Mozart-Da Ponte-Quetglas
La lluvia deslució y prácticamente arruinó el estreno del Don Giovanni que tenía preparada la Orquestra de Cambra de Mallorca en el Claustro de Pollença, con lo cual, el que tuvo lugar el pasado sábado en el Teatre Principal d’Inca puede considerarse un estreno, el estreno. No tan solo por eso. La hipotética semiescenificación del espectáculo no es tal y eso se lo debemos a Miquel Àngel Raió, el responsable de la dirección artística. És cierto que no había decorado al uso operístico, ni de ningún tipo, pero quede claro que la historia del burlador transcurre con una acción muy clara y convencional, en el mejor sentido de la acepción. El ritmo, por otra parte, resulta fundamental para poder seguir a la perfección las correrías de Don Juan y su ‘sanchopanza’ Leporello. Por todo ello, el público, que de nuevo llenaba prácticamente todo el aforo del teatro, no se perdió detalle alguno de la consabida historia.
Bernat Quetglas y la Orquestra de Cambra de Mallorca apuntan alto. La Pastoral, de Beethoven, La Pasión según San Mateo, de
Bach, y cierran esa inmensa trilogía con la mejor ópera que compuso Wolfgang Amadeus Mozart, que es Don Giovanni. Una producción local casi al cien por cien, salvo el protagonista, Pau Gamero, y Ximena Agurto que cantó Donna Anna. El resto, de cosecha propia, puesto que Jorge Tello, que hizo un Leporello memorable, podemos considerarlo local. La Zerlina de Margarita Rodríguez, también estuvo al máximo nivel, graciosa, con un registro muy adecuado, y como partenaire a Joan Miquel Muñoz, un Maseto no menos adecuado. Antonio Aragón fue Ottavio, y cumplió con creces, a pesar de las dificultades. Donna Elvira la cantó, de nuevo, con todos los atributos del personaje, Inma Hidalgo. Impresionó Sebastià Serra con su interpretación del Commendatore. La batuta de Quetglas no dejó lugar a dudas. Además de ambición interpretativa hubo talento y la orquesta, lo mismo que el reducido coro, respondió en todo momento.