«Lo que más me gusta de este oficio es la tranquilidad»
Estudiante de Tanatoplastia y Tanatoestética Solís ha estudiado para conseguir un puesto en el sector funerario y reconoce que es una ocupación de cara al público sin el estrés de otras
Angeline Solís, vecina de Muro de 19 años, es una de los muchos estudiantes que eligen formarse para trabajar en el sector funerario en España. Las empresas de formación publicitan desde hace años los empleos funerarios como puestos bien remunerados y sin paro.
¿Es esta una realidad en el mercado laboral de las Islas? Con el relato de su experiencia, Solís ayuda a despejar algunas dudas.
¿Cuándo y por qué decidió estudiar tanatoplastia? Algunos se refieren a ello como el arte de maquillar a los muertos...
—No era algo que tuviera muy pensado. Encontré información por casualidad, buscando por internet. Fue así como vi que existía ese trabajo y me interesó.
¿Hay suficiente oferta formativa en Balears?
—En mi caso estudié un curso que se hace tanto presencial como a distancia en el Instituto Español Funerario. Ofrecen varios cursos: de tanatoplasia y tanatoestética, recogidos judiciales, tanatorio y preparaciones profesionales. Todos son lo que se conoce como certificaciones profesionales.
¿Fue difícil encontrar un lugar para hacer las prácticas?
—No. Hice la teoría online y las prácticas en una funeraria privada de Llucmajor. La verdad es que me dijeron que al hacerlas en temporada baja en Mallorca el volumen de trabajo no es muy alto. Sé que en las funerarias de la Península pueden tener diez servicios al día. Aquí lo máximo fueron tres al día. En verano no sé cómo será.
¿Qué ha encontrado en esta profesión?
—La verdad es que encontré tranquilidad. Es lo que más me gustó. Aunque no trabajas solo, porque tienes que coordinarte con otras funerarias y crematorios, es un trabajo de cara al público que no tiene el estrés que conllevan otros trabajos de cara al publico.
¿Tienes que tratar con las familias en el peor momento de sus
vidas. No debe resultar fácil...
—Sí. Es verdad. Para mí personalmente es más fácil y ameno tratar con las familias que tratar con los clientes de una tienda, por ejemplo. Me sale de forma natural. Todas las funciones de trabajo las llevaba con mucha naturalidad. Yo estudié tanatoplasia y tanatoestética.
El trabajo de preparar los cadáveres para los velatorios puede tener un gran impacto emocional, sobre todo en casos de muertes violentas. ¿Ha tenido algún caso que te haya afectado especialmente?
—He tenido un poco de todo. Algunos familiares se han abierto mucho y tanto ellos como tú te sientes cómodo dentro de la situación, pero también hay otras familias que en el momento de la pérdida tienen una reacción muy mecánica. Normalmente los familiares son abiertos y agradecidos con los que hacemos ese trabajo.
Después de hacer el curso, ¿ha podido dedicarse profesionalmente?
—No. La verdad es que estoy pendiente de sacarme el carnet de conducir. Además por ciertas circunstancias también estoy estudiando otras cosas, en concreto Técnico auxiliar de Veterinaria, que es una profesión que también me gusta. En cualquier caso, cuando tenga el carnet, mi idea es entrar a trabajar en el sector funerario.
¿Las empresas de formación están haciendo el negocio?
—Cuando yo me apunté, encontré los cursos en oferta y pagué unos 1.200 euros a plazos.
❝ «Pagué 1.200 euros a plazos para poder formarme y obtener la certificación»