Más esmoore
El mundo la descubrió, desnuda de cintura para abajo en una acalorada discusión de pareja, en Vidas cruzadas (1993) de robert altman. Inicialmente, la escena era para Madeleine Stowe. Pero la actriz, superada, acabo pidiéndole otro papel al director. Julianne Moore, una recién llegada, no solo aceptó el reto, lo remató con una frase digna de Lauren Bacall o ava gardner: “tengo una primicia: soy pelirroja auténtica”.
tan auténtica como pelirroja, Moore no ha dejado de demostrar desde entonces que no hay papel pequeño es una robaescenas; amable, pero robaescenas al fin y al cabo ni obstáculo demasiado grande para ella. recogió el testigo de Clarice Starling cuando Jodie foster se hartó de Hannibal Lecter, y se enfrentó a los dinosaurios de Parque Jurásico porque Laura dern se cansó de correr delante de ellos.
a sus 54 años, la actriz podría relajarse. tiene el estatus de las grandes de Hollywood y conserva esa belleza pecosa, frágil y rara que la convierte en una especie única y deseable. Sinembargo, mantieneunaactividadvolcánica. enunosmeses ha dignificado los últimos capítulos de Los juegos del hambre; cumplido el sueño de miles de fans reencontrándose con Jeff Lebowski Bridges en El séptimo hijo; dado réplica a la testosterona de Liam Neeson en Non- Stop ( Sin escalas) y protagonizado una escena memorable en Maps to the Stars, de david Cronenberg: en el váter, evacua mientras muestra su absoluta falta de escrúpulos a una atónita Mia Wasikowska.
Nada comparado con su papel en la recién estrenada SiempreAlice, en laque interpretaaunaprofesoraenfermade alzheimer. donde otros verían una oportunidad para sobreactuar, ella hace un ejercicio de contención. además de ser pelirroja auténtica, Moore puede ser vulnerable.