«La media de edad de estos trastornos es cada vez más baja»
La psicóloga del IBSMIA María Carrera asegura que cada vez hay más casos y ve fundamental una asociación para las familias
«La media de edad de menores que presentan un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es cada vez más baja. Si antes, el inicio se situaba en torno a los 14 o 15 años, ahora vemos casos de 13 años, incluso de 12. La tendencia es esta, según un estudio danés que ya lo advirtió en 2015». Así lo afirma la psicóloga del Instituto Balear para la Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia (IBSMIA) de Son Espases, María Carrera, la única especialista en su campo que atiende a menores con estos tipos de trastornos que, según datos oficiales, afectan a un 7 % de la población entre los 12 y
22 años. Otros dos problemas que han agravado esta media han sido la pandemia y que la maduración biológica de las chicas –sobre todo los TCA afectan a este género– es más temprana, y eso, en palabras de la especialista, «hace que se preocupen más por su cuerpo».
No olvida el factor social, el de las redes sociales, que tanto daño han hecho en los últimos años y que están en el punto de mira de los más críticos con la tecnología en edades infantiles: «Es un medio donde están todo el día expuestos como si eso fuera un escaparate y sacan preocupaciones que son exageradas. En su día, criticábamos los medios de comunicación o los anuncios en televisión. Pero hoy el foco está en Instagram o Tik Tok. Allí creen cosas que no son», apunta.
Los trastornos de la conducta alimentaria más frecuentes son la anorexia y la bulimia. Son alteraciones alimentarias que desencadenan
enfermedades físicas y psíquicas. En los últimos años, desde el IBSMIA han experimentado un crecimiento exponencial de casos, pasando de 57 en 2019 a 218 en 2022. La situación de 2023 y este año son similares: unos cien casos anuales.
Carrera constata que es «fundamental» la existencia de una asociación. Actualmente, este servicio no existe y muchos padres se sienten desamparados: «Faltan recursos en todos los sentidos, y estamos hablando de un trastorno que no se resuelve en meses, sino que hacen falta entre 2 y 6 años», afirma. Ante todo, recuerda que existen consultas individuales, para los hijos, y grupales, para los padres. Lo importante, dice, «es que los padres tomen conciencia».