VESTIDAS PARA NADAR

Olvide los colores estridentes y los estampados tropicales. Elegante, efectivo e infalible, el negro reivindica su lugar en el guardarropa estival en forma de vestidos mínimos y piezas de baño clásicas. No se resista.

Una galería de Berlín acoge hasta el 18 de noviembre y bajo el título Between Art & Fashion (Entre el arte y la moda) la colección personal de fotografía de Carla Sozzani. Sozzani, periodista reconvertida en galerista y empresaria —en 1990 estableció en el número 10 de Corso Como la tienda multimarca más famosa del mundo, con permiso de la ya extinta Colette—, mecenas de Azzedine Alaïa y hermana de la que fuera directora de la edición italiana de Vogue, Franca Sozzani, era íntima de Helmut Newton. Las instantáneas del fotógrafo alemán (Berlín, 1920–Los Ángeles, 2004) destacan en la muestra.

Sexo. Provocación. Polémica. Estos son los términos que acompañan de forma invariable al célebre fotógrafo. Verano, añado. Seguro que usted también lo ha pensado alguna vez al ver sus imágenes. La que le tomó en Montecarlo a Eva Herzigova en 1997, embutida en un ¿traje de baño? de Thierry Mugler. Las de la sesión de fotos para la edición estadounidense de Vogue, también en la capital del principado (uno de los destinos que visitamos en este número, por cierto), con Cindy Crawford. Esa otra de Nadja Auermann con un ¿biquini? de Chanel. En todas, las maniquíes posan en bañador de color negro y con tacones. Una imagen poderosa que nos enseña que otro verano es posible, sin pareos ni chanclas. Sin concesiones.

Los vestidos de terciopelo de Saint Laurent by Anthony Vaccarello y los dos piezas —de buena licra, naturalmente— son tan necesarios como el protector solar. Si la inspiración de Newton le parece un exceso, aquí tiene otra: Romy Schneider en La piscina (1969). Un motivo más para renunciar al color: “Una mujer vestida de negro es un trazo de lápiz”, decía Yves Saint Laurent. ¿Se le ocurre una forma mejor de mantener la compostura? �