«Lo que hace la vida digna de ser vivida es que sepamos cuidarnos y que nos cuiden bien»
La profesora emérita en Enfermería Rosamaría Alberdi reivindicna qdue mejorar las condiciones de las enfermeras supone un beneficio para las sociedades
La profesora emérita en Enfermería Rosamaría Alberdi, nombrada recientemente doctora honoris causa por la Universidad de la República del Uruguay, lleva años reivindicando la importancia de los cuidados, que son un derecho ciudadano, y que invertir en las mejoras de las enfermeras supone un beneficio económico para las sociedades.
Fue la primera enfermera española en ser nombrada doctora honoris causa, ¿siente que sentó un precedente?
—Yo lo vi como conseguir un proceso de normalización, fue el primer paso hacia la normalización, que ya era hora. Hay muchas enfermeras con un currículum que justifica que reciban el doctorado honoris causa. Desde que me lo dieron a mí por primera vez en 2016 ya se lo han otorgado a tres enfermeras españolas: María Paz Mompart, María Teresa Moreno y a mí misma. También hay que decir que hay otras enfermeras que no son españolas que tienen el galardón de universidades españolas.
¿Cómo cree que está considerada la profesión?
—Por un lado está muy bien considerada desde la perspectiva de las personas que reciben los cuidados, es decir, en el momento de la atención; pero desde las políticas públicas que tienen que ver con la sanidad se debe enfatizar más su importancia. Hay que situar el cuidado en el centro del sistema sanitario, ya que esto es indispensable en estos momentos, tanto en sociedades desarrolladas como en otras menos desarrolladas. El cuidado lo aportan profesionalmente las enfermeras, por lo tanto no es un deseo de las enfermeras, estamos hablando de un derecho de los ciudadanos.
¿Cree que la pandemia ayudó a que se valore más?
—Creo que en el momento de la pandemia se valoró mucho lo que hicieron todos los profesionales, pero después se tendría que haber estructurado el sistema para dar más competencias a la inversión en cuidados. Fue un toque enorme de atención, tuvimos la suerte de que se desarrolló la vacuna, pero mientras tanto tuvimos que cuidar a las personas que estaban en los hospitales y poner todas las medidas para evitar contagios. El dossier que presenta este año el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) en la celebración del Día Internacional de la Enfermera, que se celebra cada año el 12 de mayo, evidencia, por ejemplo, que en los países desarrollados, por término medio, uno de cada 10 ingresos hospitalarios da lugar a un problema de seguridad o un acontecimiento adverso. Tratar esas complicaciones supone, sigue diciendo el CIE, alrededor del 13 % del gasto sanitario total. Si nos centramos en asegurar los cuidados de calidad que pueden dar las enfermeras cuando tienen competencia y un entorno adecuado, hay evidencia clara de que se previenen dichas complicaciones. Las estadísticas sobre que cuanto mejores cuidados se dan más se reducen los riesgos de enfermar son abrumadoras. Por cada euro invertido en la prevención de las infecciones nosocomiales se puede obtener un retorno de siete euros, demuestran los estudios.
Ha dedicado 40 años a la enseñanza. Con retrospectiva, ¿le hubiera gustado haber estado más en primera línea?
—No, hice la elección porque creo que estoy muy cómoda con la enseñanza y en realidad nunca he abandonado la primera línea, porque la enseñanza se retroalimenta de ésta.
¿Cuál ha sido la materia que más le ha gustado enseñar o sobre la que más ha incidido?
—Me han gustado mucho las tres ramas que he impartido, he tenido una suerte enorme. Me parece que todas son imprescindibles para la profesión: la gestión, para organizar las cosas bien; la historia, para saber de dónde venidos y poder mejorar el presente y futuro; y la ética, porque me ha encantado y me encanta discutir y reflexionar sobre los valores básicos de nuestra aportación profesional.
¿Cómo ve el panorama actual para las nuevas generaciones de enfermeras? ¿A qué retos se enfrentan?
—Siempre le digo a las enfermeras que han elegido la mejor profesión del mundo, porque nada va a sustituir a los cuidados. El reto es defender el derecho a los cuidados que tienen las personas y saber ejercer esos cuidados de la mejor manera para que se cumpla ese derecho. Los responsables sanitarios tienen que darse cuenta de que invertir en la mejora de las condiciones de trabajo de las enfermeras, en su fidelización a los hospitales y centros de salud, es fundamental para asegurar que se da el cuidado correcto. Estamos hablando de un derecho básico, que no es responsabilidad de las enfermeras sino de todos. En este momento, la demografía y las circunstancias de desarrollo actual de los países, tanto los de alta renta como los de baja, hace indispensable la prestación de cuidados porque eso es lo que necesita la ciudadanía para poder desarrollarse. Por supuesto, es fundamental que el sistema sanitario proporcione un diagnóstico y un tratamiento lo más adecuado posible pero, sin duda, lo que hace la vida digna de ser vivida es que sepamos cuidarnos y que nos cuiden bien cuando nosotros no podamos hacerlo , y eso es, precisamente, lo que aportan las enfermeras. Por eso, las enfermeras queremos que la voz del cuidado, la voz enfermera, se escuche en todos los ámbitos de toma de decisiones del sistema sanitario. Es nuestro principal compromiso con la ciudadanía.
«Las enfermeras queremos que nuestra voz se escuche en los ámbitos de toma de decisiones sanitarias»