HA NACIDO ( OTRA) ESTRELLA
E l olfato para los negocios es como el sentido del estilo: algo cuyo origen es muy difícil de identificar y que se tiene o no se tiene. Carolina Herrera creció, como ella misma ha contado, “viendo cosas bonitas”: a los 13 años presenció su primer desfile de Balenciaga; a los 18 contrajo matrimonio con un terrateniente caraqueño cuya madre — su suegra— le regalaba vestidos de Lanvin y Dior; a los 29 se casó con el que aún es su esposo (Reinaldo Herrera, marqués de Torrecasa) y para entonces ya estaba acostumbrada a un estilo de vida en el que codearse con la realeza europea o la vanguardia artística neoyorquina era lo normal. Todo esto podría explicar su hiperdesarrollado sentido estético.
Cuando Diana Vreeland, entonces directora de Vogue, la convenció para que diese el salto y crease su propia firma a los 40 años, nadie (ni Vreeland, ni la industria, ni la propia Herrera) se esperaba lo que iba a ocurrir: la espectacular acogida por parte de la crítica, pero sobre todo la entrega del público. En menos de una década, adelantó por la derecha a Halston, a Diane von Furstenberg e incluso a su buen amigo Oscar de la Renta. Todas estas casas de moda habían conseguido su reputación intentando representar el carisma de la mujer neoyorquina, pero ninguna de ellas poseía el activo que sí atesoraba su competidora: ella misma.
Herrera cumple este año su 35 aniversario. Más de tres décadas representando la quintaesencia de la dama del Upper East Side. Y también tomando decisiones empresariales acertadas: en 1988, lanzó su línea de fragancias y muchos de los productos que puso en el mercado entonces siguen siendo referentes indiscutibles de la perfumería. En 2001, creó su línea más asequible, CH, con los accesorios como plato fuerte. El primer bolso, su ya célebre shopping bag, fue un fetiche para mujeres trabajadoras pero sofisticadas y se convirtió en un superventas planetario. En 2017, CH lanza The Insigna Bag, la primera bombonera de la casa. Un capricho con cadena metálica (opcional) inspirado en las cajas de joyas clásicas que ha nacido con el mismo sino que todo lo que Carolina Herrera hace: triunfar.