisión de la alquiladora Hertz que ha empezado a vender unos 20.000 vehículos eléctricos de su flota y que utilizará parte de los ingresos obtenidos para comprar vehículos de gasolina. «La compañía espera reinvertir una porción de los ingresos de la venta de los VE para la compra de vehículos con motores de combustión y responder a la demanda de los clientes», señaló Hertz en documentos presentados ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos, a pesar de que la medida le costará una depreciación a corto plazo de unos 245 millones de dólares. El consejero delegado de Hertz, Stephen Scheen rr, anunció que la compañía de alquiler de automóviles reduciría su flota de eléctricos, que representa actualmente algo más del 10% del total, porque el mayor coste de la operación estos vehículos estaban afectando sus resultados financieros.
La segunda señal de alarma se produjo asimismo en los Estados Unidos debido a una ola de bajas temperaturas que dejó bloqueados a los coches eléctricos. Hace solo unas semanas, en Chicago y sus alrededores, las bajísimas temperaturas dejaron paralizados a centenares de coches Tesla, lo que le ha provocado una lluvia de demandas contra el propio Elon Musk. Porque en condiciones extremas no funcionan ni las baterías ni los cargadores, sobre todo, estos últimos. Y así, las estaciones de recarga de esta marca parecían cementerios de coches eléctricos que llegaban hasta su abastecimiento, pero que no lograban recargar. Porque las baterías de los coches eléctricos funcionan a buen rendimiento entre 20 y 35