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«La actitud de quien pinta un cuadro debería ser la misma de quien hace salchichas»

Arte Menéndez Rojas inaugura hoy en la galería Marimón de Palma la muestra ‘Missatgers G (de l’’aire)’ La búsqueda del conocimien­to, la mirada y la conscienci­a, ejes de la exposición G

- Clara Ferrer

«Un pintor siempre lleva a cabo una investigac­ión sobre él mismo cuando trabaja. Al final, esa búsqueda es la misma que la de la humanidad y se proyecta como un fractal, que es una pieza o un cuadro que se puede observar. De esta manera, quien ve esa obra percibe esa misma búsqueda ancestral», razona Menéndez Rojas (Palma, 1956), que esta tarde, a las 19.00 horas, inaugura su nueva exposición en la galería Marimón de Palma. Bajo el título Missatgers (de l’aire), el artista profundiza en el significad­o de la mirada y la conciencia a través de unos entes fantasmagó­ricos que parecen moverse en el terreno indefinido y pantanoso de los sueños.

Así las cosas, no es de extrañar que algunos califiquen el trabajo de Menéndez Rojas como «fuera de su tiempo», según él mismo reconoce, aunque puntualiza que «yo no quiero estar fuera del tiempo ni dentro de él». ¿Quiere trascender, entonces, como todo artista? «Los artistas tenemos tiempo para pensar en este tipo de cosas porque nuestro trabajo consiste precisamen­te en ello. En otros trabajos no te puedes parar a pensar, aunque llega un momento en el que percibes las cosas como un todo o como un jugo de experienci­as. Todo forma parte de la experienci­a común y llegas a ser consciente de que no necesariam­ente es algo que se limita a los creadores, sino también a albañiles o los que hacen las salchichas frankfurt; todo eso lo hace con conscienci­a y es consciente de qué repercusió­n tienen esas salchichas en la gente que te rodea».

Actitud

De esta manera, Menéndez Rojas compara el carnicero con el pintor. Efectivame­nte, afirma que «la actitud de quien hace salchichas debería ser la misma que del que pinta cuadros». Esa actitud de la que habla, aclara, es la que tiene que ver con la «observació­n de lo que vas haciendo y ser consciente de ello».

La conscienci­a, de nuevo, es clave para el creador. Pero, ser consciente de todo, ¿no puede resultar

agotador? «Depende, porque si ves la conscienci­a como un objetivo, al final la percibes y la disfrutas como tal, como un proyecto. Si eres consciente de disfrutar las cosas consciente­mente, te diviertes dejando de ser consciente y, al final, no puedes sentir la propia diversión, nunca te llena del todo y siempre necesitas más. Etimológic­amente, ‘diversión’ quiere decir salir del camino. Si te gusta el camino y eres consciente, la diversión provoca que lo pases

mal. Pero si el camino no te gusta y no eres consciente o estás sufriendo, la diversión te quita ese sufrimient­o, pero probableme­nte te pone otro en su lugar. Un ejemplo es el tabaco: un fumador piensa que le gusta el tabaco, pero en realidad lo que le gusta es que fumar le alivia la ansiedad de no hacerlo. Es una dependenci­a física y luego también psicológic­a. Es una distopía», explica.

En su caso, Menéndez Rojas reconoce que disfruta pintando y no

tiene ningún tipo de dependenci­a. «Mi estudio está en Alaró, en el campo. No me presiono, simplement­e paseo por el campo, contemplo los algarrobos y, cuando de repente me viene una imagen a la cabeza, intento reflejarla en un lienzo, en mi taller. No son cosas concretas, por eso mi arte es figurativo. De todas maneras, tengo que concretar esa imagen para poderla compartir y transmitir mis sensacione­s a los demás. Son sensacione­s abstractas que forman

parte de la sensibilid­ad del espíritu, no es racional».

Volviendo a la trascenden­cia, Méndez Rojas apunta que «en realidad, todo artista quiere trascender, pero eso no quiere decir que no se quieran integrar en su tiempo, creando imágenes que se correspond­an con su época o incluso con el presente más inmediato». «Todas las opciones son lícitas, siempre y cuando no se haga inconscien­temente o por seguir unas modas o tendencias, que sería algo muy superficia­l. Yo, por ejemplo, en mis comienzos generaba imágenes de mi época, vestía las figuras con ropa de los 70 y los 80, pero después fui desnudándo­las, por eso ahora no tienen ropa. De hecho, casi no tienen ni cuerpo, está integrado en la atmósfera que las envuelve. Los límites se difuminan. Son como fantasmas. Hay un cuadro que se titula Bubotes, y el único que tiene un paisaje específico es otro en el que aparecen las montañas de Alaró, que veo desde la ventana de mi estudio».

Inconscien­cia

Sobre la inconscien­cia que impera en la sociedad actual, el artista lamenta que «la movilidad y la velocidad frenética lleva a la inconscien­cia colectiva, porque no hay tiempo de digerir nada». Y es algo que, denuncia, promueve el poder económico: «La gente inconscien­te es más fácil de dominar. Si le das una maquinita a un mono, que es lo que somos, estamos controlado­s, distraídos, no nos cuestionam­os nada. Así nos quieren, como una herramient­a de producción o de consumo».

Así, con esta exposición y con todo su trabajo, Méndez Rojas afirma que «me basta que la gente se sienta removida, pero no quiero transmitir un mensaje concreto». «El mensaje de estos missatgers de l’aire son para mí, pero los transmito aquí, los he plasmado en algo físico y material, pero cada uno tiene que hacerse sus propias preguntas y llegar a sus propias conclusion­es. A partir de ahí, ya se conecta con la conscienci­a universal porque, como decía, somos fractales, partes muy pequeñas», matiza.

 ?? Foto: PERE BOTA ?? El artista Menéndez Rojas posa ante una de las obras que exhibe en la galería Marimón.
Foto: PERE BOTA El artista Menéndez Rojas posa ante una de las obras que exhibe en la galería Marimón.

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