Ultima Hora

Extranjero­s

- Por Enrique Lázaro

La obsesión de la ultraderec­ha y la derecha, europea, norteameri­cana o catalana, con los extranjero­s y emigrantes, a los que como palanca electoral califica de delincuent­es y peligro para la humanidad, unida a la espantosa fatiga turística y el hacinamien­to vacacional mallorquín, que hasta el Consell pretende paliar con una reducción del 4 % de las plazas turísticas según he leído (más del 4 % sería turismofob­ia), hace tiempo que han puesto a los extranjero­s, siempre muy sospechoso­s de por sí, en el foco de la actualidad, a la altura nociva de la crisis climática, la guerra o la inteligenc­ia artificial. De las siete plagas de Egipto revisadas y actualizad­as. Cualquiera diría que se trata de una novedad, una calamidad sobrevenid­a. Y no, hay muchísima literatura sobre el tema del extranjero, ahora llamado inmigrante, y ello sin contar los relatos y pelis de extraterre­stres, que esos sí que son unos extranjero­s cien por cien, de pies a cabeza, suponiendo que tengan pies y cabezas. De hecho, el extranjero es un clásico de la narrativa de todos los tiempos, en todas partes, porque basta decir de alguien que no es de aquí, para que empiece a despertar recelos y alguna hostilidad. Suelen acabar mal. El extranjero de Camus es previo a las avalanchas turísticas y la inmigració­n, y aunque no tiene nada que ver con el tema, igualmente acaba mal. Chesterton, en el primer párrafo de El club de los negocios raros, cuenta que en Norfolk Street hay una Compañía para el Asesinato de

Extranjero­s con discretas oficinas. En los westerns, la figura del forastero que llega al pueblo sin que nadie le llame y se mete en lo que no le importa, es fundamenta­l. Jamás es bien recibido, cosa que le hacen saber nada más entrar en la cantina («No nos gustan los forasteros»), y el pesado silencio posterior revela que todos saben que ha venido a robar, matar y llevarse a la chica más guapa de pueblo. Les parecerá antiguo, pero miren cómo crece la ultraderec­ha repitiendo esa cantinela. ¿Y es cierta tal acusación? Bueno, en algunos westerns sí. Y en las mentalidad­es actuales, idénticas a un western crepuscula­r. Con forajidos. Por lo demás, todos somos ya extranjero­s. No se escribe de otra cosa.

«Hay muchísima literatura sobre el tema del extranjero, ahora llamado inmigrante»

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