Vanity Fair (Spain)

LA JOYA DE LA FAMILIA

Su bisabuela la reina Victoria Eugenia fue una de las responsabl­es de que Cartier fuera reconocida como “joyero de los reyes y rey de joyeros”. Simoneta Gómez-Acebo cumple 25 años en la casa, de la que es directora de comunicaci­ón, y nos habla de su idea

- Por VIRGINIA GALVÍN

Simoneta Gómez-Acebo, sin protocolos

Exactament­e a los quince días de entrar en Cartier, Simoneta llamó a mi despacho para pedirme un anticipo sobre su salario. Me extrañó, así que le pregunté para qué lo quería. Deseaba invitar a una copa en una conocida discoteca, para correspond­er a las veces en que la invitaban a ella, y no tenía suficiente dinero. El recuerdo aún me hace sonreír”. La anécdota me la cuenta Antonio Candil, entonces director general de la marca y primer jefe de Simoneta Gómez- Acebo ( Madrid, 1968) a quien a petición de su padre, LuisGómez-Acebo, contrató como vendedora cuando la firma de lujo abrió su primera boutique en España, en 1990.

Han pasado 25 años. La mujer que tengo sentada delante de mí, fumando un cigarrillo R1 tras otro, bajos en alquitrán y nicotina, tras partir cuidadosam­ente cada filtro por lamitad, es hoy directora de comunicaci­ón de Cartier, conocido como “joyero de reyes y rey de joyeros” gracias a la exquisita clientela de cabezas coronadas que fue acumulando desde que abriera en París en 1847. Alta, distinguid­a, de hueso contundent­e y voz profunda, atronadora —“un horror, ojalá pudiera cambiarla”— María de Fátima Simoneta Luisa GómezAcebo y Borbón prefiere obviar en su discurso a insignes parientes suyas, como su bisabuela Victoria Eugenia, que contribuyó a convertir la firma en leyenda con la ayuda de piezas tan célebres como la corona real de esmeraldas, rubíes y brillantes con la que la esposa de Alfonso XIII posó para un cuadro de Álvarez de Sotomayor.

Sin embargo, cuando dejo caer su nombre junto a los de María Bonaparte, Grace Vanderbilt, Liz Taylor o la duquesa de Windsor, personalid­ades apabullant­es que lucieron importante­s diseños de la marca, ella se limita a conceder: “Sí, bueno, ellas han creado un espíritu, han marcado tendencia en sus épocas…”

¿Qué recuerda usted de su primer día de trabajo?, quiero saber. “Yo tenía 21

“SE PUEDE SENTIR AMOR PROFUNDO POR ESPAÑA SIN SER MONÁRQUICO, AUNQUE EN MI CASO AMBOS VAN UNIDOS”

años y estaba muy nerviosa. Me decía: ‘¿Pero qué hago aquí, si no sé nada del lujo?’. ¡Si es que no sabía nada de la vida…!”.

Antonio Candi l reconoce que al ficharla “tenía algunas reservas, pero se disiparon. Nunca usó el nombre de la Familia Real, jamás utilizó sus apellidos para destacar o significar­se. Se lo ganó con su trabajo”. Un día recibieron la visita de María de las Mercedes de Borbón y Orleans, y en un aparte, recuerda Candil, “cogió mis manos entre las suyas yme dijo: ‘Cuide usted demi nieta”.

—Empezó a trabajar muy joven porque no le gustaba estudiar y supadre decía que no quería vagos en su casa…

— Sí, pasé por varios colegios y luego hice un primer año de universida­d, pero no me divertía nada. Yo aprendo más de la vida que de los libros, por mi carácter activo, pragmático. Así que me fui a Londres a hacer un curso de arte en Sotheby’s. Compartía piso con cuatro chicas y nos llevábamos divinament­e. Yo me adapto muy bien a todo.

— Será porque es de familia numerosa, la mayor de cinco hermanos, todos varones.

— Sí, eso ayuda y hace que si tienes que dormir con tres en un cuarto, no pase nada. Las familias numerosas no tenemos conciencia de individual­idad. No existe el yo. Eres un número entre otros muchos. Y lamía era muy movida. Imagínate a cinco hijos con solo seis años de diferencia… Mi padre era el ejemplo, un hombre íntegro, y mimadre una madre coraje. Más de una vez le pidió a mi padre que parara el coche: “Luis, sigue tú que con esta tropa yo no voy a ninguna parte”.

Oyéndola uno corre el riesgo de pensar que está con una mujer más. Una coetánea divorciada — del músico José Miguel Fernández- Sastrón— y madre de tres hijos de 15, 19 y 23 años, que actualment­e lee Juego de tronos, recibe clases de boxeo a domicilio, bebe CocaCola a espuertas, un año le da por hacer mermeladas y otro por aprender a elaborar velas, y compra casi todo por Internet. Que suele repetir los mismos zapatos de Zara con plataforma para los compromiso­s sociales. Que una vez hizo la dieta del bocadillo y perdió ocho kilos. Como usted y como yo. Nada coqueta, confidente, tan enemiga de las prendas ajustadas comodel protocolo innecesari­o. Cero dramática. Cercana, muy cercana, aunque su timidez —reconoce— la puede hacer parecer antipática en ocasiones. Hermana de cuatro nombres presentes en mayor o menor medida en las revistas del corazón —Bruno, casado con Bárbara Cano; Beltrán (exmarido de la modelo Laura Ponte); Fernando (ex de Mónica Martín Luque), y Juan, casado con la estadounid­ense Winston Carney—, con los que se reúne cada domingo a comer en casa de sumadre. Habitual en el Rastrillo Nuevo Futuro, que también preside su madre.

Porque no hay que olvidar que su madre es doña Pilar de Borbón, hermana del rey Juan Carlos, y ella es prima del rey Felipe VI. O sea, que ha sido testigo cercano y privilegia­do de la historia reciente de España. Que ha jurado bandera ante la Guardia Real. Y que entre sus credencial­es está precisamen­te esa, la grandeza de España—“lo que significa tener muy claro que mi país tiene prioridad sobre muchísimas otras cosas de mi vida”, asegura—. Que su infancia y juventud estuvieron en el foco de la prensa social, testigo de sus competicio­nes a lomos de su caballo Duz-Dan y de los alegres veranos en Palma de Mallorca. También de su boda, el 12 de septiembre de 1990, mucho antes que las de sus primas las infantas Elena y Cristina. “La boda del año”, como glosaron los cronistas, con un millar de invitados, llena de autoridade­s y representa­ntes de la nobleza internacio­nal. Ella tocada con la famosa tiara rusa de platino, perlas y diamantes de su abuela María de las Mercedes y con un espectacul­ar vestido de Dior.

Ese día lo recuerda con claridad Teresa Belmonte, la mejor y más antigua amiga de Simoneta. La misma con la que perpetró inocentes gamberrada­s en el patio del colegio de monjas francesas Saint Dominique, y que me la describe como “justa, reflexiva, optimista, desprendid­a y tozuda, pero solo quince minutos, juerguista hasta que fue madre, como todas, y muy consciente de la responsabi­lidad y el peso de sus apellidos”. Y prosigue: “Yo estuve con ella y con sumadre mientras se vestían en la Almudaina. Desde la ventana veíamos a mucha gente arremolina­da frente a la catedral de Palma de Mallorca. Nosotras en rulos y ropa interior. Doña Pilar decía: “¡Ay madre, si mirasen ahora hacia arriba!”.

—Dijo usted en una ocasión que en los noventa fue “una cabra loca”, pero que siempre ha tenido muy claro quién era. — Creo que visto con la perspectiv­a de hoy, y dentro de la inconscien­cia propia de esa edad, mi juventud fue enormement­e sana, divertida y nada truculenta.

—Da la sensación de que la educaron con cierta libertad.

— Sí, porque mis padres pensaban que tú tienes que ser el dueño de tu destino, y mientras cumplieras todo les parecía bien. Creo que a base de prohibir solo consigues intensific­ar el deseo de lo prohibido.

— Siempre habla con admiración de sus padres e insiste en la dureza de la vida de doña Pilar…

— Hombre, es que es muy duro nacer en el exilio y estar treinta años lejos de tu patria, sobre todo con esa conciencia de España tan profunda y ese amor ilimitado que sentía mi abuelo, don Juan. Para mi madre fue muy doloroso, y eso a pesar de que son una familia muy alegre y positiva que no

“CREO OUE LA UNICA RAZÓN PARA DESHACERME DE UNA JOYA CON VALOR SENTIMENTA­L ES LA NECESIDAD. ESMÁS IMPORTANTE­QUE MIS HIJOS PUEDAN ESTUDIAR”

llora sobre leche derramada y que intenta sacar lo mejor de la peor circunstan­cia.

—¿Cree que se puede sentir amor a España sin ser monárquico?

— Sí, creo que sí. El mío viene unido a un profundo amor y respeto a la monarquía, pero no tienen por qué ir ligados. Ahora, si van juntos, mejor.

—Amí seme sigue haciendo raro lo de “Rey Felipe y Reina Letizia”, ¿y a usted?

—No, para nada. Yo los veo muy acoplados y además me siento muy orgullosa del magnífico principio que están teniendo los dos. Los admiro muchísimo.

Es mediodía y luce un cielo de invierno madrileño, de ese que pasa del azul intenso a los cirros y disimula el frío con una luz brillante proyectada sobre las fachadas del barrio de Chamberí, donde hacemos las fotos. Simoneta sale al balcón a fumar — fuma desde los quince años y solo una vez intentó dejarlo—, y ahí se permite espontáneo­s comentario­s off the record sobre su familia, por sus nombres de pila, confiada en que nadie traicionar­á su naturalida­d. Mirándola pienso que hay una Simoneta casual, esa a la que llaman “Simo” sus allegados y sus compañeros de trabajo, y otra regia, que no olvida ni un instante quién es y el peso de la historia de su estirpe. Una Simo que sale con Mariola Orellana, con Rosario y Lolita Flores, y una Gómez- Acebo Borbón que jamás hizo topless, comome confió su amiga, porque tenía bien claro que un fotógrafo podía sorprender­la. Unamujer que, como jefa, asegura tener “manga ancha” —“creo que a mí no me toca hacer de profesora, sino ponerme al servicio de mi equipo”— y que parece sobrevolar sus palabras, que a menudo suenan a sentencia, como para dotarlas de ligereza.

— ¿ Alguna vez ha deseado nacer en una familia anónima?

—Pues no, porque tú naces con tus circunstan­cias y eso te ayuda a conformar tu carácter, así que de haber crecido en una familia anónima sería otra persona.

—¿Cuál ha sido el momentomás complicado de su vida?

— Han sido dos. Primero con la enfermedad de mi padre, que tuvo un cáncer siete años, del que murió. Y luego con mi marido, al que le diagnostic­aron lomismo pero que gracias a Dios está perfecto.

— Cuando murió su padre usted se acababa de casar y su madre se quedó al frente de la familia.

— Sí, perdió a su compañero de vida, era un matrimonio muy bien avenido, y quedó al frente de una casa con muchas demandas. Diciéndose: “Y ahora ¿quién me ayuda a mí?”. Siempre repite que con su nombre acertaron, porque se ha sentido pilar, con minúscula, toda su vida. Es la persona a la que más admiro, jamás se rinde, tiene un ala protector amuy grande y estamos muy unidas. Aunque ella siempre dice que nos quiere a todos por igual, “pero no a la vez ni al mismo tiempo”.

—Usted se casó muy joven, y se separó en 2009. ¿Qué se aprende de un divorcio?

— Pues que el trasfondo del cariño perdura y tiene sentido, ¿ no? Aunque mi divorcio fue muy amistoso, muy tranquilo. Lo que no significa que de repente no te veas sola y al borde del abismo y digas: “Uff, ¿ y ahora qué?”.

Apocos metros de donde se desarrolla la entrevista un vigilante de seguridad custodia las joyas del repor taje. Un botín impresiona­nte que recuerda el esplendor de una casa que fue pionera en el uso del platino, que se rindió al exotismo de la India y al estilo Art Nouveau de finales del siglo XIX. Que revolucion­ó la alta joyería incorporan­do reptiles, libélulas, serpientes o la icónica pantera recuperada una vez más para la última colección de la firma.

— Usted trabaja rodeada de lujo, ¿eso la anestesia contra el asombro?

— Siempre he sabido distinguir muy bien valor y precio. Para mí el verdadero lujo es aquello que no se puede comprar con dinero, como ir a buscar a mi hija María al colegio y queme diga que ha sacado una buena nota en matemática­s.

—¿Cuesta defender el lujo en tiempos de crisis?

— Afortunada­mente aunque nosotros estemos en crisis hay quien sigue teniendo poder adquisitiv­o, y eso da trabajo a muchas personas. Paramí es una enorme suerte trabajar rodeada de piezas de joyería tan impresiona­ntes.

— ¿Cuáles son a su juicio las razones para desprender­se de una joya única que tenga valor sentimenta­l?

—Yo creo que la necesidad, no encontrarí­a otra razón para deshacerme de algo así. Prefiero que mis hijos puedan ir al colegio y estudiar que conservar una joya, que al fin y al cabo no deja de ser un objeto.

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 ??  ?? PRESENCIA Simoneta lleva jersey de punto de Escada, pantalón deMarela, brazalete Love y collar Trinity, ambos de Cartier.
PRESENCIA Simoneta lleva jersey de punto de Escada, pantalón deMarela, brazalete Love y collar Trinity, ambos de Cartier.
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 ??  ?? SOMBRAS YHUMOVesti­da con de Boss, jersey de Cruciani, pantalón de cuadros de Marela y pulsera Juste un Clou y pendientes­de Cartier.
SOMBRAS YHUMOVesti­da con de Boss, jersey de Cruciani, pantalón de cuadros de Marela y pulsera Juste un Clou y pendientes­de Cartier.

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